Los ganadores del Premio Saliou Traoré: “A nadie le importan los muertos de la migración”
El Diario, , 12-10-2024
Gemma Bastida
Barcelona, 12 oct (EFE). – Los periodistas brasileños Renata Brito y Felipe Dana, ganadores del VI Premio Saliou Traoré por un trabajo sobre la identificación de migrantes fallecidos en alta mar, denuncian la falta de voluntad política y de recursos para investigar el origen de los cayucos que acaban a la deriva, ya que, aseguran, “a nadie le importan los muertos de la migración”.
Durante dos años, estos periodistas de la agencia estadounidense Associated Press (AP), que son pareja y viven en Barcelona, han seguido los pasos de una barcaza que partió de Mauritania con 43 personas africanas a bordo con destino a Canarias y que apareció 135 días después, el 28 de mayo de 2021, en la isla caribeña de Tobago.
Aunque embarcaron más de 40 personas, tan solo se hallaron catorce cadáveres y otros restos óseos en el cayuco, ya que es habitual que en estos viajes los pasajeros fallecidos sean arrojados al mar por los que siguen vivos.
La investigación, titulada ‘A la deriva: una travesía de muerte y sueños perdidos’, ha permitido poner nombre a 33 de las 43 personas que murieron tras dejar sus países en busca de un futuro mejor, dando “un final digno” a los fallecidos y respuestas a sus familiares.
Por este trabajo, Brito y Dana han ganado el VI Premio Saliou Traoré de periodismo en español sobre África, convocado por la Agencia EFE y Casa África, así como un Premio Emmy en la categoría de Investigación Destacada y un World Press Photo en el apartado Multimedia para la región africana.
Dos años y tres continentes
Los premiados, que recogerán el Saliou Traoré en un acto que se celebrará el 14 de octubre en Las Palmas de Gran Canaria, empezaron a trabajar en este reportaje tras quedar “impactados” por una noticia: había aparecido una embarcación con varios cadáveres en Trinidad y Tobago y “nadie estaba investigando” su procedencia ni quiénes eran los fallecidos.
“Queríamos saber la historia de este cayuco, de las personas que iban a bordo y encontrar respuestas a todas las preguntas que quedaban abiertas”, explican en una entrevista con EFE.
Aunque “no es lo habitual”, decidieron trabajar juntos en este ambicioso reportaje, que empezaron “como cualquier otro”, pero que les llevó casi 24 meses de investigaciones y diversos viajes a países de tres continentes, como Francia, Trinidad y Tobago o Mauritania: “Fuimos tirando del hilo y vimos que hacía falta ir a muchos sitios para conseguir conectar los puntos”, indica Brito.
Como si de un puzzle se tratara, fueron cruzando datos y encajando piezas hasta lograr recomponer la fatal travesía de la barcaza, que partió de Mauritania rumbo a Canarias y acabó en el Caribe, a más de 5.000 kilómetros de distancia.
La mortífera ruta canaria
Cuando empezaron esta investigación, en 2021, “no había mucha información” de la ruta canaria de la migración, una de las más peligrosas que existen actualmente, pero algo les decía que la llegada de ese cayuco a Tobago era solo la punta del iceberg, un problema de magnitud por entonces desconocida, expone Felipe Dana.
“Para mi era como una señal, una alerta roja de que había muchos más cayucos perdidos al otro lado del Atlántico”, añade Brito.
Dar con los familiares fue una tarea “complicadísima”. Lo primero que hicieron fue buscar grupos de allegados de desaparecidos en las redes sociales. Así encontraron, por ejemplo, a una mujer en Francia que buscaba a su sobrino maliense, que resultó ser uno de los ocupantes de la barcaza de Tobago.
Pero si algo resultó clave en todo este proceso fue la localización de móviles en el cayuco. La policía había conseguido extraer una lista de contactos de las tarjetas SIM, pero “por alguna razón nadie llamaba a esos números”. Sí lo hicieron Brito y Dana, que telefonearon a más de cien personas hasta que dieron con los familiares de algunos de los fallecidos en un pueblo de Mauritania fronterizo con Mali.
Informar a las familias
Decidieron viajar hasta ese pueblo y hablar personalmente con los familiares para informarles de que había indicios de que los fallecidos en el cayuco de Tobago eran sus parientes. En general, el “’feedback’ fue positivo” y las familias agradecieron su trabajo, pese a la dureza de conocer su trágico destino.
“Después de que hiciéramos el test de ADN con la primera familia, muchas otras nos buscaron porque lo querían hacer también”, comenta Felipe Dana.
De hecho, informar a las familias fue una de las partes más duras del reportaje, ya que no es un trabajo que corresponda hacer a un periodista, sino a un gobierno, la policía u otra autoridad. “Fue difícil, porque la gente quiere información, pero si no es la información que ellos esperan, quizá no la aceptan”, detalla Brito.
Los periodistas brasileños han querido “honrar” con este reportaje a los fallecidos en el mar, pero también evidenciar que es posible identificar a las víctimas si se pone empeño, “incluso en casos complejos que atraviesan fronteras”. “Los muertos también tienen derechos, los familiares tienen derechos, y esto es una manera de demostrar que es posible investigarlo”, subraya Brito.
Ellos lo consiguieron, pese a que se encontraron con multitud de dificultades, como exceso de burocracia, falta de información, de transparencia y de cooperación de las autoridades. Tantas, que más de una vez pensaron que su esfuerzo no llegaría a ningún lado.
Un reportaje útil
No fue así y ahora su trabajo, aseveran, está sirviendo de ayuda a policías y autoridades de otros países, como Brasil, a la hora de investigar el origen de cayucos llegados a sus costas.
“Nuestro reportaje ha ayudado, pero falta hacer más, mucho más, porque el problema de los desaparecidos, de los muertos no identificados y de las familias sin respuestas es muy grave”, indica Brito, que denuncia la falta de voluntad política a la hora de hacer frente a este problema y de la inexistencia de una entidad internacional encargada de identificar a las víctimas.
“A nadie le importan los muertos de la migración”, lamenta Brito, que se pregunta si la respuesta de la comunidad internacional sería la misma si en algún lugar apareciera un cayuco “con 15 o 20 personas blancas muertas”.
Los periodistas alertan asimismo de que el refuerzo de los controles migratorios en el Mediterráneo está provocando que la ruta canaria se haya convertido en una las principales vías marítimas de acceso irregular a Europa, pero también en una de las más mortíferas, con más de 5.000 muertos en lo que va de año.
“Si cierras una ruta, se abre otra más peligrosa”, advierte Felipe Dana.
Una “pequeña pausa”
Los reporteros brasileños, que consideran “un honor muy grande” que la Agencia EFE y Casa África hayan premiado su reportaje, han seguido trabajando en el tema migratorio estos últimos meses y muchas personas les han contactado pidiendo ayuda para que investiguen otros casos de cayucos perdidos en el mar.
Sin embargo, de momento van a hacer “una pequeña pausa”, ya que hace un mes fueron padres de su primer hijo, con el que la próxima semana viajarán a Canarias para recoger el VI Premio Saliou Traoré, instituido en memoria del que fuera durante más de 30 años corresponsal de EFE en Dakar.
El galardón está dotado con 5.000 euros y una estatuilla conmemorativa, diseñada por la artista española María de Frutos, y patrocinado por el Gobierno regional de las Islas Canarias (Atlántico), el Consorcio Casa África (Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y Ministerio de Asuntos Exteriores de España) y la colaboración de la aerolínea Binter.
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