Los vascos son cada vez menos católicos y más ateos

El porcentaje de católicos baja del 81% al 43,6% desde 1987, según datos de la encuesta Neurtu y el Sociómetro Vasco

Deia, Javier Alonso NTM, 18-10-2024

La mitad de los residentes en Euskadi no profesa ninguna religión, según datos de la última encuesta Neurtu 2023, realizada por Ikuspegi – Observatorio Vasco de Inmigración. Este fenómeno supone un hecho llamativo dentro de la Comunidad Autónoma Vasca, donde la religión y la fe católica han ido perdiendo adeptos en las últimas décadas.

En 1987, el 81% de la población vasca se identificaba como católica, una mayoría indiscutible. Sin embargo, en apenas 36 años, esa cifra ha caído drásticamente. En 2023, solo el 43,6% de los vascos seguía vinculado al catolicismo, mientras que el 50,2% se declaró no creyente. Esta tendencia muestra una transformación profunda en las creencias religiosas de la sociedad vasca.

Desde finales de los años 80, Euskadi ha experimentado un creciente desapego hacia la religión. Según datos del Sociómetro Vasco las personas no creyentes representaban el 40% de la población en 2022, un aumento sustancial comparado con el 17% de 1987. Por su parte, el número de ciudadanos vinculados al catolicismo suponía el 55%. Pero ha sido en 2023 cuando este fenómeno ha alcanzado su punto álgido, con una mayoría de residentes en Euskadi alejándose de cualquier tipo de religión.

Religiones minoritarias
Por otro lado, existe una mayor diversidad religiosa en la CAV. Según la encuesta de Neurtu 2023, un 5,8% de la población vasca profesa creencias minoritarias, como el islam, el cristianismo evangélico y la ortodoxia. Esto supone un aumento de casi cinco puntos respecto a 1987, cuando las personas creyentes de alguna de estas religiones no suponían más que el 1% del total de la población, de acuerdo con el Sociómetro Vasco.

La religión musulmana es la confesión no católica más numerosa en Euskadi, que representa al 4% de la población. Le siguen las iglesias evangélicas con un 1,1% y las comunidades ortodoxas con un 1%. Esta diversidad creciente no solo es el resultado de los cambios internos en la sociedad vasca, sino también de la llegada de personas migrantes que han traído consigo sus propias tradiciones religiosas.

No obstante, al igual que ocurre en la población en general, los datos revelan que la población extranjera es en su mayoría católica (42,9%), pero religiones como la musulmana (17,9%) y la evangélica o protestante (9,8%) tienen una mayor representación entre este colectivo. Este dato resalta la influencia de la migración en la configuración religiosa de Euskadi.

La variedad de razas y culturas en cada una de las tres capitales vascas se refleja en su diversidad religiosa. En Gasteiz, la comunidad musulmana tiene una presencia significativa. Esta suponía el 6,3% de la población en 2022, dos puntos más que en el conjunto de Euskadi, donde la media se situó en el 4,0%. Esta diferencia se debe a que la población de origen magrebí y de otras partes de África es más importante en la provincia de Araba, con un 31,1% frente al 21,7% del promedio vasco.

Centros de culto
Los centros de culto en Euskadi también reflejan esta nueva realidad. Actualmente, hay 301 centros de culto para religiones minoritarias. Atendiendo a las diferentes confesiones, la evangélica o protestante es la adscripción con mayor número de centros de culto en Euskadi (147 en total); la musulmana es en la segunda confesión con más centros de culto (83 mezquitas), y la tercera es la de los testigos de Jehová (33 salones del Reino). Por provincias, Bizkaia lidera en número de centros con un total de 148. Le siguen Gipuzkoa con 97 y Araba con 56.

Por otro lado, según el informe sobre diversidad religiosa, los seguidores de estas religiones minoritarias afirman sentirse ignorados o rechazados por parte de la sociedad vasca, cuando no estereotipados de manera negativa.

No obstante, se perciben ciertos avances en esta materia. Desde 2009, el Gobierno Vasco ha promovido estudios que buscan visibilizar y reconocer la diversidad religiosa en Euskadi. Estos esfuerzos, junto con planes como el Plan de Convivencia 2017-2020 y el Plan Udaberri 2024, han ayudado a posicionar el tema de la diversidad religiosa en la agenda política, abriendo un camino hacia una mayor inclusión y reconocimiento.

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