El naufragio de El Hierro, la mayor tragedia de la ruta migratoria a Europa más mortífera

La cifra de fallecidos en estas aguas es «incalculable»

Diario Vasco, José A. González, 01-10-2024

Desde agosto de 1994, las costas de las ocho islas del archipiélago canario han visto llegar en un goteo incesante embarcaciones con decenas de personas procedentes de África. Navíos en condiciones paupérrimas que se mantienen a duras penas a flote y que en algunas ocasiones ni llegan. Los datos oficiales apuntan a 230.000 personas que han llegado a tierra firme desde ese verano del 94. Sin embargo, miles de vidas se han quedado en el camino en trágicos naufragios del Atlántico norte.

A pesar de que apenas una decena de millas náuticas separan la costa africana de los puertos y playas de Lanzarote y Fuerteventura, esta ruta migratoria es una de las más mortíferas del planeta, incluso superando a la del Mediterráneo central. Entre dos y nueve días de travesía que olas y fuertes vientos ponen en peligro los precarios cayucos de madera que usan los migrantes.

El naufragio de este sábado a tan solo 7,5 kilómetros de El Hierro pasa a la historia como el más trágico de la historia. Un nuevo hito dramático que dobla al anterior registro anotado en febrero de 2009 en Lanzarote, donde fallecieron 25 personas, de los que 17 eran menores. Tan solo sobrevivieron 6 migrantes.

Aquel hundimiento no fue el primero, semanas después de esa tragedia en Los Cocoteros se cumplía el décimo aniversario del primer naufragio en la Ruta Canaria. El 26 de julio de 1999 se produjo el primer hundimiento de una patera frente a las costas canarias. A tan solo 300 metros de la playa de La Señora (Morro Jable, Fuerteventura), nueve jóvenes marroquíes fallecieron.

«Patera con 21 personas a bordo. Cuatro son menores de edad. Sobre las siete de la mañana del sábado 24 avistan tierra. Unos quieren salir por el puerto, pero el patrón y su ayudante se niegan ya que no quieren ser ni vistos ni detenidos. Intentan salir por otro lado pero el sobrepeso los lleva a una zona en la que tropiezan con unas rocas y se hunden», se podía leer en las informaciones de la época.

En 2006, en una de las tantas crisis vividas en esta ruta migratoria, los primeros cayucos llegaron a los puertos canarios, antes eran barcazas más pequeñas. Estos se intercalaban con lanchas neumáticas que tampoco superaban las embestidas de las olas del Atlántico. 22 personas eran rescatadas sin vida. «Los medios de rescate tardaron demasiado y encontraron la neumática ya semihundida», denunciaba en Twitter la defensora de Derechos Humanos, Helena Maleno.

Un año después, medio centenar de migrantes fallecieron ahogados al volcar su cayuco al suroeste de Punta Rasca (Tenerife). Este naufragio se produjo también cuando Salvamento Marítimo estaba a punto de rescatar la embarcación en alta mar a unos 170 kilómetros de la costa.

También en aguas profundas pero de El Hierro (a unos 500 kilómetros de sus tierras), en 2021 ocurrió un nuevo hundimiento con 24 fallecidos y decenas de desaparecidos. La embarcación fue encontrada por Salvamento Marítimo al sur de la isla. Un año antes la Guardia Civil localizó otra barca similar con quince cadáveres a bordo, sin ningún superviviente, a unos 200 kilómetros al sur de Gran Canaria.

Naufragios silenciosos
Desde hace varios años, las organizaciones de Naciones Unidas alertan de lo mortífera y peligrosa que es la Ruta Canaria y que cada vez tiene más ‘popularidad’ en las aspiraciones de los migrantes de alcanzar Europa.

«Las cifras no representan toda la realidad ni su crueldad», aseguran a este periódico varias oenegés. «Se producen muchos naufragios y hundimientos de los que no tenemos conocimiento», apuntan. Se sabe que han llegado más de 230.000 personas a bordo de distintos tipos de embarcaciones, pero la cifra de fallecidos es incalculable. En la primera mitad del año, Acnur contabiliza en siete centenares las muertes en esta ruta, la ONG Caminando Fronteras la multiplica por siete hasta cifrarse en 4.808 en su informe ‘Monitoreo del derecho a la vida en la frontera occidental Euroafricana’.

Los datos recopilados por la organización española en contacto con los propios migrantes y sus familias indican que en estos cinco meses han desaparecido 47 embarcaciones con todos sus ocupantes, con abril como el mes más mortífero, con 1.197 vidas perdidas, seguido de febrero, con 1.090. En enero hubo 970, en febrero 915 y en mayo 882.

Sus datos indican que la mayoría de las vidas perdidas en el Atlántico este año corresponden a cayucos que salieron de Nuakchot, Nuadibú u otros puntos de la costa mauritana: 3.600. Otras 959 vidas se perdieron en cayucos de Senegal o Gambia y 249 más en pateras o neumáticas que zarparon desde el Sahara y Marruecos, en la franja de casi mil kilómetros de costa comprendida entre Guelmim y Dajla.

Una solución política
Mientras el rescate de cayucos y embarcaciones por parte de Salvamento Marítimo se ha convertido en una imagen habitual frente a las costas canarias, la confrontación entre administraciones políticas también se ha vuelto un hecho cotidiano. «Mueren y da igual», señalan las voces más críticas.

La histórica tragedia de El Hierro ha vuelto a poner de manifiesto la tensión existente. Estamos en una situación de crisis humanitaria en mayúsculas», señaló el sábado el presidente regional, Fernando Clavijo (Coalición Canaria). «Necesitamos que nos ayuden, el pueblo canario necesita ayuda», insistió.

Esta semana se prevé que el Gobierno central, el canario y el Partido Popular retomen las negociaciones tras más de cinco meses de atasco.

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