Trump se da un baño de masas en Nueva York en el mitin más oscuro de su campaña

El republicano reúne a Elon Musk, Robert Kennedy, Tucker Carlson y Hulk Hogan en el estadio Madison Square Garden El racismo ha supurado desde la primera intervención, del cómico Tony Hinchcliffe: “Hay una isla flotante de basura en medio del océano. Creo que se llama Puerto Rico”

La Vanguardia, Javier de la Sotilla, 28-10-2024

En la ciudad que forjó su leyenda y que le convirtió en el primer expresidente condenado por delitos penales, Donald Trump ha reunido esta noche a sus mayores aliados para el acto de campaña más oscuro, racista y conspiranoico de este ciclo electoral. A poco más de una semana para las elecciones, los 20.000 presentes en el estadio Madison Square Garden de Nueva York han presenciado una retahíla de xenofobia desde el primer discurso hasta el último.

La lista de oradores invitados a este evento de alto calibre, muy parecida a la que intervino en la convención republicana de Milwaukee (Wisconsin), ha sido encabezada por el hombre más rico del mundo, Elon Musk; el candidato independiente y reciente aliado del republicano, Robert Kennedy; el número dos de Trump, J.D Vance; el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson; el exalcalde de la ciudad y asesor legal de Trump, el imputado Rudy Giuliani; el excandidato republicano Vivek Ramaswamy, el mediático presentador Tucker Carlson, el luchador Hulk Hogan, o los hijos de Trump, Eric y Donald Jr.

Trump recibe su mayor aplauso tras prometer “pena de muerte para cualquier inmigrante que mate a un americano”
El encargado de abrir el melón racista ha sido el cómico Tony Hinchcliffe, que, escudándose en el “sentido del humor republicano”, ha repartido entre chiste y chiste contra los latinoamericanos, los afroamericanos, los palestinos y los judíos. “No sé si lo sabéis, pero ahora mismo hay literalmente una isla flotante de basura en medio del océano. Creo que se llama Puerto Rico”, ha llegado a decir, en un desafortunado comentario contra una comunidad, la puertorriqueña, que representa en estados clave como Pensilvania una parte decisiva del electorado, alrededor del 4%. Horas después, tras la polémica desatada en las redes sociales, su campaña ha tratado de distanciarse: “El chiste no representa el punto de vista del presidente Trump", ha dicho su asesora Danielle Alvarez.

“A estos latinos, les encanta hacer bebés. Les encanta. Nunca se corren fuera, no lo hacen, se corren dentro (they come inside), justo como hicieron con nuestro país”, ha dicho Hinchcliffe, en un juego de palabras que no ha desatado grandes risas entre el público. Luego ha dicho que, en el juego del piedra, papel o tijeras, “los palestinos siempre lanzan piedras, y a los judíos les cuesta soltar el papel”, en referencia al dinero. Y ha dicho que, para Halloween, su único amigo negro “talla sandías” en vez de calabazas, reproduciendo un estereotipo racista que, tras la guerra civil estadounidense, asociaba a los negros con las sandías que cultivaban para resaltar atributos negativos como la falta de higiene. En su repertorio, Hinchcliffe no ha incluido burlas contra los blancos como él y como la abrumadora mayoría de sus oyentes.

En el último discurso de la noche, Trump ha reproducido su lenguaje habitual. Ha vuelto a llamar “animales” a los inmigrantes indocumentados y ha dicho que “Kamala (Harris) ha importado inmigrantes criminales de prisiones, manicomios y hospitales psiquiátricos de todo el mundo, desde Venezuela hasta el Congo”. Ha dicho que las bandas criminales “están matando a gente por todo el país, especialmente en Aurora”, pero “ahora incluso han tomado Times Square”, una afirmación que los asistentes han podido comprobar que era falsa andando diez minutos hacia el norte a la salida del mitin.

“Esa es la época en la que tenían ley y orden”, dice el republicano de 1798, cuando la esclavitud era legal
Trump se ha llevado uno de los mayores aplausos de la noche cuando ha prometido que habrá “pena de muerte para cualquier inmigrante que mate a un ciudadano americano o un agente de policía”. Y ha vuelto a invocar la Ley de Enemigos Extranjeros del año 1798 –que permite la deportación sumaria de personas de países con los que EE.UU. está en guerra o que han invadido el país– para expulsar a los indocumentados que cometan delitos. “Esa es la época en la que tenían ley y orden”, ha dicho, en referencia a un momento histórico en el que la esclavitud era legal.

No han faltado referencias a los demócratas como el “enemigo interior”, una expresión que, desde que la pronunció por primera vez en Butler (Pensilvania), repite en cada discurso. “Nos enfrentamos a algo mucho mayor que Joe o Kamala. Y mucho más poderoso. Es una enorme, viciosa y corrupta maquinaria de izquierda radical que dirige al Partido Demócrata. Solo son veletas, que harán todo lo que quieran. Conozco a muchos de ellos. Son un grupo amorfo de personas… son de hecho el enemigo desde dentro. Y tenemos que derrotarlo”, ha afirmado, antes de calificar a los medios de comunicación como “el enemigo del pueblo” y alentar a sus fieles seguidores a girarse y abuchear a los periodistas presentes. “En los últimos nueve años, hemos luchado contra las fuerzas más siniestras y corruptas del planeta”, ha concluido.

Elon Musk, fundador de SpaceX
“Tenemos que hacer que el margen de victoria sea tan grande para que, lo que ya sabéis, no pueda ocurrir”
Su discurso, de una hora y veinte minutos de odio, tan solo ha sido la guinda de este evento, que el candidato demócrata a la vicepresidencia, Tim Walz, ha comparado con una congregación de nazis que tuvo lugar en el mismo estadio en el 1939, en el que la Federación Germano Estadounidense reunió a 20.000 personas en un acto que ensalzaba el “americanismo” con saludos nazis y esvásticas a lado y lado de la figura de George Washington, el primer presidente del país.

Elon Musk, que ha recibido la ovación de los presentes, quizás más sostenida que la de Trump, ha centrado su intervención en la gran mentira sobre el fraude electoral en las pasadas y las presentes elecciones, a pesar de que esta fue desacreditada por los tribunales en cada una de las más de 60 denuncias presentadas hace cuatro años. “Tenemos que hacer que el margen de victoria sea tan grande para que, lo que ya sabéis, no pueda ocurrir”, ha dicho, llamando a sus seguidores al voto anticipado masivo.

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Durante las seis horas que se ha alargado el evento, numerosos ponentes han atribuido a los demócratas los dos intentos de asesinato contra el republicano. Como su candidato a vicepresidente, J.D. Vance, que ha señalado que “lo intentaron llevar a la quiebra; cuando eso no funcionó, trataron de hacerle un impeachment (juicio político); cuando eso no funcionó, trataron de llevarlo a la cárcel; y, cuando eso no funcionó, incluso trataron de matarlo”. Lo mismo ha repetido la portavoz legal de Trump, Alina Habba; su exasesor legal, Rudy Giuliani, y su ex consejero de presidencia, Stephen Miller, entre otros.

Los insultos contra la vicepresidenta Kamala Harris también han sido una constante. En un tono acelerado y exaltado, el antiguo presentador estrella de Fox News, Tucker Carlson, ha dicho que “será muy difícil para ellos mirar a los ojos de los americanos y decir que Kamala Harris ha tenido 85 millones de votos porque es tan impresionante, como primera ex fiscal de California de origen samoano y malasio con bajo coeficiente intelectual que ha sido elegida presidenta”, ha afirmado, en tono sarcástico, “y todos los que piensen lo contrario son unos criminales”.

Trump no tiene ninguna posibilidad en el bastión demócrata de Nueva York, donde Harris le saca 15 puntos en las encuestas. Pero su baño de masas en la ciudad de la Torre Trump, donde heredó el imperio inmobiliario de su padre, ha sido una demostración de fuerza, como la que ya protagonizó en el Bronx a finales de mayo.

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