Las elecciones en Austria confirmaron el avance de la extrema derecha en Europa, ya constatado en los comicios a la Eurocámara de junio y, posteriormente, en la primera vuelta de las legislativas en Francia y en algunas votaciones regionales en Alemania. Se constata asimismo que la izquierda y la derecha tradicionales han perdido peso entre los electores del continente, además de un claro pinchazo de los liberales y los verdes. En el caso austriaco, es la primera vez que la derecha extrema gana unos comicios, por delante del partido conservador, en los que los socialdemócratas han obtenido el peor resultado de su historia. Ganó el Partido de la Libertad, liderado por el polémico Herbert Kickl, exministro del Interior, que ha extremado el discurso contrario a la inmigración hasta convertir a la formación en abiertamente antieuropea y prorrusa. Llegue o no al gobierno Kickl, malas noticias, por tanto, para el proyecto europeo.