Tribuna abierta

Derecho a no emigrar

Nuestros representantes, en ambos lados de la bancada, quieren irresolubilizar dicho problema hasta el hastío de la ciudadanía

Diario de noticias de Gipuzkoa, Ignacio Pérez-Ciordia, 18-10-2024

Enhorabuena. No les costó demasiado esfuerzo y, tras unos meses de infantilizarnos por parte de unos y otros, lo han conseguido. Han logrado polarizar la sociedad, primero con aspectos de territorio y ocupación del ecuménico espacio público, y después con temas como la migración, tema sacrosanto de discusión en bares y tabernas, también en el Parlamento. Nuestros representantes, en ambos lados de la bancada, quieren irresolubilizar dicho problema hasta el hastío de la ciudadanía.

El argumentario es de lo más bizantino y, claro, tiene sus seguidores. Así, dicen con la boca llena de espuma y la mente vacía de contenido, que los emigrantes van a ocupar el espacio de la España vaciada o reafirman amenazantes con espectacular pseudohumanismo que se necesitan para cuidar (limpiar el culo, explicitan) a nuestros padres mayores. Este paradigma, venial y absurdo por lo falaz, se combate con bulos trillados y argumentos viscerales como la gran sustitución por la otra parte de la bancada. El Banco de España cifra en 24 millones de inmigrantes nuestras necesidades de reemplazo poblacional hasta el año 2053. El buenismo de unos y la violencia de los bulos por parte de otros ha venido para quedarse sin sonrojo; y nos arrastra.

Todo ello se acompaña de filípicas y moscas volantes. Cuando durante años oímos sin ningún filtro estas banalidades, acabamos convencidos y orgullosos de entender, por fin, lo que dicen los políticos; incluso servimos de altavoz en uno u otro sentido.

Necesitamos que algún opinólogo, no es necesario que sea intelectual ni siquiera que entienda, aporte luz y datos que ponga tal preocupación social en sus justos términos con un debate tranquilo, sin necesidad de acusar a la otra parte de fascista o de vendepatrias. Que es un problema, sin duda lo es, incluso de convivencia democrática.

En el plano político, son los llamados partidos de derechas quienes se posicionan de manera tajante en contra de la emigración, incluidos también partidos nacionalindependentistas, utilizando excusas de mal pagador. En el plano individual, cada quien es cada cual, con una gran variedad de flecos dominantes en todos y cada uno del espectro político. Y al igual que hay partidos políticos de la izquierda internacionalista que son proindependentistas, también los hay partidos de izquierda antiinmigración. En todas las casas cuecen habas.

Hablamos de la emigración de manera tan genérica, tan poco pulcra que incluso los portavoces de los partidos transmiten la impresión de ignorancia sobre el tema. No diferencian entre el migrante ucraniano (mas de 30.0000 refugiados en España, todos con residencia lograda en tiempo récord), del migrante sudamericano con Visa de turista y viajado en avión del resto de migrantes: marroquíes y subsaharianos, básicamente, ingresados por la mafia con nocturnidad y con peligro serio para sus vidas. Entre ellos se parecen como las mariposas a los elefantes.

Son estos últimos, marroquíes y subsaharianos, el motivo de mi exploración. Otros colectivos, migrantes también ilegales, no conllevan las pedradas de los voceros, aunque las razones que motivan tal decisión sean similares.

Quienes llegan a Canarias son ilegales y algunos son menas y son porcentualmente muy pocos: 5,6% del total de ilegales; el resto en su gran mayoría latinoamericanos. Y es la ruta canaria una de las más mortíferas del mundo: fallece 1 persona por cada 20 que llegan (ACNUR, OIM).

La afectación depende del lado de la mesa que te aposentes.

A. Sobre los países de origen. En países con una economía informal tan potente es difícil hablar de tasa de paro. Las organizaciones internacionales (Banco Mundial, OIM) señalan tasas de pobreza superiores al 50% para los países de procedencia mayoritaria subsahariana (Senegal, Mauritania, Gambia) y unas remesas de divisas por los emigrantes que superan el 12% (Senegal) o el 20% del PIB (Gambia). Corrupción y pobreza social da lugar al “enriquecimiento sin desarrollo”. Son las elites quienes monopolizan la riqueza obtenida de países (China) que compran países enteros o multinacionales que monopolizan licencias de pesca, con el consiguiente abandono de actividad de los cayucos y su deriva a otros menesteres. Expoliación es la realidad.

Un caso diferente y más complejo es Marruecos con una tasa de pobreza muy inferior (5%). La geopolítica también es menesterosa con la población.

Estos 2 indicadores (tasa de pobreza y remesas de divisas) explican la libertad y facilidad condicionada que les ofrecen los gobiernos respectivos para emigrar. Lo único que les exigen es que el medio de transporte sea chabacano, ilegal y trampantojo de la dignidad.

Todos ellos están entre los países con peor calidad de vida del mundo. Y su futuro es negro carbón: se marchan los jóvenes y, con frecuencia, los universitarios.

B. Sobre los individuos. Mayoritariamente señalan el paro como principal factor que justifica la emigración. Si sumamos la violencia de los señores de la guerra con su derecho de pernada y la esclavitud todavía presente en amplias zonas, el menú está servido

La huida de estas realidades, la necesidad y, claro, también el engaño y la mafia que todo lo prostituye actúan y abonan el sueño, la ilusión de las expectativas. Agua potable quizás no tienen, pero sí Coca-Cola y televisiones que presentan imágenes de dátiles y miel, alimento edulcorado para las dudas que puedan surgir.

Es difícil huir de la realidad, de la familia y de la cultura, pero la ilusión de mejora hace mella y socava la capacidad de resistencia. No son snobs quienes viajan, pero tampoco son los más necesitados (o si, quién sabe).

C. Sobre el país de destino. La soledad, el desarraigo, el paro, la exclusión y la animadversión es el destino primero y último al que están abocados. Si la diosa fortuna les acompaña, quizás algún trabajo agrícola en invernaderos o en sector servicios con hostelería como motor. Quizás este, nuestro país, no es sino la lanzadera hacia otros destinos, siempre provisionales. Surge la pregunta de si la actual actividad económica es capaz de dar trabajo a todos, si las organizaciones sociales comprenden las verdaderas necesidades de los migrantes y, especialmente, si hay algún colectivo nacional que se va a sentir perdedor en esta coyuntura. Y que va a convertir a este colectivo cosificado en el plano nacional, en el chivo expiatorio de sus defenestradas vivencias económicas. Nuestra formación judeocristiana nos exige solidaridad con el necesitado, pero nos reafirmamos pensando (en voz alta) que la solidaridad bien entendida empieza por uno mismo.

Y es que el deambular sin rumbo no debiera ser la alternativa.

Intentamos poner freno a la emigración, problema referenciado por un alto porcentaje de la población. Para ello, ponemos límites a la libre circulación de personas dentro de la UE, reactivamos las fronteras, externalizamos (Túnez, Marruecos) con dinero los controles migratorios y hablamos (presidente de España) de la emigración circular.

En realidad no sabemos qué hacer. Somos conscientes del problema pero repetimos año tras año los mismos inventos. El pueblo es soberano pero no sabio, y la tendencia del votante está teledirigida. Ya se han realizado 6 regularizaciones (empate PP/PSOE) y la próxima prevista de más de 500.000 ilegales (fundación porCausa), no conlleva ninguna traba; solo el 11% procede de África. Los multirreincidentes debieran ser apartados, nada aportan en positivo. Este dato puede interpretarse como causa del efecto llamada sino fuera porque el verdadero motor de la transfiguración es el efecto salida.

La crisis no se resolverá sólo con pronunciamientos éticos e ideológicos. Y es de ABC el escuchar a la ciudadanía. La sociedad civil está hastiada de problemas de calidad de vida, incluso de convivencia democrática. Y le comen la oreja el mantra de los políticos de izquierda y derecha con la diferencia que unos utilizan guantes de seda y otros de esparto.

Emigrar es un derecho; lo recoge la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, pero excepcionalmente se habla del Derecho humano a no emigrar; y entiendo que este debería primar sobre cualquier otro postulado: derecho a una vida digna, donde el trabajo sea un factor de emancipación, de empoderamiento, de autonomía personal y social, de futuro. Y ello requiere cambios estructurales y querer hacerlo.

Si la UE continúa haciendo lo mismo, los resultados serán los mismos; y no es superstición. La magia de los cambios conlleva necesariamente cambios sobre lo previo.

Si Europa dedicara el mismo esfuerzo economicosocial a mejorar aquello que facilita la vida y la dignidad de las personas en sus países de origen, favoreciendo la estabilidad política y económica mediante educación y política (controlada y evaluada) de inversiones, deberían valorarse. No se trata de escoger entre papá o mama, sino de inventariar nuevas oportunidades con información veraz y objetiva.

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