«Mucha gente en la frontera teme la llegada de Trump»
A siete días de las elecciones, LA RAZÓN visita Eagle Pass una de las ciudades limítrofes con el muro que divide EE UU y México
La Razón, , 29-10-2024Desde su inicio, la campaña de Donald Trump no ha dejado de sembrar el odio hacia los inmigrantes. Los bulos sobre las mascotas en Springfield, el reciente chiste sobre los puertorriqueños en Nueva York o su constante tildar a muchos recién llegados de «criminales, asesinos y locos salidos de manicomios», ha creado un clima mediático que, de desembocar en las calles, como sucedió en Ohio con las amenazas bomba, podría tener unas consecuencias nefastas para las ciudades y pueblos situados en la frontera con México. La inmigración es uno de los principales campos de batalla en la recta final de las elecciones, motivo por el que en ciudades limítrofes con el muro que divide a los dos países como Laredo, Eagle Pass, Del Río, Fort Hancock o El Paso, muchos migrantes que ya están en suelo norteamericano tienen miedo.
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«La gente en la frontera teme que Trump gane las elecciones», explica el Sheriff, Tom Schmerber, de 71 años, delante del colegio electoral de Eagle Pass donde el voto anticipado ya ha empezado. Viste como un cowboy de película, es de origen mexicano y antepasados alemanes, y luce una pistola Browning chapada en oro. «Se la robé al Chapo», bromea, en referencia al conocido narcotraficante, este exagente federal y exmiembro de la patrulla de fronteras. «Me jubilé hace doce años para servir a la comunidad de forma directa, por eso me postulé como candidato para Sheriff». En Estados Unidos estos son elegidos cada cuatro años como los políticos. «He vivido muchos cambios en la frontera; lo peor fue el año pasado porque tuvimos momentos muy difíciles. Por ejemplo, aquí en Eagle Pass cruzan unos 100 o 150 inmigrantes al día, pero en 2023 llegamos a tener 15.000. La situación era insostenible, sobre todo porque en México las autoridades no hacían nada. La inmigración es necesaria, pero debe ser regulada para que sea sostenible», cuenta sobre la crisis migratoria que sigue siendo parte fundamental de la campaña de Trump. «La gente tiene miedo de que cierre las puertas a todos los inmigrantes. Y los que ya están aquí temen que los echará del país, tal y como ha prometido» el candidato republicano.
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Políticamente, la seguridad fronteriza sigue siendo un tema altamente polarizado y al que Trump le saca el jugo en todos sus mítines y eventos. En caso de victoria, el expresidente promete un escenario de pesadilla. Habla de «deportaciones masivas» y el uso de la Guardia Nacional para llevar a cabo «la operación de deportación doméstica más grande en la historia de América», en la que asegura que utilizará el Ejército para expulsar a los inmigrantes indocumentados. El plan del magnate es servirse de la antigua Ley de Extranjeros Enemigos, de 1798, que permite al Gobierno federal deportar sin barreras legales a los individuos considerados como amenazas para la seguridad nacional. Una legislación que solo se ha utilizado en momentos de conflicto como durante la Segunda Guerra Mundial.
Otro de los grandes miedos de los migrantes es la promesa de Trump de poner fin a la ciudadanía por nacimiento, cosa que supondría desviarse de las interpretaciones actuales de la 14ª Enmienda, que la garantiza a todos los nacidos en el país. El candidato republicano también quiere aplicar el conocido como Título 42, destinado a bloquear a los solicitantes de asilo «por razones de salud pública». Más aún, cuenta con un paquete de medidas para rediseñar los programas de Estatus de Protección Temporal y la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), destinados a ofrecer protección a los que huyen por razones humanitarias. Trump ha prometido poner fin a dicha protección, cosa que afectaría a más de 1,4 millones de personas y separaría a muchas familias.
Y eso no es todo, el expresidente también ha anunciado planes para introducir una «evaluación ideológica» más estricta con el objetivo de analizar las opiniones políticas y sociales de los solicitantes, y prevenir así la entrada de individuos que los republicanos consideran una amenaza para los valores o la seguridad de Estados Unidos. Es decir, las políticas fronterizas de Trump van destinadas transformar las leyes migratorias, algo que diversos analistas aseguran puede provocar enormes desafíos legales ya que difuminan los límites de las protecciones constitucionales para los que huyen de la violencia y la persecución en sus países.
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«Es difícil ser un migrante, yo lo sé muy bien. Tengo familia en México y entiendo por qué muchos quieren venir», explica el Sheriff sobre la inseguridad que se vive en el país vecino. «En el fondo todos somos inmigrantes, mi tatarabuelo era alemán, por eso me llamo Schmerber». Sobre las medidas que Trump quiere aplicar dice que «solo empeorarán las cosas en los territorios fronterizos, donde es necesaria cierta permisividad porque aquí se necesitan muchos trabajadores». Además, cuenta que las amenazas de Trump ya están provocando un efecto llamada al otro lado. «Muchos quieren venir antes de que gane, y tiene muchas posibilidades. Sus amenazas son muy preocupantes».
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«Yo votaré por Kamala», admite Schmerber. «Las cosas no pintan bien para ella, aunque las encuestas cambian cada día y es imposible saber quién ganará». En la frontera, la vicepresidenta estadounidense se enfrenta a otras cuestiones en las que Trump nada como pez en el agua como son el machismo y la misoginia. «Desgraciadamente, muchos migrantes que deberían votar demócrata no lo harán porque la candidata es una mujer. Entre los mexicanos, y los latinos, hay mucho machismo y, la verdad, no lo entiendo. Por ejemplo, en México tienen una mujer como presidente», dice, sobre Claudia Sheinbaum, «y desde que accedió al poder las cosas les van mejor. A lo mejor eso es lo que necesitamos. Los hombres somos demasiado tercos para la política», añade, sonriendo.
«Estas elecciones son cruciales para nosotros. La crisis del año pasado terminó y ahora lo importante es seguir con las políticas que permitan y regulen la entrada de los inmigrantes. Todos tenemos derecho a comenzar una vida mejor», concluye el Sheriff Schmerber, sobre las medidas aplicadas por la Administración Biden para gestionar el flujo migratorio, que han reforzando la seguridad y restringido la elegibilidad para los demandantes de asilo. Por ejemplo, una reciente orden ejecutiva del presidente demócrata prohíbe a los que crucen sin autorización solicitar asilo en suelo norteamericano. Así ha logrado disuadir las entradas ilegales, aunque estas no se han detenido ni con las presiones económicas de Washington hacia varios países de América Latina y el Caribe para que actúen contra los corredores por donde transitan los miles de desahuciados.
Asimismo, el actual presidente Joe Biden también ha aplicado medidas para luchar contra las redes criminales procurando siempre englobarlas dentro de un apoyo legislativo continuo que ayude a gestionar los desafíos migratorios en la frontera. Desde el inicio de su campaña, su sucesora, Kamala Harris no se ha desviado de la senda establecida por Joe Biden, con lo que es de esperar que aplique medidas continuistas para crear vías legales y reformar el sistema de inmigración en su conjunto, pero sin salirse de los márgenes de la Constitución estadounidense, como si parece dispuesto a hacer su contrincante.Desde su inicio, la campaña de Donald Trump no ha dejado de sembrar el odio hacia los inmigrantes. Los bulos sobre las mascotas en Springfield, el reciente chiste sobre los puertorriqueños en Nueva York o su constante tildar a muchos recién llegados de «criminales, asesinos y locos salidos de manicomios», ha creado un clima mediático que, de desembocar en las calles, como sucedió en Ohio con las amenazas bomba, podría tener unas consecuencias nefastas para las ciudades y pueblos situados en la frontera con México. La inmigración es uno de los principales campos de batalla en la recta final de las elecciones, motivo por el que en ciudades limítrofes con el muro que divide a los dos países como Laredo, Eagle Pass, Del Río, Fort Hancock o El Paso, muchos migrantes que ya están en suelo norteamericano tienen miedo.
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Otro de los grandes miedos de los migrantes es la promesa de Trump de poner fin a la ciudadanía por nacimiento, cosa que supondría desviarse de las interpretaciones actuales de la 14ª Enmienda, que la garantiza a todos los nacidos en el país. El candidato republicano también quiere aplicar el conocido como Título 42, destinado a bloquear a los solicitantes de asilo «por razones de salud pública». Más aún, cuenta con un paquete de medidas para rediseñar los programas de Estatus de Protección Temporal y la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), destinados a ofrecer protección a los que huyen por razones humanitarias. Trump ha prometido poner fin a dicha protección, cosa que afectaría a más de 1,4 millones de personas y separaría a muchas familias.
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«Yo votaré por Kamala», admite Schmerber. «Las cosas no pintan bien para ella, aunque las encuestas cambian cada día y es imposible saber quién ganará». En la frontera, la vicepresidenta estadounidense se enfrenta a otras cuestiones en las que Trump nada como pez en el agua como son el machismo y la misoginia. «Desgraciadamente, muchos migrantes que deberían votar demócrata no lo harán porque la candidata es una mujer. Entre los mexicanos, y los latinos, hay mucho machismo y, la verdad, no lo entiendo. Por ejemplo, en México tienen una mujer como presidente», dice, sobre Claudia Sheinbaum, «y desde que accedió al poder las cosas les van mejor. A lo mejor eso es lo que necesitamos. Los hombres somos demasiado tercos para la política», añade, sonriendo.
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