Italia y Albania, un "amor incondicional" difícil de replicar en el resto de la UE

El acuerdo entre Roma y Tirana para acoger temporalmente a solicitantes de asilo es muy difícil de replicar en el resto de la UE por la especial relación que mantienen ambos países

El Mundo, Manuel Tori, 17-10-2024

A lo largo de la mañana de este miércoles, acompañados por el buque Libra de la Marina militar transalpina, arribaron los primeros migrantes desviados por Italia a las costas de Albania. Los 16 migrantes 10 nacionales de Bangladesh y seis de Egipto, desembarcaron en el muelle de Shengjin para entrar directamente, a una distancia de pocos metros, al contiguo centro migratorio de la localidad albanesa. Allí fueron identificados, registrados, se les dio ropa limpia y comida, pasaron los correspondientes controles médicos y pidieron enseguida, como prevé la normativa italiana, su solicitud de asilo. Excepto dos de ellos, que resultaron ser menores y serán enviados a Italia, según informaron medios locales sin dar más detalles.

Acto seguido, el resto fue acompañado a unos 20 kilómetros hacia el interior, al gran centro migratorio de Gjader, donde los próximos 28 días serán cruciales para conocer su futuro estatus jurídico basado en la aplicación del Derecho internacional. Los migrantes llegados este miércoles a Shengjin y Gjader fueron los primeros en poner a prueba el nuevo acuerdo entre Roma y Tirana para desviar a los migrantes rescatados por las Fuerzas Armadas transalpinas en las aguas internacionales del Mediterráneo central a Albania y acelerar sus expulsiones sin que toquen suelo italiano.

Los centros migratorios albaneses de Shengjin y Gjader, a todos los efectos, están bajo la jurisdicción transalpina, como si estuvieran en el país con forma de bota. ¿Por qué no aprovechar los centros ya existentes en Italia? Más allá del atractivo político y mediático de la estrategia migratoria de Meloni en Albania, el problema estructural de fondo es que Roma, desde hace años, no logra controlar plenamente a los migrantes sin derecho a protección internacional, de ahí que a menudo se escapen al resto de Europa. De otro modo, construir y mantener dos centros migratorios en Albania sería innecesario.

La palabra externalizar está favoreciendo en las últimas horas la política migratoria promovida por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Atendiendo al diccionario, el verbo es de naturaleza económica y consiste en encomendar la realización de tareas o servicios propios a otra empresa. Siguiendo el paralelismo en términos estatales e internacionales, Italia realmente no está externalizando su gestión migratoria a través de Albania, sino precisamente lo opuesto: Roma está invirtiendo para encargarse personalmente de su gestión migratoria, convirtiendo dos tierras balcánicas en dos nuevos enclaves con jurisdicción transalpina. Italia marcando un antes y un después en la Unión Europea lo que está haciendo, así pues, es desviar y adelantar su frontera.

El protocolo entre Italia y Albania en materia migratoria, ahora de referencia para una quincena de países del continente, no es tan fácil de replicar en el resto de la Unión Europea (UE). Esto se debe a la relación privilegiada que mantienen Roma y Tirana desde hace años a nivel político y económico. Las exportaciones transalpinas en Albania suman unos 2.000 millones de euros cada año y un crecimiento que ronda el 4% anual. El nuevo pacto migratorio entre ambos, además, hará que el Gobierno italiano desembolse hasta 800 millones de euros en los próximos cinco años; con la posibilidad de ampliar el acuerdo otro quinquenio.

Es en lo político, sin embargo, donde la sintonía italo-albanesa es aún más evidente. El jefe del Gobierno de Albania, Edi Rama, en las últimas semanas ha afirmado públicamente que su país siente, literalmente, un “amor incondicional” hacia Italia. Sobre la base de estas declaraciones ha justificado el acuerdo migratorio con Roma como “exclusivo” y que, por tanto, no es reproducible con el resto de estados europeos. A esto hay que añadirle un destacado trasfondo geopolítico: Albania es candidata oficial para entrar en la Unión Europea desde 2014. Y le será muy útil, en el futuro, tener a un país fundador como Italia de su parte.

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