En julio fueron Junts, el Partido Popular y Vox quienes impidieron la reforma de la ley de Extranjería, un cambio legal necesario para garantizar la derivación de menores inmigrantes no acompañados cuando un territorio ve ampliamente superada su capacidad de acogida. Y este sábado el diálogo a tres bandas entre el Partido Socialista, el Partido Popular y Coalición Canaria ha saltado por los aires ante la incapacidad de los dos grandes partidos de ámbito estatal para ponerse de acuerdo.

What is Outbrain

Miles de propietarios calculan el valor de mercado de sus inmuebles con la inteligencia artificial.
realadvisor.es

Tu seguro de coche por menos de lo que imaginas
Direct Seguros

500 personas pueden probar nuestros audífonos totalmente gratis
www.gaes.es
El portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado, anunció que no acudirá a otro encuentro con el ministro Ángel Víctor Torres hasta que el Gobierno de Pedro Sánchez cambie de posición y se abra a buscar la colaboración de la Unión Europea. Y ciertamente cuesta entender por qué el Ejecutivo no ha solicitado la colaboración de Frontex, a lo que se une su negativa a aceptar la solución planteada por Bruselas, consistente en derivar a parte de los menores a otros países comunitarios. Como tampoco se entiende que Sánchez se niegue a aceptar peticiones del PP tan razonables como la declaración de la emergencia migratoria o la inclusión de este asunto en el orden del día de una Conferencia de Presidentes.

De hecho, si alguien pregunta cuál es la estrategia del Gobierno de España ante la crisis migratoria, la respuesta es una incógnita, pues ni la han ofrecido los ministerios de Exteriores e Interior, competentes en la materia, ni el propio Sánchez. Esta semana entrante comparecerá el presidente en el Congreso para abordar esta cuestión. Ahí tiene una oportunidad excelente para dar un giro de 180 grados, tender la mano al PP, aceptar sus planteamientos y acelerar la solución que precisa el archipiélago.

Por desgracia, ni la tragedia en El Hierro hace ahora una semana ha servido para que el sentido de Estado se imponga a las estrategias de los p artidos. Canarias no se merece esto, como tampoco se lo merece España. Lo único que están haciendo en Madrid es abonar el terreno para que vaya a más el descrédito de la política, precisamente lo que alimenta las tesis ideológicas más extremas. Y la responsabilidad es mayor por parte de quien tiene los resortes del poder, como es el caso del Gobierno de Pedro Sánchez.

Mientras Canarias espera soluciones, lo único que llega de Moncloa es que sí hay sensibilidad para frenar el debate de la senda de déficit, con instrucciones precisas a la ministra de Hacienda para que cambiase la propuesta con tal de conseguir el apoyo de Junts. Contentar a Puigdemont, por lo que se ve, sí es una prioridad para Sánchez; atender a Canarias le parece una nimiedad.