Las conclusiones del Consejo Europeo no han sido tan directas y, aparentemente, tampoco tan duramente negociadas como por momentos pareció en Bruselas durante los días previos a la reunión de presidentes y primeros ministros. Pero incluso así, el texto acordado este jueves por los 27 países no cierra en absoluto la puerta a los centros de inmigrantes fuera de la Unión Europea que la máxima responsable de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, incluyó entre las “soluciones innovadoras” que apuntó en la carta que se dio a conocer el lunes.

Es más, Von der Leyen ha afirmado en la rueda de prensa posterior que esos hubs han estado en la discusión que han mantenido los presidentes, y el documento pactado subraya que se buscarán “nuevas formas para prevenir la inmigración ilegal”. Un eufemismo para contentar a todos los países pero que recuerda, y mucho, a esas “soluciones innovadoras” que la presidenta de la Comisión recogió en la mencionada carta después de que, ya en mayo, un total de 15 países le pidieran precisamente eso.

Y a pesar de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo ha negado tras la conclusión del Consejo que ya hoy se ha cerrado y ha manifestado que los centros “no atajan los problemas y crean otros nuevos”, el giro hacia la derecha y el acercamiento a medidas y soluciones que defienden los partidos más extremistas y radicales es evidente. Aunque no sólo, porque gobiernos socialdemócratas como el danés también apuestan claramente por más control. Apenas España e Irlanda apuestan de manera clara por otras alternativas.

Buena muestra de ello es que la cita oficial estuvo precedida por una suerte de cumbre paralela que impulsaron Italia, Países Bajos y la propia Dinamarca, y a la que también asistió Von der Leyen. La decisión de la presidenta de la Comisión dotó a la reunión de una especial relevancia y el número total de países participantes se elevó hasta 11 con la presencia de Austria, Chipre, Grecia, Malta, República Checa, Polonia, Eslovaquia y Hungría.

Fuentes italianas explicaron que Von der Leyen detalló las líneas principales de las ya manidas “soluciones innovadoras”. Y Giorgia Meloni, por su parte, expuso el acuerdo Italia-Albania que la presidenta de la Comisión quiere tomar como ejemplo para los posibles hubs de inmigrantes. La presidenta sale reforzada del Consejo, ya que cada vez está consiguiendo atraer a más países hacia sus políticas y, según apuntan desde los países organizadores, la cumbre paralela se repetirá en próximas citas.

“Nuestro objetivo compartido es tener bajo control la migración y acelerar el retorno de demandantes de asilo rechazados. Por ello hemos discutido soluciones innovadoras para facilitar los retornos y también de la necesidad de legislación europea más estricta”, explicó el primer ministro de Países Bajos, Dick Schoof, en un comunicado al término del encuentro.

Y todo ello, a pesar de que los datos muestran que las entradas ilegales se han reducido un 40% en los nueves primeros meses del año. Pero eso parece dar igual. La realidad es que cada vez más países quieren controlar la inmigración de manera más férrea, y expulsar con mayor eficacia a los ilegales.

Feijóo y Abascal, en Bruselas
La relevancia de la jornada de este jueves también la pone de manifiesto el hecho de que los líderes de los dos principales partidos de la oposición española, Partido Popular y Vox, estuvieron también en Bruselas. El máximo responsable popular, Alberto Núñez Feijóo, señaló que el presidente Sánchez “se está quedando sólo” en el debate migratorio. Esa es, ciertamente, la sensación que existe en la capital comunitaria a pesar de que, como se ha señalado, el máximo responsable del Ejecutivo español dice lo contrario. El líder del PP, sin embargo, evitó posicionarse a favor o en contra de las “soluciones innovadoras”.

Abascal, que se reunió el miércoles con Meloni, tampoco se quiso mostrar totalmente a favor de los centros. No es que los rechace, matizan en Vox, pero sí apostó por “lanzar el mensaje de que quien llegue a España y Europa de manera ilegal no será nunca regularizado”. “Hay que evitar que vengan”, añadió, mostrando así una cierta distancia con el grupo de la presidenta italiana y también con lo que Von der Leyen plasmó en la carta que precipitó todo.

Israel y Ucrania
Además de la inmigración, la guerra en Ucrania y la escalada de tensión en Oriente Próximo han sido otros de los temas que se han tratado. Sobre la situación en el país ucraniano, los presidentes han escuchado lo que el presidente Zelenski ha bautizado como el plan de la victoria, que incluye el uso de armas de largo alcance, así como su integración en la OTAN cuando acabe la guerra. Los dirigentes europeos han ofrecido su apoyo a Ucrania, aunque sin validar de manera directa el plan, y Von der Leyen ha añadido que el país ha hecho “progresos significativos” en su camino hacia la adhesión a la Unión Europea.

También han criticado la actuación de terceros países en el conflicto, lo que conecta directamente con el aviso que ha hecho Zelenski: los servicios de inteligencia ucranianos han detectado la presencia de 10.000 soldados norcoreanos en el Dombás dispuestos a atacar a Ucrania. “Es el primer paso hacia la guerra mundial”, ha afirmado el presidente ucraniano.

Y sobre Oriente Medio, el documento condena “en los términos más energéticos” los ataques que se están produciendo por todas las partes. Fuentes comunitarias españolas apuntan que existe una certeza creciente entre los 27 de que es necesario contener la acción del país que dirige Benjamín Netanyahu, aunque otras apuntan que países tan relevantes como Alemania se muestran mucho más cautos.