Los primeros errores y un coste de 1.000 millones comprometen el plan de Meloni en Albania

De los tan sólo 16 migrantes desembarcados ayer en la localidad costera albanesa de Shengjin, cuatro han tenido que ser acompañados directamente a Italia

El Mundo, Manuel Tori, 18-10-2024

Día de estreno, primer error. El nuevo plan migratorio de Giorgia Meloni en Albania empieza con mal pie, ya que de los tan sólo 16 migrantes desembarcados este miércoles en la localidad costera albanesa de Shengjin, 4 de ellos han tenido que ser acompañados directamente a Italia: dos de ellos eran menores bangladesíes de 16 años de Bangladesh y los otros dos eran adultos egipcios en situación de vulnerabilidad.

La nueva estrategia del Gobierno italiano consiste en rescatar con sus Fuerzas Armadas a los migrantes en las aguas internacionales del Mediterráneo Central y deportar sólo a los hombres, adultos, no vulnerables y procedentes de países supuestamente seguros como Bangladesh, Egipto y Túnez; para trasladarlos directamente a Albania para que no pisen tierras transalpinas. Los menores, las mujeres, las familias, las personas vulnerables y los migrantes rescatados por las ONG humanitarias seguirán desembarcando en Lampedusa.

Lo ocurrido en las últimas horas pone de manifiesto las dificultades logísticas de aplicar una selección exprés y elegir quién va a Lampedusa o a Shengjin; en base a si una misma persona está destinada a ser, respectivamente, un futuro refugiado o un eventual expulsado. Los 4 migrantes devueltos han sido embarcados en Lampedusa y durante un día y medio de navegación ninguna autoridad ha logrado detectar, hasta la llegada a Shengjin, la minoría de edad de los bangladesíes ni la fragilidad psico-física de los egipcios. Así pues, un margen de error del 25 por ciento ante tan sólo 16 personas, algo que se podría complicar considerablemente ante desembarques más voluminosos, que será lo habitual.

El plan con Albania, de hecho, prevé unos 36.000 ingresos anuales a los centros migratorios de Shengjin y Gjader. Es decir, el Gobierno italiano tendrá que gestionar de media unas 100 solicitudes de asilo al día, cuando en Gjader podrán dormir sólo 880 migrantes. Desde un punto de vista práctico, resulta poco viable que Italia, acelerando los tiempos de expulsión, pueda garantizar una correcta aplicación del derecho. Cuánto más rápidos sean los procedimientos, menos tiempo habrá disponible para demostrar que un probable expulsado sea, por lo contrario, merecedor de protección internacional.

A esto hay que sumarle todo lo relativo a los costes. Cada travesía que la Marina Militar italiana realiza desde la isla siciliana de Lampedusa hasta el muelle albanés de Shengjin puede costar atendiendo a datos publicados en los últimos días por el conocido diario transalpino La Repubblica entre 250.000 y 290.000 euros, independientemente de los migrantes rescatados. Así pues, ante un rescate promedio de 150 personas en peligro en el Mediterráneo Central, se podrían realizar unas 240 trayectos al año entre el Canal de Sicilia y las costas del Mar Adriático.

Haciendo un cálculo meramente ilustrativo, con un coste promedio de 270.000 euros por travesía, las deportaciones italianas en Albania sumarían casi 65 millones de euros anuales para las arcas públicas transalpinas. A lo cual, habría que sumar los 60 millones ya invertidos para la construcción de los centros migratorios de Shengjin y Gjader; y los más de 600 millones que Roma se gastará en el mantenimiento de ambas estructuras en los próximos 5 años. El plan migratorio de Italia en Albania, potencialmente, costará más de 1.000 millones de euros.

Este inicio problemático para Italia en su arranque del nuevo plan migratorio con Albania ocurre en un clima, por lo contrario, en el que Giorgia Meloni quiere subrayar las luces y obviar las sombras de su plan migratorio ante una quincena de países de la Unión Europea (UE) y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Tres parlamentarios de la oposición transalpina liberales y progresistas, mientras tanto, viajaron ayer a Albania para examinar su funcionamiento acompañados de personal sanitario y expertos legales. Riccardo Magi, diputado del partido centrista italiano Más Europa, ha sido elocuente tras visitar el centro migratorio de Shengjin: “Es una vergüenza italiana y europea”.

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