El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, recibió ayer como un mazazo la ruptura de las conversaciones por parte del PP para sacar adelante la reforma de la ley de Extranjería. Clavijo fue informado por el PP de que se iba a dar este paso al entender que el Gobierno de España no estaba aceptando la ayuda que le brindaba Europa para desatascar la situación en Canarias. También tuvo ocasión de hablar con el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que le trasladó su malestar por la decisión que tomaba de forma unilateral el PP y, según entienden los socialistas, en base a una carta cuyo contenido no se está interpretando de forma adecuada por intereses partidistas.

El presidente Clavijo, que lleva meses luchando por intentar forzar un acuerdo entre el PP y el PSOE, optó ayer por no hacer declaraciones. Está previsto que hoy se pronuncie sobre la ruptura de un diálogo que es un duro golpe para Canarias tras meses de lucha y que se encuentra en una situación complicada. Después de que el Gobierno de España no haya ingresado los 50 millones a los que se comprometió el presidente Pedro Sánchez en el encuentro que mantuvo con Clavijo en La Palma ni los 150 millones que le reclama Canarias, el Ejecutivo se está viendo con problemas para hacer frente a los pagos a los más de 81 recursos que acogen en las islas a más de 5.500 menores. Esta misma semana algunos centros advirtieron de que ni se les paga de forma inminente se verán obligados a echar el cierre en cuestión de días.

Canarias vuelve hoy al punto de partida, a la misma situación en la que se encontraba a principios de año. Sin ayuda, sin dinero, sin acuerdo y teniendo que acoger al creciente número de menores migrantes que llegan a sus costas.

El presidente Clavijo elevó el tono y ha conseguido poner la migración en el foco mediático pero ha servido para poco. La falta de voluntad de los partidos que tienen la llave para buscar una solución mantiene a Canarias en la soledad más absoluta para afrontar la crisis migratoria.