En los últimos años, la salud mental de los jóvenes en España se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública. En este contexto, se apunta a la precariedad laboral como uno de los factores determinantes con relación al empeoramiento de su estado psíquico y emocional.
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Sin embargo, un reciente estudio del Observatorio Social de la Fundación “la Caixa” ha puesto de manifiesto que no es tanto la precariedad laboral, entendida como no tener un contrato fijo a tiempo completo, sino la sensación de precariedad, la incapacidad de poder llevar una vida digna y de satisfacer las necesidades básicas, la que afecta realmente a su salud mental.

Y pese a que la precariedad laboral y la inseguridad económica son dos fenómenos que impactan de forma desigual a este colectivo en función de los distintos grupos sociales, ese sentimiento de precariedad es común entre ellos y les afecta de manera generalizada e independiente del género, el origen o la edad.

Según los resultados de este análisis, basado en una encuesta realizada en 2023 a 3.012 jóvenes españoles de 20 a 34 años, el 31% de los participantes presenta un riesgo potencial de depresión o ansiedad, y esa precariedad subjetiva sería el principal factor que está detrás de la misma.

La incapacidad de satisfacer las necesidades básicas (24%), de permitirse una vivienda independiente (10%), de vivir una vida digna (4%) y el sentimiento de inseguridad (9%), tanto laboral como en la vida en general, son los principales conceptos con los que los encuestados asocian este sentimiento.
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En definitiva, se trata de una precariedad que va muy unida a la percepción subjetiva de inseguridad que sienten respecto a sus recursos.

En este caso, y pese a que el 63% de los encuestados admite haber vivido como mínimo una dimensión de inseguridad económica en los últimos dos años y haber tenido que hacer ajustes o pedir ayuda para cubrir sus necesidades, este fenómeno sí que se distribuye de forma desigual entre los grupos sociales, a diferencia de la sensación de precariedad.

[H2:Grupos más vulnerables]]
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Así pues, las mujeres migrantes, las personas no binarias y los menores de 30 años son los colectivos más vulnerables a la inseguridad económica, que, según revelan los resultados de este estudio, provoca problemas de salud física o mental al 41% de los jóvenes entrevistados. En cuanto a las fuentes de la misma, destaca la inflación y la subida de los precios de la energía.

En este contexto, el hogar es la mejor protección, ya que quienes viven aún con su familia o en pareja tienen menos riesgo de no llegar a fin de mes, retrasarse con las facturas o no poder pagar un gasto inesperado de 700 euros.