7.260 kilos, esa es la cifra que marca el éxito de la gran recogida de alimentos no perecederos, realizada por Hotz durante tres días en los dos supermercados Eroski, BM, Cooperativa San Migel y Errekaldeko denda. Cada paquete de arroz, kilo de pasta, lata de conserva, litro de aceite o barrita energética donada, permitirá que Zaporeak pueda seguir trabajando por intentar mejorar las condiciones de vida de las personas refugiadas que malviven en los campamentos de Lesbos.

La solidaridad oñatiarra ha vuelto a esta a la altura y por eso la plataforma ciudadana Hotz, ha mostrado públicamente su agradecimiento a las personas que han donado productos durante la campaña, a los establecimientos que colaboraron en la recogida, a las empresas que les proporcionaron el material y los recursos logísticos, y a todo el voluntariado que estuvo al pie del cañón tanto en los supermercados como en las labores de clasificación y empaquetado.

En Hotz no se cansan de repetir que «sería una pena que por pensar que podemos hacer poco, terminemos no haciendo nada». Y con esa consigna no paran de trabajar porque desgraciadamente, el problema sigue en toda su crudeza.

7.230 kilos de alimentos se han enviado a Zaporeak para su cocina en Lesbos, y 30 kilos de barritas de cereales al Aita Mari
Con la «gran recogida» realizada el fin de semana, la plataforma ciudadana ha querido volver a poner el foco en los campos de refugiados de Grecia y recordar que el drama de los migrantes continúa.

7.230 kilos de alimentos (pasta, arroz, legumbres, conservas de pescado, vegetales y legumbres y aceite) se enviaron el lunes a Zaporeak para que pueda seguir cocinando a diario 3.000 raciones de comida para las miles de personas que huyendo de la guerra han quedado atrapadas en Grecia.

Barritas al Aita Mari
Además, 30 kilos de barritas de cereales se han destinado a Salvamento Humanitario, para el proyecto «Aita Mari Maydayterraneo».

Hotz suele colaborar en la confección de kits de bienvenida individual con ropa, material de higiene y barritas energéticas que las personas que rescatan de la fosa común en que se están convirtiendo las aguas del Mediterráneo, reciben al subirse al barco Aita Mari. Y aprovechando la gran recogida de alimentos, ha vuelto a tener un gesto con el antiguo pesquero reconvertido en buque de salvamento.