FUERA DE FOCO
Soluciones sí, pero no en mi patio
La Vanguardia, 25-08-2006MONTSERRAT DOMÍNGUEZ
NO SÉ SI ES MUY oportuno debatir sobre la inmigración cuando entramos en época preelectoral
Dónde queda del limbo, ahora que ha sido borrado de las fronteras infernales por la Iglesia?, se preguntaba el suplemento Cultura/ s este miércoles, y no hay que ir muy lejos para encontrarlo. El limbo es llegar en cayuco hasta Canarias, pasar cuarenta días hacinado en un centro de acogida, que luego te envíen a la península, y que te suelten con un billete de metro en Madrid o con un bocata en la Zona Franca para acabar bajo un puente del Turia esperando acontecimientos: con un pie en la tierra prometida, los afectos en la tierra abandonada, y el futuro tan incierto como la fecha exacta del Juicio Final.
Las comunidades, históricas o no, comienzan a dar señales de padecer el síndrome nimby (acrónimo de la expresión inglesa not in my backyard,no en mi patio), que aqueja a cualquier hijo de vecino cuando ve que en su pueblo quieren inaugurar una prisión, un dispensario de metadona, un comedor para indigentes, un cementerio de residuos nucleares… o un centro de acogida de inmigrantes. El síndrome es perfectamente comprensible: todos queremos soluciones para los grandes problemas que nos afligen, sin tener que apechugar personalmente con ellos. Como cuando el Gobierno catalán protesta formalmente por la llegada sin aviso de un grupo de africanos desde Canarias – algo perfectamente legítimo-, y en el fondo todos sabemos de qué se queja de verdad: exactamente de lo mismo que el Ejecutivo valenciano, murciano y madrileño: “¿Y por qué nosotros? ¿Y por qué no los demás?”.
Ya que no parece viable fletar aviones a Bruselas, habrá que sentarse a hincar los codos y pensar qué respuesta damos a ese fenómeno que cada día adopta nuevas formas, usos y rutas, hasta el punto de convertir las leyes en papel mojado en cuestión de meses. Los esfuerzos del Gobierno por afrontar la crisis de los cayucos están rodeados de aroma a impotencia, desbordados por la magnitud del fenómeno, la sordera de Europa, la inoperancia de Senegal o los múltiples agujeros negros de una normativa que hace equilibrios imposibles entre la eficacia y el respeto a los derechos humanos. Buscar soluciones aceptables para todos requiere que todos se impliquen, y no sólo en la respuesta a una crisis concreta, sino al gran desafío que supone haber entrado, definitivamente, en el club de los países prósperos. El vicepresidente valenciano pedía la urgente implicación de la Federación de Municipios y Provincias, lo que parece bastante razonable si no queremos que el NIMBY se extienda hasta el más humilde de los ayuntamientos.
La gran duda es si será oportuno debatir sobre inmigración cuando entramos en época preelectoral: da miedo pensar en declaraciones públicas que derrapan hacia lo demagógico o lo populista, o por el contrario se quedan insípidas de pura corrección política. Por otra parte, cuándo si no ahora tendremos los ciudadanos la oportunidad de que los candidatos expliquen y se retraten con sus propuestas para afrontar el fenómeno, más allá de las críticas puntuales. No se puede hurtar este debate a la opinión pública, ni siquiera cuando el otoño llegue al Atlántico, las aguas se pongan bravas, y los cayucos desaparezcan de nuestra vista… y de la agenda política.
´El Titanic´
Así han bautizado a un megacayuco en construcción en Rufisque, en la costa de Senegal. Tiene 24 metros de eslora y cuatro de ancho, o, mejor dicho, tenía, porque la embarcación ha desaparecido de la noche a la mañana. Los diarios senegaleses contaban que su propietario quería llegar con él a EE. UU. El armador está orgulloso de su obra y ha mostrado a los periodistas otras diez embarcaciones que construye “por encargo de un español”.
La estatua de Franco
Se va al Museo Provincial de Zaragoza, tras haber sido retirada de la Academia General Militar. La presencia ecuestre del dictador va desapareciendo de las calles, mientras que en la prensa resucitan las esquelas que recuerdan a las primeras víctimas de la Guerra Civil. En pleno centro de Madrid y sorteando las obras, uno puede tropezarse sin previo aviso con quinientos falangistas entonando el Cara al sol. Emilio Martínez Lázaro rueda, bajo un sol de justicia, Trece Rosas,la historia de las jóvenes republicanas fusiladas en 1939.
Memoria histórica
En Ponferrada se quedaron boquiabiertos cuando apareció un japonés de 65 años, Toru Orokawa, que siempre estuvo interesado en la historia de la Guerra Civil. Y tras leer en su país la noticia sobre los trabajos para exhumar restos de fusilados en As Pontes, allí se ha plantado para colaborar sacando cubos de tierra.
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