Opinión
'Clarificación' muy a la derecha
Dos tercios de los franceses frenaron a los ultras en las elecciones. Macron les devuelve un Gobierno vigilado por Le Pen
Diario Vasco, , 04-10-2024einte días después de su nombramiento el 5 de septiembre, Michel Barnier logró un equipo de gobierno, estrenado a trompicones. El ministro de Economía, Antoine Armand, se dijo dispuesto a colaborar con todos los partidos «a poco que estén en el ‘arco republicano’. Reagrupación Nacional (RN), contra el que hemos sido elegidos, frente al que hemos constituido un frente republicano, no pertenece a ese arco. Hay que ser muy claro sobre este punto». Fulminante, el mismo martes 24 Marine Le Pen llamó al primer ministro para exigir la reconducción de su pupilo. ¿Excluir a los diputados de RN cuando llega la votación del Presupuesto? La líder de extrema derecha «exige que el primer ministro explique a sus ministros cuál es la filosofía de este Gobierno, que algunos parecen no haber entendido».
Como no soportaba más las presiones del Elíseo y de los macronistas sobre la composición del Ejecutivo, Barnier se había plantado el día 18 ante el jefe del Estado: en un bolsillo, la lista definitiva; en el otro, la carta de dimisión. En ella, el gaullista recordaba a Macron haber aceptado esta delicada misión en un contexto inédito para Francia, porque el presidente le garantizaba total libertad para formar un gabinete y le aseguraba que los grupos de la órbita presidencial le apoyarían. Viendo que esto no se cumplía, invitaba al mandatario a buscarse otra solución.
La amenaza de dimisión permitió cerrar el reparto gubernamental. «Esto va a ser un infierno», predicen algunos a la vista de 38 carteras. Su equipo mezcla dirigentes de la derecha tradicional –Los Republicanos– con representantes de la antigua mayoría, y en la Asamblea cuenta con la base más frágil de la V República.
El método seguido por Macron hasta apuntalar otro Gobierno plantea dudas políticas, democráticas e institucionales. Ganando tiempo con su ‘tregua olímpica’ destinada a ‘descontaminar’ del resultado de las legislativas y europeas –dos derrotas para él y su campo–, dirigiendo personalmente las negociaciones en lugar de mantenerse como árbitro por encima de la refriega política, finalmente rechazando otorgar por defecto una oportunidad a la coalición de izquierda que llegó primera el 7 de julio en la segunda vuelta. Lucie Castets habría decaído en la primera votación en la Asamblea. Eliminada la candidatura del Nuevo Frente Popular, este no reprocharía a Macron «el robo de la democracia».
Ciertamente, el presidente ha cortado la línea entre el voto de los franceses y la respuesta que aporta con el Gobierno de derecha aceptado. Continúa percibiéndose como amo del juego. Barnier pretendía un equipo de «ruptura» y le ha impuesto siete de los ministros salientes, la entrada de doce nuevos macronistas y los suyos cuentan con los cargos decisivos: Defensa, Justicia, Exteriores, Economía y Finanzas. Solo el Ministerio de Interior se les ha escapado. Para Los Republicanos, la cartera era condición ‘sine qua non’ para formar la coalición. Bruno Retailleau administra Interior con un perfil que hace de izquierda al Sarkozy de 2012 y al Fillon de 2017. Sus convicciones sobre inmigración, ayuda sanitaria y justicia protagonizan el segundo disenso en el Ejecutivo recién constituido.
El ministro de Interior repite hasta la saciedad que «solamente habrá una palabra de orden: restablecer el orden», lo que significa que usará todos los medios para rebajar la inmigración en Francia. Propone una nueva ley en la materia, acabar con la ayuda médica de Estado a los inmigrantes, recuperar el ‘delito de estancia irregular’ suprimido por François Hollande, crear cárceles, controles aleatorios en las fronteras…
Más, el nuevo ministro de Interior la emprende con la justicia, apelando «a cambiar una política penal que ha instalado ese derecho a la no ejecución de las penas». El responsable de Justicia, Didier Migaud, recuerda a su colega que «la Justicia es independiente en nuestro país», desmiente las afirmaciones de Retailleau y sopesará algunos cambios de Interior. También la presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, previene al exsenador de Los Republicanos contra cualquier desvío u omisión del Parlamento si el Gobierno eligiese reformar por decreto la asistencia sanitaria para los extranjeros en situación irregular. Retailleau repite que «no se abstendrá de tomar, especialmente por vía reglamentaria, buen número de disposiciones».
Dos tercios de los franceses apartaron del poder, en la segunda vuelta de las legislativas, a Reagrupación Nacional y su pernicioso uso de la xenofobia; votaron por un cambio gestionado por un candidato del frente republicano, la barrera de contención de la extrema derecha. La ‘clarificación’ de Macron les devuelve un Gobierno híbrido, bajo estrecha vigilancia de Marine Le Pen. Gran retroceso para alimentar un poco más la crisis democrática y la brecha entre los ciudadanos y sus dirigentes.
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