La Europa que viene
La Vanguardia, , 15-10-2024Atendiendo a las prescripciones demoscópicas del CIS, la inmigración es el principal problema para los españoles. Si ampliamos el foco a la categoría europea, el European Council on Foreing Relations revelaba en febrero que la crisis climática y la migratoria marcarían los principales posicionamientos políticos a nivel nacional y transnacional. Meses más tarde, la campaña europea y sus resultados convalidaban este pronóstico. Sin ignorar el impacto social y las consecuencias político-electorales de la crisis climática, la coyuntura me conduce a priorizar hoy algunas reflexiones sobre la crisis migratoria.
La primera de ellas pasa por aceptar la complejidad del fenómeno, que por ser poliédrico no admite verdades absolutas. El debate y, sobre todo, las soluciones se deben plasmar en una amplia paleta de colores. Ni apostando por el blanco, ni haciéndolo por el negro daremos con las medidas que precisa una realidad que es a la vez una esperanza y un problema. Estamos ante una materia de alta sensibilidad, que en función de cómo sea tratada puede estigmatizar a nuestras sociedades. Si el maniqueísmo nunca es aceptable, menos lo es ante un hecho tan proclive a la demagogia inflamable.
FOTODELDÍA GRAFCAN5250. LA RESTINGA (EL HIERRO), 10/10/2024.- Un cayuco con 158 inmigrantes a bordo ha llegado este jueves al puerto de La Restinga, en el sur de El Hierro, acompañado por la Salvamar Mízar, de Salvamento Marítimo. EFE/ Gelmert Finol
Gelmert Finol / EFE
En consecuencia, políticamente la controversia solo puede abordarse desde el consenso. Basta comprobar como en el debate migratorio el clásico eje izquierda-derecha aparece desdibujado, cuando no sustituido. Así, vemos como los intentos de deportación masiva se proponen tanto desde la izquierda (Dinamarca o Alemania) como desde la derecha (Italia). El propio modelo de Meloni provoca al mismo tiempo la atención de los laboristas británicos y la de los populares españoles.
Por otra parte, para acercarnos al binomio esperanza-problema conviene recordar un contexto incuestionable. Fruto de la irresponsable negligencia europea en políticas demográficas y familiares coincide el rejuvenecimiento de África con el envejecimiento de Europa. Mientras el Viejo Continente pierde progresivamente habitantes, una cuarta parte de la población mundial será africana en el 2050 (uno de cada tres jóvenes entre 15 y 29 años y 10 de los países más jóvenes serán africanos).
Europa necesita mano de obra para atender ciertas ocupaciones (que los autóctonos no parecemos dispuestos a practicar) y para garantizar el equilibrio entre trabajadores y jubilados que aseguren la sostenibilidad del sistema de pensiones. Y el dividendo demográfico africano, como señala el FMI, precisaría, y no va a ser el caso, de la generación de 18 millones de puestos de trabajo de alta productividad al año.
Fruto de la negligencia europea coincide el rejuvenecimiento de África con el envejecimiento de Europa
Señalo particularmente la población inmigrante procedente del sur de nuestras fronteras por tres razones distintas: La primera, por ser consciente de que las vías marítimas de acceso irregular a España se han convertido en las que más crecen en toda la UE. La segunda, por ser esta inmigración irregular la más utilizada como arma política de confrontación. Y la tercera, por ser buena parte de la inmigración africana la que mayores riesgos de integración y convivencia intercultural puede ocasionar, debido especialmente a factores religiosos que condicionan el marco de respeto a los derechos humanos en general, y el respeto e igualdad de las mujeres, en particular.
Si no somos capaces de dar con la respuesta adecuada a esta crisis, y hacerlo además a nivel europeo, la esperanza se desvanecerá y el problema emergerá como irresoluble condicionante de nuestro futuro. Nuestra incapacidad será (lo está siendo ya) pasto para los populismos. La inmigración ha alimentado a la extrema derecha en las elecciones europeas. Lo hizo antes en Italia, en Holanda y en diversos países nórdicos. Lo ha hecho en Francia, en las regionales de Alemania y en las generales de Austria. Y puede extenderse como la lava de un volcán en erupción.
Esta es la Europa que nos viene. En la presentación de su última novela El niño del ajedrez, Màrius Carol recordaba que “cada tres generaciones hay un país que se suicida porque ha olvidado qué le pasó”. En Europa, la generación de la guerra vivió atrocidades. A los que venimos después se nos explicó tal horror. La tercera generación no lo puede olvidar ni ignorar a riesgo de sucumbir.
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