Austria, dispuesta a aplicar el cortafuegos contra la ultraderecha

El presidente, Alexander van der Bellen, comienza a sondear a los partidos en busca de una coalición de Gobierno bajo la premisa del respeto «a las piedras angulares de nuestra democracia liberal»

Diario Vasco, Juan Carlos Barrena, 01-10-2024

El presidente federal de Austria, Alexander van der Bellen, ha anunciado que sondeará personalmente a los partidos que este domingo lograron escaños en los comicios generales para estudiar las posibilidades de formación de un Ejecutivo estable, tras el indiscutible triunfo de la ultraderecha en la república alpina de la mano de su polémico candidato a la cancillería federal, Herbert Kickl. «Trataré de sondear qué compromisos viables puede haber. Sólo el tiempo dirá quién puede trabajar con quién y quién quiere qué para Austria», dijo Van der Bellen, que nunca ha ocultado su aversión hacia Kickl y su populista Partido Liberal Austríaco (FPOE).

Ante las complicadas negociaciones que se avecinan y la negativa del resto de los partidos a apoyar un Gobierno dirigido por FPOE, el máximo mandatario austríaco advirtió de que en sus conversaciones con las formaciones representadas en la Cámara baja de su país estará atento a que se preserven los valores de la democracia liberal. Durante el proceso de formación del Gobierno velará por que «se respeten las piedras angulares de nuestra democracia liberal. Entre ellas figuran el Estado de Derecho, la separación de poderes, los derechos humanos y de las minorías, la independencia de los medios de comunicación y la pertenencia a la UE», subrayó Van der Bellen. «Estos son los cimientos sobre los que hemos construido nuestra prosperidad y nuestra seguridad», recordó el que fuera presidente de Los Verdes.

Toda una advertencia a Kickl y la ultraderecha, que han hecho campaña exigiendo la salida del país de «extranjeros indeseables» y dar marcha atrás en la cesión de competencias nacionales a la Unión Europea, además de negar el cambio climático o rechazar el suministro de armas a Ucrania, siguiendo el ejemplo del primer ministro del país vecino, el húngaro Viktor Orbán. Dado que ningún partido ha logrado una mayoría absoluta en las elecciones legislativas, es necesario el inicio de negociaciones para formar una posible coalición. Van der Bellen subrayó que los distintos partidos deberán «convencer a los demás, a otros posibles socios gubernamentales, así como al presidente federal», recordando a todos ellos que será él quien otorgue el mandato de gobierno y que no está establecido que deba ser a la formación más votada.

El resultado final de las elecciones generales en Austria concede al ultraderechista FPOE un 28,8% de votos, un 12,6% más que en los comicios de 2019 y un total de 56 escaños. El Partido Popular Austríaco (OEVP), que ha gobernado los últimos cinco años en coalición con Los Verdes, pierde un 11,2% de sufragios y cae hasta un 26,3% de votos que le conceden 52 diputados. Los socialdemócratas (SPOE) se han visto castigados con el peor resultado de la historia y un 21,1% de votos para lograr tan solo 41 parlamentarios. Los liberales de NEOS subieron poco más de un punto hasta un 9,2% y 18 escaños. Finalmente los ecologistas perdieron 5,6% de votos frente a las elecciones anteriores hasta obtener un 8,3% y 16 diputados.

Durante el debate televisivo celebrado anoche tras los comicios por los líderes de esos cinco partidos, Kickl, de 55 años, reclamó el mandato para gobernar tras la victoria de la ultraderecha, aunque pudo apreciarse su frustración al comprobar que el resto de los presentes rechazaba tajantemente la posibilidad de una alianza para alcanzar ese objetivo. «Nuestra mano está abierta. Estoy dispuesto a dialogar con cualquiera de ustedes», afirmó el ganador de las elecciones, quien advirtió de que sus seguidores quedarán convertidos en «electores de segunda clase» si no obtiene el apoyo necesario para dirigir el próximo Ejecutivo. A la vista de la reacción del resto de las formaciones, puede decirse que el gran triunfo de Kickl se ha convertido en su mayor obstáculo para gobernar.

La ultraderecha esperaba poder contar con el respaldo de los conservadores, de los que ya ha sido en el pasado socio menor de gobierno en dos ocasiones con Wolfgang Schüssel y Sebastian Kurz, cancilleres federales del Partido Popular Austríaco. Sin embargo, su presidente y jefe de Gobierno saliente, Karl Nehammer, dejó claro anoche que su partido no está dispuesto a asumir el papel de segundón bajo el FPOE y mucho menos aún a las órdenes de Kickl, pese a que este fue ministro federal de Interior en el gabinete de Kurz. En el debate de anoche todas las formaciones echaron en cara al líder ultraderechista sus exabruptos xenófobos y racistas, sus críticas a la Unión Europea, su deseo de limitar la libertad de prensa o su simpatía por el presidente ruso, Vladimir Putin.

La «lista de traición»
Nadie olvida que para Kickl, dotado de una más que ingeniosa oratoria, el resto de partidos democráticos conforman juntos la «lista de traición al pueblo» o sus insultos a los dirigentes conservadores a los que calificó en campaña de «descerebrados unicelulares». También los socialdemócratas recibieron su ración de estopa ultraderechista con el apelativo de «últimas garrapatas políticas» por parte del provocador líder populista. Incluso Van der Bellen, de 80 años de edad, no se ha librado del generoso reparto de ofensas del presidente del FPOE. A Kickl le gusta llamarle, en referencia al antiguo palacio imperial, la «momia del Hofburg» que «lleva años en estado de coma vegetativo».

Así las cosas y aunque los sondeos y posteriores negociaciones entre los distintos partidos pueden prolongarse semanas o incluso meses, todo apunta al funcionamiento del cortafuegos levantado por las restantes formaciones para frenar a la incendiaria ultraderecha y a una más que posible coalición de conservadores y socialdemócratas, que juntos cuentan con una mayoría suficiente, aunque mínima para controlar el Parlamento austríaco, y tienen una larga experiencia en gobernar juntos. Podría suceder, sin embargo, que el OEVP sacrifique a Nehammer y asuma el papel de socio menor del FPOE si las conversaciones con los socialdemócratas no fructifican. Aunque esta opción es la más improbable, de llegar a realizarse, el Consejo Europeo tendría en sus filas a un «canciller del pueblo», como promete Kickl y calificaban sus adeptos a Adolf Hitler.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)