Inmigrantes de primera y de segunda

Toca hablar de la inmigración, Ucrania y de los 'gegants'

La Vanguardia, Alexis Rodríguez-Rata, 30-09-2024

La newsletter vuelve tras las vacaciones y lo hace para (intentar) poner algún que otro punto sobre las íes en un tema que se arrastra: la inmigración, tan importante para mantener en pie a los países europeos que envejecen como crítica en el auge de los partidos de extrema derecha, que sigue.

Tema del mes
Inmigrantes de primera y de segunda

Ay, Brandemburgo… Es el estado que rodea Berlín y en él el Partido Socialdemócrata ha logrado retener el poder en las últimas elecciones regionales frente a la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán). Caras de alivio y felicidad en el ministro-presidente socialdemócrata y en su equipo, y shock bajo la mesa: ganan por apenas un puñado de votos y preocupa su simbolismo: ¡lo ultra acecha la capital alemana!

El quesito que abre esta newsletter resume el reparto de escaños en Brandemburgo y no puede ser más claro: adiós verdes, adiós liberales, hola extrema derecha, hola también la extrema izquierda que habla (incluso exclama) contra la inmigración sin pelo alguno en la lengua, la de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW, por sus siglas en alemán).

Traducción: se confirman los peores augurios sobre el crecimiento y la normalización del extremismo con la inmigración por bandera.

El mismo discurso contra los inmigrantes se da en España. En Catalunya incluso por partida doble: Vox continúa teniendo la relevancia de antes… ahora acompañados por la independentista y antiinmigración Aliança Catalana. Su protagonismo, además, se crece con cada crisis migratoria, la última –que se alarga y alarga mes tras mes sin solución definitiva aparente y sí riña habitual entre comunidades– por la llegada de embarcaciones a Canarias.

En la base están estos números, de récord:

Los inmigrantes llegados por la ruta canaria ven un boom. Los votos que de ello se derivan a la extrema derecha ven otro boom. Y de boom en boom, pocos reparan en este otro gráfico, que señala aquello en lo que trabajan la gran mayoría de ellos una vez asentados:

Su traducción: el sector servicios y aquellas profesiones que requieren de menos cualificación y tienen peores condiciones y son menos demandadas por la mano de obra local, son las que se llevan la palma como profesión de los extranjeros en España.

Nada importa. La polémica sigue y seguirá. Da votos. Muchos. Y apenas requiere de discursos poco elaborados, directos, muy escorados y polarizantes con una diana sin la posibilidad de dar la réplica. Porque conocido es que la participación política de los extranjeros está a años luz de la de los nacionales.

Elección tras elección se confirma el mismo fenómeno: la inmigración acapara el discurso aquí y fuera y el 5 de noviembre, el día de las presidenciales en Estados Unidos con el dilema de si ganará Kamala Harris o el expresidente Donald Trump, se verá otra vez.

En paralelo destaca, con todo, otra cifra muy abultada: el récord en la llegada de turistas internacionales, fuente de riqueza para España siendo como es el sector turístico uno de los motores económicos del país. Vuelve a demostrarlo ahora tras la pandemia.

Sin embargo, el debate aquí gira hacia otros derroteros al hablar de estos extranjeros: ¿cómo hacerlo sostenible? ¿Y cómo evitar que inflen los precios, por ejemplo de la vivienda? ¿Cómo evitar que las ciudades se conviertan en parques temáticos? ¿Cómo pasar del turismo de chancleta al de calidad? ¿Cómo ganar más? Todo lícito; sin consecuencias electorales.

Hoy el turismo genera mucho empleo en el sector servicios y la tasa de empleo ve, asimismo, máximos. Incluso la última revisión de lo que se espera que crezca la economía española se revisa y revisa al alza:

El debate en negro sigue y seguirá en la inmigración. Da votos. El debate en blanco seguirá siendo el del turismo. Mientras, pasan desapercibidos cuestiones como la que se desprenden de estos dos gráficos que siguen que están estrechamente relacionados con poner entre varias comillas cómo funciona esta misma economía en la que abundan los números verdes:

El PIB va bien. Sube. La cuota de la marca blanca para bolsillos ajustados, también. Y en paralelo el Banco Central Europeo rebaja los tipos de interés para incentivar el consumo toda vez la inflación se da por más o menos controlada, señal de que quiere impulsarse la economía.

Algo no acaba de encajar.

¿Alguien se acuerda de Ucrania?
La guerra de Gaza desvió primero la atención y las represalias mutuas entre Hizbulah-Israel han acabado finalmente por hundir la atención que se presta hoy por hoy a la guerra de Ucrania, que se alarga desde el lejano 2022.

Quién lo iba a decir entonces…

El golpe de efecto que ha intentado Kyiv es claro: invasión de territorio ruso en la simbólica región de Kursk –porque en Kursk se libró una batalla clave de la Unión Soviética contra la Alemania nazi que consiguió pasar la iniciativa bélica al lado soviético–, también intentar tener a mano misiles para atacar en el interior de la invasora Rusia, incluso en su capital, Moscú.

Lo simbólico a veces tiene sus efectos. Esta vez, sin embargo, suena a estrategia inevitable cuando en el otro frente hoy fuera de las primeras páginas de los diarios, el del Donbass, los pasos adelante rusos son más que evidentes.

Huele mal.

Cultura de gigantes
La cultura dice mucho más de lo que a priori uno pueda esperarse de, por ejemplo, un encuentro de gegants como los que se explican en este gráfico que sigue a continuación y que se vieron en las recientes fiestas de Barcelona:

‘Gegants’ de Barcelona
‘Gegants’ de BarcelonaLa Vanguardia
Tienen origen en la Catalunya pre moderna; fueron prohibidos por Carlos III en la moderna; recuperados después a lo largo de la contemporánea con alguna que otra desaparición; y hoy son celebrados por todos como cultura que va más allá de los tiempos y la palabra más repetida es “normalidad”, que ya es mucho.

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