David Card, Nobel de Economía 2021; investiga los efectos del salario mínimo e inmigración
“La inmigración no quita empleo a los trabajadores locales”
¿Edad? Mi abuela vivió 102 años. Soy canadiense: no nos creemos la tribu elegida. Cuando demostré que un salario mínimo coherente no genera desempleo muchos economistas dijeron que falsificaba los datos. La historia demuestra que la educación precede a la prosperidad. He disertado en la Pompeu Fabra. (Foto: Mané Espinosa)
La Vanguardia, , 30-10-2024Al taxista local ¿le daña la competencia de inmigrantes?
El problema de verdad para un taxista español es Uber y demás plataformas. Lo que hemos demostrado con nuestra investigación es que los inmigrantes no les quitan los empleos a los locales.
¿Cuanto más trabajamos todos, más empleos creamos para todos?
Así es. El mercado de trabajo no es de suma cero. No hay, digamos, mil empleos y que si vienen 500 inmigrantes que trabajan más barato les quitan el empleo a 500; la economía no es tan simple.
Algunos lo ven así.
Si lo investigaran, verían que en realidad, los nuevos trabajadores generan nueva demanda y consumo, que crea más empleos…
¿Y si vienen 5.000 periodistas argentinos a Barcelona?
Es la excepción. Ese efecto de suma cero se nota en áreas muy concretas de especialización. Si llegaran aquí de repente miles de profesores de matemáticas rusos a trabajar por menos sueldo… pues tal vez otros locales perderían su empleo.
¿Cómo se crea empleo si cada vez vienen más inmigrantes a trabajar?
En Berkeley lo puedo ver cada día: un mexicano que llegó como obrero se forma como constructor y, como habla inglés y español, contrata a un equipo de otros mexicanos eficientes que crean una oferta de construir bien a buen precio que no existía.
¿Cómo la crean?
Al ofrecer la posibilidad de reformar tu casa de forma barata y eficiente, más y más residentes invierten en sus viviendas. Y esas reformas generan empleo, riqueza y más impuestos. Si das oportunidades de mejorar en una economía abierta, muchos las aprovechan.
En España puedes pasarte meses e incluso años para lograr un permiso de obras.
Los países con instituciones transparentes y eficientes generan prosperidad compartida; los que no, se empobrecen.
Y si el gobierno impone un salario mínimo, ¿no se destruye empleo?
También demostramos que no. En Nueva Jersey se impuso un salario mínimo en las empresas de comida rápida y comprobamos que, al contrario de lo que dictaba la ortodoxia imperante, aumentarlo no generaba desempleo.
¿Y esa demostración es válida para los mercados de todos los países?
Lo es. Pero, cuando nos dieron el Nobel por demostrarlo, la mayoría de los economistas creyeron que habíamos falsificado los datos. Estaban convencidos de que si subes los salarios obligatoriamente, muchas empresas no pueden ser rentables, cierran y se pierde empleo.
¿Y qué es lo que sucede en realidad?
De nuevo la economía no se pueda analizar de forma mecanicista. Es muy flexible. Un salario mínimo coherente con el valor creado incrementa la productividad y la eficiencia del sector. Treinta años después, otras investigaciones también lo demostraron.
También ha estudiado usted los efectos enriquecedores de la educación.
Se tiende a pensar en la economía como un sistema mucho más rígido de lo que es. Y cuando la haces abierta, flexible y llena de oportunidades, la gente, empezando por los más trabajadores y emprendedores, suele aprovecharlas si las instituciones no entorpecen esas ganas de prosperar.
¿Prosperan más los mejor educados?
Y al prosperar los mejores, prosperamos también todos. La educación es, digamos, el acelerador de esa dinámica.
¿Sin confundir educar con titulitis ?
La historia demuestra que la ventaja económica de EE.UU. se ha basado en su ventaja educativa sobre el resto del mundo.
¿O en su capacidad de atraer talento ya formado de todo el mundo?
Tras la II Guerra Mundial el mundo estaba destrozado y nosotros intactos y con la mayoría de la población muy educada.
¿De ahí el boom norteamericano?
Duró 60 años, hasta que Japón, China, Corea… Asia empezó a tener profesionales bien formados. Y los europeos, también.
Hoy muchos americanos cuestionan la utilidad de ir a la universidad.
Se ha convertido en una línea de división política inversa a la tradicional. Antes estudiaban más los republicanos; hoy es al revés. La derecha populista ridiculiza los doctorados.
¿Por qué?
Saben que muchos votantes tenían un buen empleo industrial sin tener una buena educación. Pero se acabó. Hoy la economía digital que hace prosperar América exige a sus hijos un alto nivel educativo para vivir como sus padres. Y ese malestar…
Let’s make America great again?
Por eso envidio a los europeos que aún tienen partidos que no son de izquierda ni derecha populista.
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