Tal y como anunció el pasado sábado el primer ministro polaco, Donald Tusk, Polonia va a suspender temporalmente el derecho a asilo debido a la crisis migratoria que sufre. Las tensiones fronterizas con Bielorrusia ha impulsado que el Gobierno polaco haya decidido endurecer sus medidas. Tusk responsabiliza a Bielorrusia y Rusia de la llegada masiva de migrantes irregulares procedentes de las mafias rusas y bielorrusas, señalando que se aprovechan del derecho a asilo dentro del territorio polaco con el fin de generar inestabilidad.

A menos de dos días de la cumbre que tendrá lugar en Bruselas entre los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, la medida adoptada por el Ejecutivo polaco se alinea con las de otros países europeos que ya han decidido hacer cambios respecto a sus políticas fronterizas.

Maciej Duszczyk, ministro del Interior, ha afirmado que «si se produjera un aumento radical de la inmigración cometeríamos los mismos errores que se cometieron en países como Alemania, Países Bajos y Suecia». La actual cifra de inmigrantes en el país se sitúa en los 2,5 millones, algo que, según Duszczyk, «está muy cerca del límite y podría romper la cohesión social».

Bruselas avisa: «Proteger la frontera no excluye respetar el derecho a asilo»
«Los Estados miembro tienen obligaciones internacionales y europeas, incluida la de ofrecer acceso al procedimiento de asilo», afirmó ayer la portavoz comunitaria de Interior y Migración, Annita Hipper. Recalcó que «proteger la frontera no excluye el derecho a asilo», aunque a su vez también manifestó que para la Unión Europea es «imperativo proteger las fronteras exteriores, en particular de Rusia y Bielorrusia».

Tusk ya advirtió hace días que su postura era implacable: «El control de las fronteras y la seguridad territorial de Polonia es y será nuestra prioridad absoluta, por lo que nuestras acciones estarán destinadas a ello».