por joseba santamaria

UNA nueva campaña mediática de vergonzosa demagogia está en marcha al amparo de las consignas diseñadas por la oficina de propaganda y manipulación del PP. La distribución territorial de las personas inmigrantes que arriban a las costas canarias en cayucos es un lógico ejercicio de solidaridad y responsabilidad, sin olvidar, claro, que tiene su origen en una decisión del Congreso con la mayoría absoluta aquella de Aznar. La derecha española tiene una habilidad especial para velar su pasado cuando éste deja de interesarle y ahora denomina vuelos de la vergüenza a esa distribución. Obvia, claro, que en los tiempos de involución democrática de Mayor Oreja se hicieron traslados masivos sin aviso ni protocolos de actuación previos (ahora sí existen) y en más de un caso con indignantes violaciones de los derechos humanos. Lo realmente vergonzoso es que tipos de la talla democrática de Arias Cañete, quien no duda en avivar con poco disimulo discursos xenófobos, haya sido ministro y todo. Solidaridad es el principio que debe impulsar una solución conjunta a un problema que cada día se complica más, y la ausencia consciente de la UE, desentendiéndose del problema y negándose a aplicar soluciones de fondo al drama humano de África pone en evidencia la farsa política del proyecto europeo en su actual modelo. Pero la solidaridad no debe ser excusa para tapar ineficacias administrativas o para no exigir una planificación ordenada que garantice una eficacia real, porque también hay solidaridades demagógicas nada positivas. Al menos, Navarra sigue su propia política, en este caso lejos del habitual seguidismo de UPN al PP.