Editorial

Orbán, contra la UE

Diario de noticias de Gipuzkoa, , 14-10-2024

La Unión Europea tiene un serio problema –uno más– y un motivo de alta preocupación en su propia composición y estructuras internas cuyos engranajes no solo no terminan de encajar sino que en algunos casos son potencialmente peligrosos para su cohesión e incluso para su supervivencia, al menos tal y como la conocemos. No cabe duda de que algunos líderes europeos tratan de dinamitar algunos de los cimientos en los que se basa la Unión. Un caso paradigmático es el del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, un dirigente ultraderechista y populista que está dando claras muestras de sus políticas escasamente democráticas y que atentan contra derechos individuales y colectivos. Ya en 2018 el Parlamento Europeo consiguió que se le abriera un expediente por violación de valores fundamentales y en 2022 advirtió de que Hungría ya no puede considerarse una democracia plena. El actual funcionamiento de la UE, sin embargo, ha otorgado a Orbán el inmerecido privilegio de ostentar la presidencia rotatoria del Consejo Europeo. El pasado miércoles, el líder húngaro presentó ante el Parlamento Europeo las prioridades de su presidencia con un discurso indigno del cargo, fuera de lugar y atentatorio contra los valores que representa la Unión, en el que insistió en que la llegada de inmigrantes está detrás del aumento de fenómenos como la homofobia, la violencia contra las mujeres y el antisemitismo. Todo ello pese a que en su país aplica leyes antiLGTBI, antimigratorias y que desprotegen a las mujeres. Asimismo, Orbán –que no esconde su admiración por Vladímir Putin– criticó el apoyo de la UE a Ucrania ante la agresión rusa, mientras su ministro de Exteriores viajaba a Moscú para firmar con Gazprom un aumento en el suministro de gas ruso a Hungría. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y todos los grupos de la Eurocámara excepto los de extrema derecha fueron muy duros en sus réplicas, pero eso ya no es suficiente. Orbán no hablaba en la tribuna del Parlamento en Estrasburgo como primer ministro de su país ni como líder de una ideología extremista y populista sino como representante legítimo de la UE en calidad de presidente del Consejo. Europa no puede permitir estos discursos infames en su nombre que agrietan la unión, sus bases y sus valores humanos y democráticos y alejan aún más a la ciudadanía de la institución.

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