Sonsoles Okomo: «Quiero que cuando vaya a Micomiseng me llamen Sonsoles, la ingeniera»
Grado Superior en Telecomunicación. Balonmanista. Instagramer. Asesora maquillaje
Diario Vasco, , 07-10-2024Nació en Bata, Guinea Ecuatorial, pero casi toda su niñez la pasó en Micomiseng, lugar de café y cacao cerca de la frontera con Camerún. A los 14 años se vino con sus padres, su hermana y su hermano a Tolosa. Al principio no fue fácil. Se apuntó a balonmano ( ‘como el balocesto pero con portería’, le explicó a su abuela). Empezó a entender más cosas de este país. Y de su gente. Estudió Teleco. Ha trabajado en Bershka, en Calzedonia. Ahora es dependienta y asesora de maquillaje. Instagramer. Soñadora. Rebelde.
– ¡Eres la hermana de Lizeta Okomo, grandísima lanzadora de peso! el pasado 25 de mayo consiguió el récord absoluto de Euskadi. ¿Estarás orgullosa, no?
–Súper. La marca fue de 14,61 metros. Vino a Tolosa con 5 años. ¿Sabes que se pasó un mes entero muda porque no sabía en qué idioma tenía que hablar? Se hacía un lío tremendo con el castellano, el euskera y el fang, que es nuestra lengua madre, también hablada en Camerún, Gabón y algo en el Congo. Ahora habla euskara como si fuera de Berrobi o de Berastegi. A veces le tengo que pedir que vaya más despacio. Yo lo entiendo muy bien pero me cuesta hablarlo. Enttre otras cosas porque cada vez que abro la boca los amigos me corrigen. Les quiero mucho pero les respondo, ¡dejadme hablar! La última discusión, con un vizcaino….
¿Mis referentes? Itziar Ituño, me gusta su firmeza. La actriz Viola Davis. Cuando vi en uno de sus trabajos cómo se quitaba la peluca y lucía su pelo afro decidí hacer lo mismo. ¿Beyoncé? No sé, Ha solido callar cuando debería haber hablado»
– ¿Por?
– Decía ‘aita’ sin acentuar la segunda ‘a’. Yo insistía que había que marcarla con fuerza y él que para nada. Por cierto, soy hermana de Lizeta. Y de Delchi, un ‘gamer’ magnífico. Hija de Felisa. Y de Luis Tark. Nieta de Marcelina y Cirilo.
– Se te nota orgullo en la voz al nombrarlos. Preséntanoslos.
– Mi abuela me enseñó a afrontar y enfrentarme a la vida. Pasaba mucho tiempo con ellos. En el pueblo. En los campos. Mi abuelo me hizo darme cuenta del poder que la mujer tiene en la familia, en casa, pero también me advirtió que ese poder desaparecía fuera, no era admitido en la calle, en el exterior. Mi padre, cuando mis primeros tiempos en Tolosa no eran fáciles, me hizo ver que aquí yo tenía derechos, que podía decir muchas cosas. Me dirigió también al deporte. Me dijo que era un buen sitio para hacer amigos, para integrarme…
– Tenía razón.
– Toda. Entré en el Leizaran de balonmano. En Andoain. En realidad no sabía muy bien qué deporte era. Pero me sentó muy bien. Jugaba de lateral. Tengo un brazo fuerte, tiro bien. Ganamos la liga vasca. Aprendí disciplina y compromiso. Hice amigas. De esas que, sin ningún punto de racismo, te hacen preguntas sobre tu piel, tu pelo y tu color. Por curiosidad. A mí me encanta. Lo entiendo, no hay muchas negras entre Andoain y Berrobi.
– ¿Es cierto que una vez le cantaste las cuarenta a un árbitro?
– Más de una, pero a la que te refieres fue en un partido en que no dejaban de hacerme faltas y no pitaba ninguna. Le dije ¿qué pasa, que porque soy negra y no se me notan los moratones no ves lo que me están haciendo?
– Estudiaste Bachillerato Científico en La Salle…
– Casi todas las chicas elegían otras ramas pero a mí me subyugaban los números. Quería ser como mi tío, que sacó el título de ingeniero de aeropuertos, caminos y carreteras, lo que ahora sería Ingeniería Civil. Cuando volvió a Micromiseng, todos le llamaban ‘señor ingeniero’ y en cuanto algo no funcionaba, aunque fuera una lámpara de queroseno, acudían a él porque creían que lo sabía todo. Yo quería que me llamasen ‘sra ingeniera’. Es verdad, cuando me saqué el Grado Superior ya me consideraron casi una ingeniera. Si logro convertirme en una buena generadora de contenidos en las redes tendré dinero y cursaré la carrera de Ingeniera Civil. Los números, la ciencia, me dan paz y tranquilidad. Me abrirán caminos.
–También eres feliz yendo al monte y en tu ‘momento café’.
– Síí. Voy mucho a Uzturre. Y de Tolosa a Villabona andando. Me gusta hacer los 7 Caminos. Mi hermana me enseñó a subir al monte sin ahogarme. Y a saludar a la gente que me cruzaba en los senderos. Yo le decía pero si no me queda aliento y ella respondía, si no saludas parecerás una borde, y si te pasa algo nadie querra ayudarte porque se acordará de que no le saludaste en la subida.
– No está mal pensado, no señor. El viernes tuviste un acto de apoyo al comercio local en Tolosa. Te invitaron porque eres una de las imágenes potentes de la villa pero cuéntanos qué va a pasar el viernes 12 allí, en el Txeiki.
– Una edición más del Afrosound, un encuentro de músicas negras y ritmos africanos. He organizado alguno más. En Bilbo y en el Drop de Reyes Católicos. Una manera de escuchar sonidos diferentes. Yo oigo, como todos, a Izaro, a ETS y a Zetak. Y me gustan. pero ¿por qué no descubrir los sones afrobeats, el ‘Coupé decalé’ de Nigeria, el Azonto, el Djebo. ¿Sabes? Cuando estoy en el bar, en el Txeiki, me siento de lleno en mi otra tierra. Nos juntamos, felices, los africanos Sí, tranquilos, los blancos pueden venir.
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