Juan Manuel Moreno y Lucas Gortazar Autores de 'Educación Universal'

«El sistema educativo se ha resentido, hay una crisis de aprendizaje global»

Abogan por ser más «exigentes» al elegir a los futuros profesores y lamentan que, pese a «mantenerse», los resultados académicos en España «no despegan»

El Correo, Iñigo Fernández de Lucio, 22-10-2024

Juan Manuel Moreno (Madrid, 1961), catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la UNED, y Lucas Gortazar (Bilbao, 1986), investigador en Esade y consultor en el departamento de Educación del Banco Mundial, han escrito ‘Educación Universal. Por qué el proyecto más exitoso de la historia genera malestar y nuevas desigualdades’ (Debate). «No es un libro para educadores o gente del sector», dicen, sino para cualquier persona interesada en abordar los complejos debates en torno a un sistema educativo en permanente cuestión. Un libro, en fin, «sobre política, economía, sociología y educación» que aporta una mirada global «que descarta el triunfalismo y el catastrofismo».

- Hablan de «descontentos» y de «desencantados» con la educación. ¿Quiénes son unos y otros?

- J. M.: Descontentos son aquellos que con mayor o menor virulencia están muy preocupados por una supuesta decadencia de la educación. Los desencantados son quienes, habiendo sido firmes defensores de la democratización de la educación, hace tiempo que se dieron cuenta de que por sí sola no es suficiente y que incluso contribuye a agudizar las desigualdades. Ambas partes tienen razón y están equivocadas en algo.

- L. G.: Aunque están en polos opuestos, hacen pinza y contribuyen a una pérdida de confianza en la educación en general y en la educación pública en particular.

- «La educación va a peor». ¿Es cierto?

- J. M.: Los hechos son tozudos. Si comparamos cualquier dato con hace 10, 15 o 20 años se ve bien. ¿Cuánta gente habla inglés hoy, cuántos graduados nuestros admiten en Harvard o en el MIT, cuántos investigadores españoles están en los grandes centros punteros del mundo…? Es un debate impostado. No hay que caer en la autocomplacencia, pero pongamos las cosas en perspectiva.

- L. G.: Estamos progresando. Otra cosa es que eso nos haga tomar conciencia de las desigualdades que tenemos, que desde luego no son menores. Es cierto que hay unas expectativas que no se cumplen, pero el progreso está ahí.

- Pero sí hablan de una «crisis de aprendizaje». ¿Hay motivos para estar preocupados?

- J. M.: Sí, los hay. El progreso de la educación no es una línea ascendente uniforme, ni mucho menos. Tiene altos y bajos, paradas e incluso retrocesos. Podríamos estar viviendo una de esas paradas. Los sistemas educativos occidentales se han resentido muchísimo.

«Existen grandes desigualdades, sí, pero la educación en España progresa»
Lucas Gortazar

Investigador

- ¿A qué se debe?

- J. M.: A los efectos de la gran recesión entre 2008 y 2015, por un lado. A eso se suma la pandemia, que ha influido en la salud mental del alumnado y del profesorado. Hay una crisis de aprendizaje y, en paralelo, otra de enseñanza.

- ¿Una crisis de profesores?

- J. M.: A veces tengo dudas de si, efectivamente, la crisis de aprendizaje no es en el fondo eso, una crisis de profesorado que se manifiesta en peores condiciones de trabajo, mayor ansiedad, mayor carga burocrática, mayor déficit de profesorado en áreas clave como matemáticas e idiomas…

- ¿Por qué España no logra tener más alumnos excelentes?

- L. G.: Hay que leer los resultados de España en un contexto mayor, porque no es la única que no mejora. Es una situación generalizada que empieza hace doce años. Además de la gran recesión, han llegado nuevas olas de migración, que no lo han hecho poco a poco, sino de golpe. Pero hay más elementos.

«El exceso de burocracia nos hace perder muchos buenos profesores»
Juan Manuel Moreno

Catedrático

- ¿Cuáles?

- L. G.: La aparición de un supercomputador en el bolsillo de todos los adolescentes. Sabemos que son un competidor por la atención muy grande y que afectan a la salud mental. Y un cuarto elemento, más puntual, es la pandemia. En esta policrisis, es legítimo preguntarse por qué España no despega y por qué, pese a mantenerse firmemente, no logra mejorar los resultados de casi nadie.

- ¿Por qué no lo hace?

- L. G.: Esa es la gran pregunta. Por qué desde comienzos del siglo no se han llevado a cabo los cambios, las reformas que te permiten dar ese salto. En el libro apuntamos mucho a las políticas docentes, o a la ausencia de las mismas, en las últimas décadas.

- J. M.: Luego hay otras cuestiones que tienen que ver con inversión, los incentivos, la forma de evaluar y de recoger información… Pero el principal motivo creo que tiene que ver con elevar el calibre de la calidad docente y el reconocimiento de la profesión.

Un examen para ser docente
- ¿El ascensor social está averiado?

- L. G.: Bueno, soporta un peso mucho mayor que antes. Quienes se suben en los pisos bajos e intermedios se meten con unas expectativas cada vez mayores. Le estamos pidiendo mucho y probablemente habría que reconstruir el edificio y poner un ascensor de última generación. Ahora bien, sigue funcionando para millones de personas todos los días.

- Según la OCDE, los profesores españoles dan más horas de clase que sus colegas europeos, pero la jornada laboral anual es más corta. ¿Habría que hacer cambios en la profesión docente?

- J. M.: A mí lo que más me preocupa es que el profesorado tenga tiempo suficiente para hacer lo más crucial de su trabajo, que son precisamente las horas de clase. Que las puedan preparar bien, sus materiales, hacer el seguimiento de los estudiantes… La hiperregulación y el control supervisor típico de nuestro país con la burocracia puede estar provocando que muchos ‘profes’ muy buenos se hayan ido o, peor aún, que nunca quieran venir.

- ¿Convendría elevar el listón para los estudios relacionados con educación?

- L. G.: Elevar el listón y reducir la oferta, haciendo por ejemplo una prueba previa de acceso al grado o al máster, es una buena idea. Por otro lado, habría que reconocer a quien lo está haciendo bien, porque el prestigio también se construye desde dentro de la profesión. Y eso implica premiar a quien asume una mayor responsabilidad, por ejemplo, trabajando en un centro de alta concentración de alumnos inmigrantes o a quien esté logrando mejores resultados de sus alumnos. En definitiva, hay que seleccionar más exigentemente y crear una carrera profesional.

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