Colaboración Alegato contra el ‘sentido común’ racista y xenófobo

Diario de Noticias, Por Jabier Arza Porras, 24-10-2024

En los últimos meses es notoria la existencia de una estrategia internacional de las derechas por situar las migraciones como eje central de la batalla política y cultural. Sin ir más lejos, Trump dedicó una parte importante de su “argumentación” a esta temática en el debate celebrado con Kamala Harris el pasado 10 de septiembre. No obstante, en Nafarroa también podemos encontrar claros ecos de este discurso en declaraciones de portavoces de las derechas, en artículos de opinadores reaccionarios o en púlpitos religiosos.

En el núcleo de esta estrategia comunicativa podemos hallar el intento por situar, como pretendido “sentido común”, lo que no son más que opiniones de claro trasfondo racista y xenófobo. Trataré de reflejar en este artículo las principales ideas que estructuran este peligroso discurso. Así, y como base principal del mismo, aborda el complejo fenómeno migratorio como una cuestión fundamentalmente delincuencial. Para ello, recurre a la presentación de casos particulares de delito, pero especialmente llamativos y generadores de alarma social (o directamente se los inventa, como en el caso de Trump con su bizarra referencia a que las personas migrantes haitianas “se comen nuestras mascotas”). Abusa también de la hipérbole en la descripción de la situación: “llegadas irregulares masivas”, “crisis migratoria colosal” o “están llenando el país de criminales”. Ante esta situación, dibuja un Estado sobrepasado y débil, que deja desprotegida a la población (a los nuestros) mientras construye puentes de plata para las personas migrantes (a los otros). Finalmente, y frente al estereotipo del inmigrante/delincuente referido anteriormente, presenta en el otro extremo al inmigrante/bueno, el que “agradece nuestra generosidad”, el que “cuida de nuestros padres”. Un inmigrante/bueno que tan solo existe mientras nos presta su servicio y que, fuera de ese horario y contexto, vuelve a formar parte de la masa sospechosa y amenazante de inmigrantes.

¿Qué pretenden estos mensajes autodefinidos como “de sentido común”? Además de responder a una estrategia cortoplacista para desgastar a los diferentes gobiernos a través de la generación de alarma y de problemas de convivencia, apuestan a medio plazo por la construcción de regímenes autoritarios que disciplinen a la población, y especialmente a los sectores más vulnerables, como las personas migrantes. Personas migrantes que desde ese discurso son reconocidas como necesarias para la supervivencia de nuestras sociedades y de nuestras vidas, pero siempre y cuando no pretendan derechos, no reclamen la posición de ciudadanía y “no traicionen nuestra generosidad” después de haberles aportado “una vida digna”.

Las alternativas a este discurso son claras, pero debemos recordarlas permanentemente para que no queden sepultadas por la intensa y persistente campaña “del sentido común”. En primer lugar, las personas migrantes son diversas y constituyen un colectivo de personas que han tenido que huir de las situaciones de necesidad o de persecución en sus países. Favorecer su acogida permite que puedan satisfacer sus necesidades, pero también que aporten un gran valor a nuestras sociedades desde el punto de vista laboral, económico, relacional y cultural. Recordemos que, según datos del INE para el año 2023, en Navarra el 18% de la población tiene origen extranjero y su presencia ha permitido un leve crecimiento demográfico de la población en la comunidad foral, compensando la bajada en la natalidad. También nos aporta el INE otro dato de interés: tres de cada cuatro personas condenadas por algún tipo de delito en el año 2022 tenían nacionalidad española. Finalmente (y esto es especialmente importante), nunca olvidemos que para las personas migrantes el acceso a Europa no es a través de un puente de plata. Según la campaña abolishfrontesh.org, 40.555 personas han muerto desde el año 1993 por las políticas militarizadas de la Unión Europea, que generan un enorme cementerio abierto en torno a la utópica (o más bien distópica) Fortaleza Europa. Además, y una vez superada la frontera, deben sobrevivir a las restrictivas medidas impuestas por la Ley de Extranjería del Estado español. Una ley que condena a la exclusión social, durante larguísimos periodos de tiempo, a sectores importantes de la población migrante. Personas que están en nuestros pueblos y nuestras ciudades, pero que no tienen la posibilidad legal de acceder a un empleo. Personas que tienen su entrada al mercado de la vivienda extraordinariamente limitada, por lo que deben pagar precios abusivos, residir en viviendas precarias y en situación de hacinamiento, o incluso llegar al sinhogarismo.

Aprovecho en esta parte final del artículo para destacar la incoherencia de la situación en la que nos deja la falta de competencias de Nafarroa para gestionar efectivamente nuestras propias políticas migratorias. La desprotección en la que las leyes estatales deja a las personas migrantes en situación irregular, o a las personas solicitantes de asilo o refugio, genera terribles consecuencias sociales que las instituciones y la sociedad navarra en su conjunto debemos asumir. Sin embargo, y como organización política, tampoco debemos dejar de redoblar nuestros esfuerzos en todas aquellas tareas que sí podemos gestionar desde las instituciones en las que estamos presentes: agilización de los empadronamientos o desarrollo de procedimientos para la acogida y la convivencia intercultural comunitaria.

El autor es parlamentario foral de EH Bildu Nafarroa

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