Instituciones benéficas para que a nadie le falte de nada
Las oenegés, de la mano de las Administraciones, se ocupan de conceder en primera línea las ayudas a las personas en riesgo de exclusión con el objetivo de volver a ser autosuficientes gracias a programas o cursos formativos y laborales
La Voz de Galicia, , 28-10-2024Una intrincada red de instituciones benéficas sin ánimo de lucro, residencias, centros de día, firmas de ayuda a domicilio, clínicas o unidades de tratamiento sostienen el entramado de servicios sociosanitarios. Es todo un universo a disposición de las personas que necesitan más apoyo y que incluye además una amplia oferta asistencial para particulares y empresas.
Inmigrantes, pero también familias completas de la ciudad. El objetivo es que puedan volver a ser autosuficientes con el tiempo. A mayores, también existe un servicio de reparto de comida «en el que están dadas de alta unas 1.500 personas», destacan desde Renacer.
El suyo no es el único colectivo que ofrece una cama a los sintecho. También lo hace la institución benéfica Padre Rubinos, que atiende a 25 personas en el centro de atención continuada, 11 del centro de inclusión y 20 en su centro de inserción social y laboral. Luego tienen 47 dormitorios para hombres y 11 para mujeres. Son 114 hombres y mujeres que tienen a su alcance talleres de sastrería, una escuela de informática y de prensa, un centro de psicólogos y trabajadores sociales, una cocina con capacidad para elaborar 300 comidas y 200 cenas, y un centro de día que acoge a 80 personas. También un complejo gerontológico de 146 plazas, con una lista de espera de 700, y una escuela infantil de 93 plazas. La institución tiene ahora una ocupación del 100 %. Ofrecen además 300 comidas y 200 cenas.
Su trabajo se complementa con el de la Cocina Económica, donde ofrecen en su local de la calle Cordelería 350 menús calientes diarios, además del desayuno. «Aquí el incremento es constante. No hubo una tendencia decreciente. El perfil de estos usuarios obedece más a una persona individual en riesgo de exclusión social», aclara Pablo Sánchez, trabajador social de la Cocina Económica.
Hay otro perfil de demandante de ayuda que ha ido a más: el de las familias con todos sus miembros sin trabajo. «A ellas les llevamos la comida a casa. Intentamos abarcar todos los barrios de la ciudad. Estamos en los 250 hogares atendidos. Aún queda mucho por delante», advierten desde Renacer. La red que forman estas oenegés o instituciones benéficas es la trinchera de A Coruña frente a la pobreza. También lo es la Concejalía de Servizos Sociais. En muchísimas ocasiones es la primera puerta a la que se llama. Y trabaja de manera coordinada con las entidades sin ánimo de lucro parroquial de A Coruña.
Los convenios con el Ayuntamiento, el Banco de Alimentos, las donaciones y las ayudas del Fondo de Ayuda Europea para las Personas Más Desfavorecidas (FEAD) permiten que varias entidades sobrevivan y den cobertura a más de 6.000 hogares en la ciudad. «El papel de los voluntarios es imprescindible. Son ellos los que atienden los economatos —una especie de tiendas con 70 productos de higiene y alimentación que se cambian por vales que les facilitan desde Cáritas o desde el área de Servizos Sociais del Ayuntamiento— o están con los mayores dentro del programa Acompáñote», destacan desde FEAD.
Suministrar alimentos o ayudar en el pago de facturas de suministros o alquiler son dos de las patas de esta oenegé. Otras garantizan un techo a aquellos que no tienen donde dormir. «Tenemos 80 personas acogidas en pisos autotutelados. Hay inmigrantes, pero también familias completas de la ciudad. El objetivo es que puedan volver a ser autosuficientes con el tiempo. A mayores, también tenemos un servicio de reparto de comida en el que están dadas de alta 1.300 personas», destacan desde la institución Renacer.
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