Victoria histórica de la extrema derecha en Austria que logra el sorpasso a los conservadores

Con el 28,9% de los votos y un aumento respecto a la anterior votación de casi el 13%, Kickl ha llevado por primera vez al FPÖ a una victoria electoral a escala federal Los conservadores se niegan a formar coalición con Kickl y la posibilidad pasa por una alianza con los socialistas

ABC, Rosalía Sánchez Corresponsal en Berlín, 30-09-2024

«Herbert, Herbert, Herbert», reclamaba la multitud la presencia de su líder el domingo por la tarde-noche en la sede del partido turquesa. El presentador dio la bienvenida a Kickl al escenario como nuevo «canciller del pueblo«, una provocación deliberada. La propaganda nacionalsocialista acuñó ese título para Adolf Hitler antes de que permitiera que lo llamaran «Führer» y Kickl utiliza el término de forma provocativa, a pesar o debido a la indignación que causa, estampado con su imagen en botones de solapa, camisetas del partido y en los vehículos de campaña. La euforia estallaba con su aparición y su grito de victoria. Con el 28,9% de los votos y un aumento respecto a la anterior votación de casi el 13%, Kickl ha llevado por primera vez a la extrema derecha austriaca del Partido Liberal (FPÖ) a una victoria electoral a escala federal.

En su rostro, sin embargo, asomaba un rictus de decepción. La negativa del Partido Popular Austriaco (ÖVP), miembro del Partido Popular Europeo, a apoyar su candidatura a la Cancillería le impedirá seguramente formar gobierno. «Nuestra mano está extendida», fueron sus primeras declaraciones, «estoy dispuesto a hablar con todos y cada uno de ellos». Sin embargo su discurso no era precisamente seductor. recordó que las crisis a las que los «partidos establecidos» culpan de sus derrotas electorales «no caen del cielo», sino que se generan políticamente. «Habría que preguntar a todos los otros qué piensan ahora de la democracia», retó al resto de formaciones, después de agradecer a sus votantes el «gran respeto y consideración» hacia su persona.

Desde dentro del FPÖ los mensajes no eran más amables en dirección a los posibles socios de coalición. «Austria ha hecho historia hoy», decía el secretario general, Christian Hafenecker, antes de recomendar al canciller Karl Nehammer (ÖVP) que dimitiera como primera reacción. «Cuando has sufrido una derrota tan histórica, en realidad sólo hay una consecuencia». «Hasta ahora, ha sido costumbre que el partido más fuerte en una elección inicie las negociaciones de gobierno», sugirió que el FPÖ está dispuesto a invitar a la estéril ronda de conversaciones al resto. En las últimas horas de campaña, sin embargo, el canciller Nehammer dejó zanjada la cuestión: no habrá coalición con el FPÖ, no al menos con Kickl como líder. Y después de este resultado histórico parece poco probable que el partido de extrema derecha sacrifique a su líder en aras de cualquier acuerdo.

Coalición populares-socialistas
La alternativa que dejaba abierta Nehammer era una coalición con el Partido Socialdemócrata Austriaco (SPÖ), que aritméticamente es posible, ya que ambos alcanzarían los 92 diputados necesarios. Sería una suma muy estrecha y seguramente añadirían los asientos de Neos, que de entrada se muestra dispuesto a participar en esta coalición turquesa-rojo-rosa de nuevo cuño, la opción con más posibilidades. La solución, sin embargo, no resulta satisfactoria. El ÖVP, con su resultado del 26,3% ya se ha dejado casi un 12% del voto respecto a las anteriores elecciones. Un acuerdo con los grandes perdedores de estos comicios sólo serviría de parche a una sangría de votantes por ahora sin remedio. Porque aunque el porcentaje del 21% del SPÖ se antoje de lo más presentable, en comparación con los resultados que otros partidos socialdemócratas están obteniendo en elecciones centroeuropeas, en el mapa político de Austria apenas quedan ya puntos rojos, que representan los distritos regidos por ellos. Han desaparecido de las administraciones cantonales y municipales con la misma rotundidad con la que los Verdes, miembros del actual gobierno, se ha hundido hasta el 8,30 de los votos.

«Estoy convencido de que el FPÖ permanecerá fielmente anclado a la figura de Kick, que ha impuesto una especie de culto a su persona, y en estas condiciones no habrá coalición con ellos«, adelantaba anoche Josef Pröll, uno de los más destacados miembros del ÖVP, »pero sí puedo suponer que el líder del SPÖ, Andreas Babler, se retire después de este decepcionante resultado rojo y que el FPÖ intente echar el lazo a sus sucesores, descabezados«. La dirección de los socialdemócratas se reunió el domingo en un presidium extraordinario para tomar decisiones, después de que Babler haya fracasado en su estrategia de reorientar el partido más hacia la izquierda, para absorber votos de los Verdes, NEOS, KPÖ y otros de la extrema izquierda.

Menos críticas que en Alemania
«El mandato electoral es tan claro que les costará mucho justificar que Kickl no forme gobierno de derechas porque es lo que quiere la sociedad», protestaba la presidenta del FPÖ de Salzburgo, Marlene Svazek. Y al margen del regateo entre partidos, el sorpasso logrado por el FPÖ parece contar con el visto bueno de gran parte de la economía austriaca. Críticas como las que hacen las empresas en Alemania contra el similar AfD no se escuchan en Austria. La Cámara de Comercio, cuyos principales representantes son miembros del partido ÖVP, señala que las cuestiones del libre comercio y de la UE, así como las sanciones contra Rusia y el escudo aéreo europeo Sky Shield son cruciales, pero concede que «vemos que el programa económico del FPÖ es muy similar al del ÖVP y cuida de las exportaciones». El FPÖ ha prometido reducir el impuesto de sociedades del 23% actual al 20% y, para ventas de hasta 400.000 euros al año, bajarlo incluso al 10%. «El programa económico del FPÖ suena en algunos puntos como si hubiera sido escrito por alguien de la asociación industrial», sugiere el politólogo Peter Filzmaier, de la Universidad de Graz.

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