CULTURA Serrat:

"Soy afortunado, he hecho, casi, lo que me ha dado la gana"

Durante más de hora y media, Joan Manuel Serrat, premio Princesa de Asturias de las Artes conversó sosegado y bromista con el periodista Iñaki Gabilondo

El Mundo, Patricia del Gallo Gijón, 24-10-2024

El título del encuentro ‘Partidario de vivir’ ya era una clara declaración de intenciones. Joan Manuel Serrat, a sus 80 años, retirado desde hace dos de los escenarios, se ha reconocido viejo “porque me lo han dicho los demás” pero “sumamente afortunado porque he hecho, casi, lo que me ha dado la gana”. Afortunado en lo profesional y en lo personal, y ha recordado a su familia, a sus padres y a su mujer “preocupada porque ahora paso más tiempo en casa y tiene que aguantarme”.

Durante más de hora y media, Joan Manuel Serrat, premio Princesa de Asturias de las Artes conversó, sosegado y bromista con el periodista Iñaki Gabilondo ante un Teatro Jovellanos lleno, que había agotado en apenas 20 minutos las entradas y que llevó a la Fundación a emitirlo en streaming.
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Era la charla entre dos viejos amigos, ya medio jubilados y sin pelos en la lengua. Serrat cumplirá en diciembre 81 años y si hay algo que tiene claro es que morirá, pero la vejez, a la que ha tenido, según sus propias palabras, “la suerte de llegar”, depende de quien te rodee, de la salud que tengas y de si has cumplido tus sueños. Y él reconoce que los ha cumplido. Aunque hacerse viejo tiene “dos cosas jodidas. Una, que vas perdiendo memoria. De la otra, no me acuerdo.” bromeó.

Con Gabilondo repasó su trayectoria profesional y vital, que en su caso son inseparables. Su infancia en un oscuro entresuelo del barrio barcelonés de Pueblo Seco, en el seno de una familia obrera de padre catalán y madre aragonesa. Aquel chico de barrio, como se define, acabó estudiando biología, hasta que se dio cuenta de que aquello le quitaba tiempo para lo que parecía ya su vocación, la música. De la intolerancia que vivió durante el franquismo, las críticas de los que hablaban catalán y de los que no, de su exilio. También de su ausencia en Eurovisión en 1968, de la que se ha escrito mucho. Pero Serrat aprovechó esta ocasión para asegurar que TVE perdió con ello una “gran oportunidad, la de legitimar la pluralidad lingüística” con un La la la en catalán y concluye.“El poder siempre es torpe”.

Sobre su retirada de los escenarios reconoce que le cuesta, porque lo más le gusta a Serrat de su profesión es precisamente lo que ha dejado de hacer, dar conciertos . El escenario, es “donde realmente difundes tu trabajo”. El estudio, asegura “nunca me gustó demasiado y me aburría”. Y para diversión asegura “lo mejor era ordenar las canciones para los conciertos”.

Pero esa diversión ha quedado atrás. Lo que se mantiene intacto en él es su compromiso. Sobre los que vienen, los inmigrantes, recuerda que en sus años por Latinoamérica lo que más se encontró fueron gallegos y asturianos y ahora, a los que llegan, “les tratamos con descalificaciones fruto del miedo y la ignorancia, porque la xenofobia no es otra cosa que el miedo al otro. Pero esos otros, están haciendo los trabajos que los españoles no quieren hacer.”

¿Y cómo ve Serrat el panorama actual? No duda, “con pesimismo”. “Hay demasiada intolerancia, y somos seres sociales, debemos respetar al otro, dialogar, aunque uno solo dialoga si escucha”.

Sobre la música actual, prefiere no valorar, porque dice que le falta información. A él que lleva más de media vida en la música. Y consejos para los que empiecen, eso sí. “No dejarse llevar ni por el éxito de un trabajo anterior, ni por los críticos”. Y lo que no puede uno hacer nunca es “repetirse”.

Sobre el premio que recogerá el viernes en Oviedo, asegura que no se parece a ninguno de los que haya recibido, y atesora más de una veintena. Pero ninguno, dijo, “tiene una implicación tan grande con la gente y con el pueblo”. Lo ha notado Serrat durante los dos días que lleva en Oviedo, lo ha notado por las calles, por los escaparates donde se exponen las fotos de los galardonados, en el instituto que visitó el martes. “Me han hecho sentirme muy bien”.

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