El presidente austriaco encarga a los conservadores formar gobierno y deja fuera a la extrema derecha

Alexander Van der Bellen encomienda al hasta ahora canciller conservador Karl Nehammer la tarea de formar la dirección del país

Diario Vasco, Beatriz Juez Berlín, 23-10-2024

El presidente federal austriaco Alexander Van der Bellen ha encargado este martes al hasta ahora canciller conservador Karl Nehammer la tarea de formar gobierno ante la incapacidad de la extrema derecha de encontrar socios para formar una coalición.

Van der Bellen ha tomado esta decisión tras constatar que «ningún partido» quería entrar en un gobierno dirigido por el controvertido líder de extrema derecha Herbert Kickl, pese a haber sido la formación más votada el pasado 29 de septiembre. Por eso, rompiendo con la tradición, ha decidido encargar la formación del gobierno a Nehammer, líder del Partido Popular Austriaco (ÖVP), el segundo partido con más votos, y dejar fuera a la extrema derecha del Ejecutivo.

«Austria necesita un gobierno estable, íntegro y con capacidad de actuación», ha justificado Van der Bellen su decisión, tres semanas después de que la extrema derecha ganara por primera vez desde la segunda Guerra Mundial unas elecciones parlamentarias en Austria.

El presidente ha recordado que «si un partido quiere gobernar en solitario, tiene que superar la barrera del 50%» y, si no lo logra, debe buscar socios. El líder de extrema derecha había dejado claro que el Partido de la Libertad (FPÖ), que dirige, sólo entraría en un gobierno de coalición con él como canciller federal.

Para formar un gobierno estable se necesitan «socios que quieran trabajar juntos y confíen los unos en los otros», ha explicado el presidente austriaco. Ese era precisamente el problema de Kickl, quien tomó en junio de 2021 las riendas de ese partido fundado por exnazis.

Kickl, heredero político del histórico dirigente ultraderechista Jörg Haider, es un personaje controvertido: antiinmigración, prorruso, euroescéptico, antivacunas, ultranacionalista y declarado admirador del primer ministro húngaro Viktor Orbán. A diferencia de Francia o Alemania, donde existe «un cordón sanitario» para evitar la llegada al poder de la extrema derecha, el FPÖ ya ha sido socio menor de gobiernos democristianos y socialdemócratas en el pasado, pero no con Kickl.

Kickl supondría un riesgo para «la democracia liberal»
Los otros partidos austriacos no quieren a Kickl como canciller, entre otras razones, por los riesgos que esto supondría para la «democracia liberal, el Estado de derecho, la separación de poderes», así como por su «falta de una postura proeuropea», lo que, según ellos, perjudicaría a los negocios austriacas, y por su «cercanía» al presidente ruso Vladimir Putin, resumió Van der Bellen.

Las otras formaciones también se mostraron preocupados por la seguridad, ya que «los servicios de inteligencia extranjeros restringirían enormemente la cooperación con Austria si Kickl entrara en el gobierno». Además, han criticado el «lenguaje divisivo y de odio» de la ultraderecha, así como la difusión de «una imagen retrógrada de las mujeres» y que no se hayan desmarcado del extremismo de derechas, ha explicado el presidente.

El FPÖ de Kickl ganó los comicios con el 28,85% de los votos, con una retórica xenófoba, antisistema y populista. En segunda posición quedó el democristiano ÖVP del canciller saliente, con el 26,27% de apoyos. El Partido Socialdemócrata (SPÖ), quedó tercero con el 21,14%. También lograron escaños en la cámara baja el partido liberal NEOS y Los Verdes, con un 9,14% y un 8,26 % de votos respectivamente.

Hasta ahora, los conservadores gobernaban Austria en coalición con Los Verdes. La extrema derecha era la tercera fuerza política en Austria, por detrás de los democristianos y los socialdemócratas.

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