Los 12 migrantes que seguían en los centros de retención erigidos por el Gobierno de Giorgia Meloni en Albania llegaron este sábado al puerto de Bari, en el sur de Italia, tras el fallo emitido ayer por la Justicia que ordenó que se les sacara de suelo albanés, en un golpe al pacto de externalización migratoria de Roma con Tirana. Los migrantes, de Bangladesh y Egipto, fueron sacados esta mañana del centro de retención de Gjadër y trasladados a Italia con un barco de la Guardia Costera italiana, y ahora serán trasladados a un centro de acogida para solicitantes de asilo en el área de la ciudad de Bari, informó la cadena de televisión pública RAI.

La decisión judicial del viernes representa un obstáculo inicial para un acuerdo de cinco años entre Italia y Albania para que Tirana acoja a 3.000 migrantes por mes recogidos por la guardia costera italiana. Serán examinados para un posible asilo en Italia o para ser enviados de vuelta a sus países.

Reacción del gobierno italiano
El ministro del Interior de Italia, Matteo Piantedosi, aseguró que el Gobierno seguirá adelante con su plan de externalización migratoria en Albania, pese al fallo de la Justicia del viernes, y anunció que apelarán la sentencia.

“No solo iremos adelante con los recursos judiciales, sino que seguiremos adelante también con estas iniciativas porque desde el 2026, aquello que Italia está realizando en Albania, y no solo, se convertirá en derecho europeo”, dijo Piantedosi durante una rueda de prensa en la cumbre italo-francesa sobre migración que se celebra en la ciudad italiana de Ventimiglia, en el norte de Italia.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, había elogiado el acuerdo entre Italia y Albania como un nuevo “modelo” para manejar la inmigración ilegal, pero el tribunal en Roma rechazó la detención de 12 de los migrantes, argumentando que no pueden ser enviados de vuelta a sus países de origen —Bangladesh y Egipto— porque el tribunal no los consideró lo suficientemente seguros.

El papa pide “no cerrar puertas”
El papa Francisco instó este sábado a “no cerrar la puerta” a la migración, en medio de la pugna entre el Gobierno de Meloni y la Justicia en Italia. “No podemos cerrar la puerta a los inmigrantes. El migrante debe ser acogido, acompañado, fomentado e integrado”, dijo el pontífice en un breve mensaje por vídeo para la conferencia nacional de Acción Católica italiana “Darles de comer es el mandato de Jesús que nos implica a todos, darles la mano para acompañarlos” y “para que no se hundan, sobre todo a los migrantes”, agregó Francisco, que en su pontificado ha reiterado su defensa a la acogida e integración de la migración. Según el papa, “en el Antiguo Testamento se menciona continuamente a tres personas necesitadas: la viuda, el enfermo y el migrante”. “Dios ama mucho al migrante, lo cuida”, agregó Francisco.

Meloni critica que el fallo supone, a la práctica, hacer inviable el programa de Albania
El barco de la Guardia Costera italiana llevó a los 12 desde el puerto de Shengjin, a 66 kilómetros (40 millas) al noroeste de la capital, Tirana. Tras llegar allí esta semana, los otros cuatro migrantes ya habían sido rechazados por el personal del centro, dos por ser vulnerables tras someterse a controles de salud y dos por ser menores de edad.

La detención de cada migrante debe ser revisada por tribunales especiales de inmigración en Italia según la ley italiana. Meloni criticó a los jueces tras el fallo y dijo que considerar a países como Bangladesh y Egipto como inseguros significa que prácticamente todos los migrantes serían excluidos del programa de Albania, haciéndolo inviable.

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Funcionarios de seguridad italianos vigilan el puerto de Shengjin, Albania Vlasov Sulaj / Ap-LaPresse
Aunque Bangladesh y Egipto no están en guerra ni enfrentan grandes crisis de refugiados, los jueces en Roma dijeron que su decisión se basó en recientes fallos internacionales que consideran la discriminación o la persecución, incluso en una parte de un país, como motivos para tal determinación.

El titular de Justicia del Gobierno italiano, Carlo Nordio, tachó este sábado de “anormal” el fallo del Tribunal de Roma que ordenó llevar a Italia a los migrantes detenidos en centros de retención en Albania, doce ciudadanos de Bangladesh y Egipto que está previsto que lleguen hoy a territorio italiano.

El Gobierno italiano recurrirá la sentencia
“No compartimos la sentencia y la consideramos anormal”, aseguró Nordio en declaraciones a la prensa tras un acto en Palermo.

Tras el anuncio de la sentencia de ayer, que generó revuelo entre los socios de Gobierno y se vio de forma positiva por parte de los grupos de la oposición, Nordio aseguró que la reacción del Ejecutivo “no fue contra el Poder Judicial”, sino contra el fallo judicial.

“Tomaremos medidas legislativas” ante ello, advirtió Nordio, que igual que hizo ayer la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, criticó que la corte se interpuso en una competencia del Gobierno.

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Lo hizo en línea con el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que marcó un precedente judicial sobre la cuestión con una sentencia emitida el 4 de octubre que fue el primer escollo al pacto de Italia con Albania. Este busca aligerar la carga de acogida de Italia llevando a los migrantes a centros cerrados en suelo albanés para gestionar ahí su solicitud de asilo y potencial deportación.

“Si el Poder Judicial se excede en competencias atribuyéndose prerrogativas que no puede tener, como definir qué es un Estado seguro, debe intervenir una política que exprese la voluntad popular”, aseguró el titular de Justicia.

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Un funcionario de seguridad se encuentra a bordo del buque de la marina italiana Libra Vlasov Sulaj / Ap-LaPresse
Italia ha accedido a acoger a los inmigrantes a los que se les conceda asilo, mientras que aquellos cuyas solicitudes sean rechazadas se enfrentarán a la deportación directa desde Albania.

El polémico acuerdo de externalizar el alojamiento de los solicitantes de asilo a un país no miembro de la UE ha sido aplaudido por algunos países que, como Italia, están experimentando un alto nivel de llegadas de inmigrantes.

El acuerdo fue respaldado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, como un ejemplo de “pensamiento innovador” a la hora de abordar la cuestión de la migración hacia la Unión Europea. Las organizaciones de derechos humanos lo consideraron un precedente peligroso.