Las voces que escuchan los estadounidenses

La 'mocosa' Charli XCX contra Candace Owens, el rostro negro de la supremacía blanca

Millones de personas las siguen en las redes, entre lo 'brat' y el 'blexit'

Diario Vasco, Carlos Benito, 24-10-2024

Los líderes de opinión demócratas y republicanos que siguen los estadounidenses en la batalla de Donald Trump y Kamala Harris por la Casa Blanca. Una serie que contrapone a ‘celebrities’ y personalidades influyentes de ambos candidatos.

Charli XCX

Charli XCX

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Desde ‘La República’ de Platón se han escrito millones de páginas de pensamiento político. Son bibliotecas enteras que reflexionan sobre las sutilezas y las trampas del poder, sobre las condiciones de un buen gobierno, sobre el equilibrio entre lo personal y lo colectivo: se trata de asuntos con tantas implicaciones y tantos matices que no se pueden resolver en unas cuantas frases. Así que, ay, qué cara se les quedaría a tantos filósofos e historiadores si se enterasen de que uno de los textos políticos más influyentes de los últimos tiempos tiene solo tres palabras, y además con un uso relajado de las mayúsculas: «kamala IS brat», dice. Hasta los bustos barbudos de mármol se estremecen

Esas doce letras y dos espacios los tecleó Charli XCX desde su piscina de Los Ángeles el 22 de julio de 2024, para sus 3,7 millones de seguidores en X. Era el día siguiente a la renuncia de Joe Biden como candidato demócrata y, en los cuarteles del partido, aquel inesperado refrendo se recibió como una bendición, aunque seguro que más de uno necesitó que le explicaran de qué iba la cosa: ‘Brat’, el sexto álbum de la cantante británica Charli XCX, se había editado en junio y se convirtió en un fenómeno viral (o cultural, que en estos tiempos tanto da) debido en buena medida a su austerísima portada, un fondo verde lima con la palabra ‘brat’ escrita en negro. Los encargados de campaña de Kamala Harris vieron en el tuit el trampolín que les hacía falta: de inmediato, tiñeron sus redes oficiales de verde lima. Las ‘bratizaron’.

Y a Obama le gusta
«Es un álbum estupendo, Charli XCX sabe lo que hace», devuelve favores Barack
Resulta que, frente al jubileta Biden, Kamala era ‘brat’. Otra cosa era que alguien supiese exactamente en qué consistía eso. La palabra viene a significar ‘mocoso’ o ‘niño mimado’ y sus usos más populares hasta ahora eran las muñecas Bratz y aquel ‘brat pack’ que reunía a actores como Rob Lowe o Emilio Estévez. Se entiende que, en su disco, Charli XCX se reapropia del término para designar un estilo de vida heredero del ‘girl power’ y las ‘raves’ noventeras. La propia artista ha aclarado que ‘brat’ es «una chica que es un poco desorganizada y le gusta salir de fiesta y quizá a veces dice tonterías», además de citar como equipamiento básico «un paquete de cigarrillos, un mechero Bic y un top blanco de tirantes sin sujetador». Algunos analistas políticos de la tele americana han sudado sangre debatiendo sobre esta cuestión.

Mientras tanto, la propia Charli dejó claro que no había querido hacer una proclama política, sino solo postear algo «positivo y ligero», pero no se echó atrás: «Estar en el lado correcto de la democracia, en el lado correcto sobre los derechos de las mujeres, es tremendamente importante para mí. Me alegro de haber ayudado a evitar que la democracia fracase», declaró. No es la primera vez que se compromete: se ha manifestado activamente contra el acoso racista (su madre es ugandesa de origen indio), participó en un documental feminista (además de componer canciones combativas como ‘Body Of My Own’) y firmó una carta pública contra las terapias de reorientación sexual, pero tiene claro su lugar. «No soy Bob Dylan –ha dicho– y nunca he pretendido serlo».

Candace Owens suele contar que se hizo conservadora «de la noche a la mañana», ya que hasta los 27 o 28 años no se le pasaba por la cabeza votar ni sentía interés por la política, pero nadie puede poner en duda que abrazó su nuevo credo con determinación y apasionamiento. Hoy, Owens tiene 35 y es una de las voces más influyentes de la ‘trumposfera’: el propio expresidente la ha elogiado como «una pensadora muy inteligente», mientras los progresistas se refieren a ella como «el rostro negro de la supremacía blanca». Porque, en efecto, pasó de cero a cien en el universo de la derecha alternativa, entendiendo el término con todas las connotaciones de la era de las redes, la posverdad y los algoritmos que azuzan las discusiones, es decir, justo en esa época en la que ella se ha formado en política.

Con 5,6 millones de seguidores en Facebook, 5,3 en X y 2,7 en YouTube, Candace Owens parece un prototipo de comentarista alineada con Trump. La distingue, claro está, el color de su piel: solo el 4% de las mujeres negras votaron por Trump en 2016. Pero, en lo demás, su perfil se ajusta al cliché, desde su oposición a la vacunación contra la covid y al confinamiento (llegó a proponer que se invadiese Australia por sus medidas «represivas» frente a la pandemia, aunque después aseguró que era broma) hasta la difusión entusiasta de teorías de la conspiración (últimamente está particularmente empeñada en que la esposa de Emmanuel Macron «es un hombre»). A veces va demasiado lejos incluso para sus correligionarios: la echaron de la web conservadora The Daily Wire por verter opiniones que se consideraban antisemitas y tuvo problemas con jóvenes republicanos por sostener que el MeToo toma a las mujeres por «estúpidas».

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Claro que donde más destacan sus ideas es en la cuestión racial. Owens está en contra del movimiento Black Lives Matter y ha desdeñado a sus partidarios como «un puñado de críos llorones que fingen estar oprimidos para conseguir atención». A su juicio, los efectos de la supremacía blanca se exageran por sistema y la economía de los negros está peor hoy que en tiempos de la segregación. Su obsesión es el ‘blexit’, apartar a los afroamericanos del partido demócrata, que describe como «una plantación» donde aportan el trabajo –en este caso, los votos– para el beneficio de otros. Su discurso se centra en que la supuesta discriminación es solo victimismo, unas «olimpiadas de la opresión», y que ese victimismo constituye otra forma de esclavitud.

Quizá lo más llamativo de toda esta línea argumental sea que, en fin, Candace Owens sí es una víctima. Cuando iba al instituto, unos chicos blancos le dejaron en el móvil mensajes que decían que iban a matarla por ser negra, que se colarían en su casa y le pegarían un tiro en la nuca. Curiosamente, ahí está el germen de su conservadurismo: años después, quiso poner en marcha una web para que las víctimas de acoso expusiesen públicamente a los matones, fue hostigada de nuevo y encontró refugio en la ultraderecha. «Me di cuenta de que los liberales son los verdaderos racistas».

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