Día Mundial de la Salud Mental
Una consulta psicológica sobre ruedas para las personas sin hogar en Gipuzkoa
Más de 70 pacientes han pasado por los asientos de la furgoneta 'Kam Unitatea', que recorre el territorio para cubrir las necesidades de salud mental de este colectivo
Diario Vasco, , 10-10-2024Son las diez de la mañana. José, que ha pasado la noche dentro de su saco de dormir refugiado del frío en un soportal, acude dubitativo a la furgoneta ‘Kam Unitatea’. Dentro le espera Ainhoa García, técnico referente de este programa y también su psicóloga. Es la primera vez que se sube a esta consulta sobre ruedas. Está en situación de exclusión residencial; esto es, no tiene un hogar donde dormir, y tiene problemas de salud mental, en concreto depresión. Pero no cuenta con apoyos de ningún tipo para pedir ayuda psicológica. Y tampoco tiene una red social en la que apoyarse. Si quiere mejorar su salud mental, esta iniciativa de la asociación Lotura Giza Garapena es su «lugar seguro». Sin Ainhoa u otro profesional de su equipo, su malestar no va a desaparecer.
La historia de José es ficticia, pero no por eso es menos real. Más de 70 personas en situación de exclusión residencial han pasado por los asientos de esta furgoneta, que desde hace dos años recorre todas las mañanas de lunes a viernes Donostia, Irun y Errenteria. En el Día Mundial de la Salud Mental, sus responsables explican la importancia de un proyecto como este, que aboga porque todas las personas, independientemente de sus circunstancias personales, tengan derecho a una atención psicológica para reducir sus problemas de salud mental.
«Este proyecto surgió porque detectamos un vacío en el ámbito de la salud mental y las personas sin hogar»
Nadia Fabo
Coordinadora de Lotura Giza Garapena
La idea surgió después de que varios trabajadores del tercer sector, entre ellos la coordinadora de Lotura Giza Garapena, Nadia Fabo, detectaran «una necesidad» en este colectivo que «aún estaba sin cubrir». Había que «hincar el diente a otros servicios que no fueran solo el asistencionalismo puro»; esto es, las necesidades alimentarias y de higiene, explica Fabo. Así localizaron «un vacío en el ámbito de la salud mental», que siempre se quedaba «entre el sistema social y el sanitario».
Hombres de 35 años
‘Kam Unitatea’ nació con un objetivo «tangible», moverse allá donde estén las personas en situación de exclusión residencial, que duermen en albergues o que viven en recursos de inclusión y ofrecerles una consulta psicológica fuera de un centro tradicional. Trabajan por las mañanas de lunes a viernes y están abiertos a todos los que deseen subirse a la furgoneta. Cada sesión dura una hora y de media, cada personas acude en tres ocasiones.
Por el momento, el perfil es claro. La mayoría son hombres de una media de edad de 35 años, dicen García y Fabo. Es más, el 25% de los atendidos son jóvenes. Además, una de cada cuatro personas atendidas ha nacido en el Estado (25%). El 38%, por su parte, tiene nacionalidad marroquí, y el 25%, argelina. El resto proceden de diferentes países. ¿Y por qué se acercan a este servicio? «Por los mismos motivos por los que el resto de la sociedad va al psicólogo», explica García, que es una de las profesionales que les atienden dentro de la furgoneta.
Normalmente son casos de «depresión, ansiedad y soledad», señalan. «También se han dado casuísticas en las que los atendidos tenían conflictos personales y temas de consumo, sobre todo relacionados con el alcohol». En estas situaciones les derivan a programas de intervención como Erdu, especializado en adicciones. Es más, ‘Kam Unitatea’ trabaja mano a mano con otras organizaciones e iniciativas para llevar una atención personalizada de cada usuario.
«Suelen ir a terapia por los mismos motivos que el resto de personas; soledad, depresión, ansiedad y también consumo»
Ainhoa García
Técnico referente de ‘Kam Unitatea’
Aunque un cuarto de los que han acudido a ellos en este tiempo son españoles, cada vez detectan personas más jóvenes y de origen extranjero en situación de sinhogarimos. ¿El motivo? Los flujos migratorios, que han venido para quedarse. Sus casos suelen ser más complicados. «Tienen las mismas necesidades psicológicas, pero también más barreras», apunta García. «No suelen tener una gran red de apoyo, viven situaciones de mayor soledad y de exclusión que el resto y además tienen muchas problemáticas con la documentación», porque la mayoría no la tiene en regla. ¿Y por qué hay menos mujeres sin hogar? «Suele haber otros circuitos diseñados para las mujeres en situación de calle», explica Fabo. «Y suelen ser más hábiles a la hora de evitar la calle».
Sea como fuere, comparten los problemas de salud mental independientemente del género. El sentimiento de soledad, depresión o ansiedad no entiende de sexo, y menos cuando la persona directamente no tiene un hogar. De ahí que «la adherencia a este programa cueste. Siempre hay que buscar algo que les motive para que quieran volver», explican tanto García como Fabo. Para eso, utilizan el sistema de atención centrada en la persona y García, además, es fiel defensora de la terapia cognitivoconductual, que consiste en sesiones que ayudan al paciente a tomar más conciencia de sus pensamientos negativos, de modo que logre ser más resolutivo en situaciones exigentes.
Esta es una de las claves del éxito de este programa, además de la «flexibilidad» del servicio, «porque hay días en los que la persona directamente no aparece, o llega una hora tarde, y eso forma parte del proceso en este colectivo.Se trata de crear un espacio de intimidad, en el que el usuario se sienta seguro y quiera volver». El requisito es la voluntariedad. ‘Kam Unitatea’ nació con las subvenciones a inversiones y proyectos sociales de los fondos europeos procedentes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del departamento de Cuidados y Políticas Sociales de 2021 y desde entonces no hay día que no ofrezca su servicio.
Dos casos reales
Maribel, mujer de Pasaia
«Vivir en la calle te marca mucho y la soledad deja huella»
«Vivir en la calle es algo que te marca mucho», dice Maribel. Ella lo sabe de primera mano. Ha estado 20 años de soportal en soportal –ahora tiene 58– y, entre tanto, se ha encontrado con la temida soledad en diversas ocasiones. «Por encima de todo está la soledad. Te duele mucho. Deja mucha huella», dice. Maribel nació en Pasaia en la época en la que las jeringuillas llenaban las calles. La emboscaron los problemas familiares, el abuso, la mala suerte y el abandono. Por eso, hoy habla de la importancia de una compañía. «Que puedas hablar con alguien de las cosas que te preocupan, de tus sentimientos o de tus vivencias te quita mucho peso y te ayuda a sobrellevar esta situación», admite. Maribel es una de las veteranas usuarias de ‘Kam Unitatea’. Para ella este servicio es importante «porque aunque no tengamos casa ni trabajo estable, no dejamos de ser ciudadanos, y esto nos puede ayudar a volver a ser personas y dar un pasito adelante».
Mikel, hombre de Trintxerpe
«El alcohol me atrapó y así todo se acaba fastidiando rápido»
A Mikel siempre le ha costado concentrarse. Cuando iba a la escuela, lo que veía desde la ventana le atrapaba. Se distraía. «Yo no servía para ir a la universidad. Me casé y me fui a vivir con mi mujer a casa de su madre. Al tiempo ella se aburrió de mí, y con razón, porque el alcohol estaba comenzando a atraparme. Ahí todo se acaba fastidiando rápido. Una cosa llevaba a la otra, las juergas…». Nació en Trintxerpe y casi 40 años después, un ajuste de plantilla le dejó sin trabajo. «Aquellos meses de invierno fueron el inicio de toda esta basura». Apenas le quedaban ahorros, ni familia, ni fuerzas. La primera noche que durmió en la calle no la recuerda. «Estaba demasiado borracho». Mikel quería retomar la dirección de su vida. Lo primero fue dejar de echar las culpas fuera. Intentar dejar el alcohol y dejarse ayudar. Poco después dio con la furgoneta. «Está guay. Me hacen las preguntas que yo no me atrevía a hacerme y me animan a respondérmelas, pero sin agobiarme».
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