Inmigración
Ordenadores contra el éxodo
Dabo Malang, celador de la parroquia de Santa Anna, impulsa un proyecto para crear una aula de informática en la escuela a la que acudió de niño, en Senegal
La Vanguardia, , 10-10-2024Dabo Malang atiende cada día a las personas sin hogar que acuden a desayunar a la parroquia de Santa Anna de Barcelona. Marroquíes, gambianos, españoles, malienses y senegaleses, como Dabo, entre otras nacionalidades, hacen cola a primerísima hora de la mañana a la puertas de la iglesia. Dabo, que ha logrado estabilizar su situación en Catalunya gracias a su trabajo como celador en Santa Anna, ha iniciado un proyecto para que los escolares de su pueblo, Baconding, en Casamance, se puedan formar en informática, en un futuro tengan más oportunidades en su país y desistan de emprender peligrosas travesías para llegar a Europa.
A los 21 años, Dabo inició un largo viaje que empezó en Casamance, continuó en Mauritania y una vez en Marruecos se embarcó en una patera que lo dejó cerca de Tenerife. Su periplo culminó en Barcelona, donde también pasó unos meses durmiendo en la calle, como las personas que a diario acuden a Santa Anna. Ahora considera que ha llegado el momento de hacer algo por su comunidad de origen. “En mayo regresé a Senegal y visité la escuela de mi infancia. ¡Estaba igual que hace 25 años, en estado muy precario! Con profesores y amigos de confianza decidimos montar una aula de informática, quiero que aprendan, que vean la realidad del mundo, que no tengan que marcharse. Ya he enviado una treintena de ordenadores, la mayoría de segunda mano, para poder empezar lo antes posible las clases”, detalla Dabo, de 34 años. La iniciativa cuenta con el apoyo y la tutela de Santa Anna y de algunos de sus voluntarios.
La parroquia de Santa Anna ofrece vivienda y formación a 27 jóvenes de diferentes orígenes
“Lo importante es el paso que ha dado Dabo para ayudar a su pueblo, pero debe ir despacio, demostrar que el aula funciona y que los recursos que envía se utilizan correctamente; también es importante el mensaje que quiere transmitir a los jóvenes, que se queden en Senegal”, comenta el párroco de Santa Anna, Peio Sánchez. Desde Santa Anna, añade, seguirán la evolución de esta iniciativa para velar por su correcto funcionamiento.
“Gracias a una persona vinculada a la parroquia hemos conseguido la mayoría de ordenadores y algunas impresoras; en su fiesta de aniversario pidió a sus amigos que le regalaran ordenadores para la escuela de Baconding”, explica Dabo. Tres maestros serán los que impartirán la formación a alumnos de primaria y secundaria de Baconding.
Dabo abrió ayer a las 7 de la mañana las puertas del recinto religioso para que no se formaran colas en la calle. Alrededor de 200 personas accedieron al claustro para desayunar. También sirven almuerzos y cenas dando prioridad a las mujeres y a jóvenes que han llegado hace poco a la ciudad y que subsisten al raso, detalla Sánchez.
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Foto PAULA SAMA 27/08/2024. Rodolfo Bustamante, immigrante que está tramitando el permiso de residencia con la ayuda de Cáritas, fotografiado en las proximidades de Via Laietana, Barcelona.
Dabo consiguió hace siete años el permiso de residencia y de trabajo gracias al contrato a jornada completa que le ofreció esta parroquia por la vía del arraigo social. Había empezado a colaborar como voluntario y acabó en plantilla como celador. Tener un empleo y una casa le permitió poder iniciar los trámites para traer a su familia. Su mujer, Mariatou, y sus dos hijos aterrizaron en Barcelona en noviembre del 2021. En Catalunya nació su tercer vástago.
“Viendo a las personas que acuden a Santa Anna te dan ganas de hacer cosas”, comenta, al final del turno del desayuno. Poco a poco ha ido creciendo el número de jóvenes migrantes a los que la parroquia saca de la calle, les ofrece alojamiento en pisos y los prepara para su futura inserción en el mundo laboral. “En estos momentos son 27, de los cuales cinco mujeres, que siguen diferentes cursos y aprenden la lengua. Cuando suman dos años empadronados en Barcelona ya pueden optar a los papeles por la vía del arraigo por formación. Les acompañamos y les ayudamos a buscar trabajo”, señala Sánchez.
Entre agosto y finales del pasado mes de septiembre, el servicio de acogida de Santa Anna detectó un incremento de personas inmigrantes recién llegadas a la ciudad, la mayoría procedentes de países subsaharianos, sin un lugar donde dormir, sin conocer el idioma y desubicados, añade Sánchez.
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