«Les informamos sobre su situación legal, aprenden castellano y hacen deporte»
Diario de Navarra, 25-08-2006Diez inmigrantes subsaharianos que llegaron en junio a Canarias en cayuco, han sido acogidos desde el pasado 3 de agosto en dos pisos que el Ayuntamiento de Pamplona tiene en el Segundo Ensanche. La labor de orientación y acompañamiento ha corrido a cargo de educadoras y trabajadoras sociales de la Cruz Roja. «En el día a día la convivencia ha sido muy buena», asegura Margarita Ezkurra.
Según relata la educadora social, los centro africanos acogidos en Pamplona «se levantan en torno a las ocho». Ellos mismos se preparaban el desayuno y lo recogían, al igual que la comida y la cena. «Les parecía exagerado comer tres veces, en su país están acostumbrados a una comida al día», asegura Conchi Igea, coordinadora de Intervención Social de Cruz Roja.
Igea apunta que todas las personas acogidas han tenido un comportamiento ejemplar durante el programa: «Han ayudado en todo, y nos han hecho el trabajo muy agradable. Tienen muchas habilidades sociales. Son muy educados, dicen por favor y gracias para todo, y son muy optimistas y alegres».
Por la tarde, actividades
Tras el desayuno, «recibían clases de castellano y les informábamos de su situación legal, y cuando lo necesitaban visitaban al médico», añade Ezkurra. Por la tarde, «hacíamos actividades: ellos mismos compraban la comida, paseaban o visitaban asociaciones de apoyo».
Se intentaba que las actividades estuvieran relacionadas: «Si por ejemplo, a la mañana aprendían los nombres de las frutas y verduras, por la tarde les tocaba ir a comprarlas y luego, las cocinaban para cenar», comenta Igea.
Las actividades vespertinas han incluido paseos por Pamplona y diferentes modalidades deportivas. «Han jugado sobre todo a fútbol, iban a jugar siempre que podían».
Esta semana concluye la acogida de los centro africanos en Pamplona. A partir de ahora, cada uno deberá buscar contactos para trabajar y vivir en España. La mayoría tiene previsto desplazarse a regiones como Murcia o Barcelona, donde conocen a otros compatriotas. «Son muy solidarios entre ellos», asegura Igea. El siguiente paso será regularizar su situación, pero «necesitan tres años para poder tener papeles por arraigo. Ya les hemos advertido que siempre deben conservar su pasaporte y estar empadronados. Les hemos intentado apoyar a nivel humano y de información», asegura Igea. «Les espera un largo camino y muy duro».
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