Pudridero Europeo e inmigración

La solución de los campos de internamientos extramuros de Europa es propia de una organización amoral

ABC, Juan Manuel de Prada, 21-10-2024

Como esas chachas guarras que esconden las inmundicias debajo de las alfombras, la Unión del Pudridero Europeo quiere enviar a los inmigrantes excedentes a centros de internamiento radicados fuera de su territorio. Lo acaba de reconocer la ursulina Von der Leyen, a rebufo de la italiana Meloni, que hasta hace poco era una peligrosa ultraderechista y de repente se ha vuelto el faro que alumbra Occidente.

La Unión del Pudridero Europeo, en definitiva, aplicará a los inmigrantes la doctrina predilecta del filántropo: «Ojos que no ven, corazón que no siente». Para reconocer la dignidad de cualquier ser humano tenemos que mirarlo de frente; así que la Unión del Pudridero Europeo se sirve de estos campos de internamiento extramuros de su territorio para que su corazoncito filantrópico pueda seguir latiendo sin sobresaltos. Como decía cierto personaje de Los hermanos Karamazov: «Nunca he podido comprender el amor al prójimo. ¡Pero si el prójimo es precisamente la persona a la que no se puede amar! Salvo que esté a una cierta distancia, claro».

La Unión del Pudridero Europeo pone a «una cierta distancia» a los inmigrantes para poder amarlos con amor filantrópico, que necesita convertir a los seres humanos en abstracciones sin rostro. En realidad, esta «externalización» del problema inmigratorio ya había sido empleada durante la Guerra de Siria, cuando la «oposición moderada» y rebanacuellos sufragada por Occidente provocó un éxodo de gentes que el Pudridero Europeo trató de contener en Turquía (previo pago fastuoso a Erdogan). Y desde hace años se financia la construcción de centros de internamiento en países como Libia, Argelia, Túnez o Marruecos. De este modo, la Unión del Pudridero Europeo ha tratado de modular según su conveniencia la contratación de una fuerza de trabajo ínfimamente remunerada. Pero los países que ha utilizado para retener o desviar los flujos inmigratorios le han salido respondones o chantajistas; y, entretanto, la población europea empieza a votar en masa a los demagogos que le prometen acabar con la inmigración ilegal. Así que la Unión del Pudridero Europeo se pone a la cabeza de la manifestación, proponiendo ostentosamente una «externalización» del problema que ya aplicaba de extranjis.

La solución de los campos de internamientos extramuros del territorio europeo es propia de una organización amoral que pretende señalar a los inmigrantes como raíz de sus males, cuando no son sino su consecuencia natural e inevitable. Pues la raíz del mal se halla en el sometimiento a un modelo político y económico desquiciado que esquilma la riqueza de las naciones y desintegra las comunidades humanas, provocando flujos migratorios incontenibles, a la vez que degrada el trabajo y fomenta la infecundidad en las sociedades opulentas. El modelo, en fin, que promueve la plutocracia internacional y la Unión del Pudridero Europeo aplica lacayunamente, para perdición de los pueblos que se hallan bajo su yugo.

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