El futuro de Europa

Meloni impone su relato migratorio a la mesa del Consejo Europeo

Los Veintisiete piden “nuevas vías” para hacer frente a la inmigración irregular mientras aumentan los países que apoyan los centros de deportaciones

La Vanguardia, Anna Buj, 18-10-2024

Mientras el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, llegaba a la sede del Consejo Europeo en Bruselas para explicar su estrategia militar contra la agresión rusa a sus aliados en la UE, Giorgia Meloni ofrecía un desayuno en la sala de la delegación italiana del mismo complejo.

Entre pastas, cafés y agua con gas de marca italiana, once líderes comunitarios, entre ellos los de Dinamarca y Países Bajos –los otros patrocinadores del evento–, Grecia, Austria, Polonia o Chequia, escuchaban su presentación del acuerdo migratorio con Albania, un ejemplo de las soluciones “innovadoras” de centros en terceros países considerados seguros que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quiere impulsar. La misma líder del Ejecutivo comunitario acudió al encuentro, escenificando su apoyo a este paso más para endurecer las normas para repatriar a los migrantes en situación irregular que cada vez desean más países de la UE.

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Fuentes europeas confirmaron que, tal y como se proponía Meloni con la reunión mañanera, habían coordinado sus voces en la discusión con el resto de la mesa que en algún momento rozó el tono emocional. Cada uno de los líderes comunitarios expuso la situación migratoria en su propio país, tuviera o no tuviera fronteras de entrada. Y entre los puntos que abordaron se encontraban los centros de deportación de migrantes en terceros países, fuera de la UE. “Hemos hablado de modos innovadores para luchar contra la inmigración irregular y de distintas opciones, desde revisar el concepto de países terceros seguros y de la idea de los centros de devolución de migrantes”, confirmó Von der Leyen.

Aunque no existe un acuerdo entre si puede o no ser posible esta vía –hay mucha preocupación por si la posibilidad cumple las leyes europeas– sí notaron un cierto consenso en torno a la necesidad de que la UE se mueva para potenciar los retornos. Al final, los líderes lograron ponerse de acuerdo para un texto que contentaba a todo el mundo al hablar de considerar “nuevas vías para prevenir y contrarrestar” la inmigración irregular, y también de pedir acciones para “aumentar y agilizar” las devoluciones de inmigrantes a sus países de origen. Las conclusiones también invitaban a la Comisión Europea a presentar una nueva propuesta legislativa sobre retornos, con carácter urgente.

Scholz descarta los centros de deportación: “No son una solución para un país tan grande como Alemania”
Si hace dos años la líder de Hermanos de Italia acudía como una recién llegada a Bruselas temida por sus posturas radicales –“no soy un monstruo”, declaró en una entrevista–, este jueves no solamente estaba aceptada como una más del grupo, sino que parecía ganar la batalla del relato. Incluso otro país como Suecia, que no participó en la reunión, se manifestó concorde a las ideas migratorias de la primera ministra italiana sobre la externalización de la gestión migratoria.

Pese a que no era el punto principal de la carta de Von der Leyen a los jefes comunitarios, sí fue el que dominó en los medios de comunicación. Hubo líderes que expresaron su desacuerdo, como el primer ministro belga, Alexander De Croo o el canciller alemán, Olaf Scholz. “Está claro que cuando se miran las cifras, conceptos que representan unas pequeñas gotas, no son la verdadera solución para un país tan grande como Alemania”, aseguró Scholz. “Son fórmulas que no atajan ninguno de los problemas y crean otros nuevos”, lamentó Pedro Sánchez.

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El ucraniano Volodímir Zelenski, la italiana Giorgia Meloni, el presidente del Consejo Europeo Charles Michel, la letona Evika Silina y el finlandés Petteri Orpo, este jueves en BruselasJohanna Geron / Reuters
Pero al final, todos acabaron hablando del tema, en un momento en que la UE tiene dificultades para encontrar un acercamiento común a un asunto que siempre es divisivo porque cada país tiene sus propias necesidades. Mientras España –contraria a las ideas de Meloni– vive un aumento de las llegadas en las islas Canarias, Polonia o Finlandia ahora están luchando contra lo que ellos definen como una utilización de la inmigración, facilitada por Rusia y Bielorrusia, como arma para desestabilizar el bloque. “Es un ataque híbrido. No es la primera vez que pasa en la UE, lo vimos en Grecia y también en los Bálticos. Es una situación excepcional que exige vías adecuadas”, remarcó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, mostrando su solidaridad a Varsovia.

En Europa ya tienen asumido que el debate ha evolucionado radicalmente en los últimos años. “Antes era imposible hablar de verjas, y ahora ya hablamos de centros externos”, reconocía una fuente europea. Las dinámicas y la derechización del Consejo Europeo tiene resultados. El próximo comisario de Interior, Magnus Brunner, ministro de Finanzas de Austria, será austriaco, uno de los países con una línea migratoria más dura. En Países Bajos, el gobierno, formado por una coalición de cuatro partidos encabezado por el del ultraderechista Geert Wilders, se está planteando “acoger en Uganda” a los solicitantes de asilo africanos que consideren que ya no pueden recurrir a más vías legales para permanecer en este país.

La líder italiana expuso su pacto con Albania en una reunión previa a la que acudió Von der Leyen
No son solo los representantes conservadores los que secundan estas vías, sino que una de las organizadoras del desayuno con Meloni, la primera ministra danesa Mette Frederiksen, forma parte de la familia socialdemócrata. Y, mientras en Francia Emmanuel Macron vive serias dificultades y en Alemania Olaf Scholz acaba de imponer controles en las fronteras después del avance de Alternativa para Alemania, en Italia el Gobierno de Meloni no experimenta grietas aparentes.

El otro tema que ha abordado la cumbre europea, además de la inmigración, ha sido la escalada en Oriente Medio. En la mesa del Consejo Europeo que crecen los líderes que opinan que la actitud de Israel es cada vez menos aceptable, especialmente después del ataque a las fuerzas de paz de las Naciones Unidas en Líbano. “Uno de los líderes preguntó al resto cuándo le iban a decir a Israel que ‘ya basta’”, reveló una fuente europea.

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