Anartz Madariaga Hernani | Doctor en Ciudades Sostenibles

«La desigualdad más crítica en Bilbao es la que sufren los jóvenes»

Junto a las dificultades para acceder a la vivienda también apunta los riesgos que conlleva el aumento en la llegada de turistas

El Correo, Luis López, 30-09-2024

El mundo cada vez es más urbano y eso es una gran noticia porque las ciudades son inventos interesantes. Tener a tanta gente junta es eficiente a efectos de transporte, de abastecimiento, de saneamiento, de relaciones… Pero también son entornos complejos. De una «complejidad emergente», sostiene Anartz Madariaga, doctor en ciudades sostenibles por la Universidad de Deusto, que este lunes, a las 19.00 horas, presentará su tesis en FNAC Bilbao.

- ¿Complejidad emergente?

- Las ciudades son sistemas complejos en capas superiores. A pie de calle parece que no pasa nada, pero si lo ves en general pasan muchas cosas.

- ¿Qué cosas?

- Es como un sistema biológico, donde viven personas y se afecta al entorno; un sistema vivo. Pero también artificial porque hay edificios e infraestructuras. Además de todo esto hay economía, cultura y socialización. Y lo que ocurre en un ámbito afecta al resto: las intervenciones en el espacio físico impactan en la configuración social, las medidas económicas en el medioambiente…

- ¿Hasta qué dimensión es sostenible una ciudad?

- Al ser entornos complejos no hay dos iguales. Cada ciudad es única, no hay modelos universalmente válidos.

- Hablemos de Bilbao entonces. ¿Están creciendo las desigualdades?

- Yo diría que, en términos generales, no. Pero hay estímulos externos como el turismo y las migraciones que están generando pulsiones y podrían agravar situaciones de desigualdad. Ahora, la desigualdad más crítica en Bilbao yo diría que es la de los jóvenes, sobre todo en el acceso a la vivienda. Este sí es un tema acuciante.

Menores no acompañados
«Deberíamos aprovechar las capacidades de las personas que vienen; fallamos en integración»
- ¿Qué más riesgos percibe?

- La turistificación. No estamos en ese punto aún, pero ya vemos barrios que diseñan su tejido comercial y hostelero para satisfacer ese estímulo exterior, que adaptan sus negocios a los gustos y preferencias de personas que están de paso y que tienen más capacidad de gasto. Eso hace que, en ocasiones, la gente local que no tiene esa capacidad económica, o que no le interesa ese ambiente, se vea desplazada.

- ¿Es el turismo una amenaza entonces?

- Es una oportunidad que tiene sus riesgos. En sí mismo, es bueno que enseñemos la ciudad, nuestra cultura, sin caer en el pintoresquismo y el espectáculo. Pero si con ello abandonamos a las personas locales, el entorno se queda como un decorado.

- ¿Estamos siendo capaces de gestionar la diversidad?

- A esto habría que darle una vuelta. Un turista es alguien que viene de fuera y sí lo aprovechamos mucho, queremos que se quede lo más posible. Pero la inmigración pobre ya no nos gusta tanto. Aprovechar los recursos que tienes es también aprovechar las capacidades de las personas que vienen, y eso no lo estamos haciendo bien. Por ejemplo, con los menores: no tiene sentido tenerlos en centros hasta los 18 años y luego soltarlos sin que dispongan de un tejido social, sin estar integrados. Ahí fallamos. No en la acogida, sino en la integración.

- Pues necesitamos jóvenes, porque nos hacemos viejos.

- Como sociedad estamos envejeciendo. Hacerse viejo no es malo en sí mismo, pero si la población en unos años va a tener edades avanzadas hay que ver qué ciudad necesitamos, como adaptamos el entorno, por ejemplo, con ascensores. Y, por otra parte, hay que analizar si estamos expulsando a los jóvenes porque no encuentran un salario adecuado, o no pueden comprarse un piso, o porque la ciudad es aburrida. Hay muchos factores.

Usos flexibles
«¿Por qué no peatonalizar lugares como Moyua a partir de las siete de la tarde, cuando hay menos tráfico?»
La participación
- ¿Qué hacer?

- Ojalá alguien tuviese la respuesta. Hay que hacer algo muy difícil: hablar con los jóvenes, conocerlos y que participen en las decisiones que les afectan. Y eso no es convocarles para que vengan a una asamblea. Eso ya hemos tratado de hacerlo en la Universidad y cuesta mucho.

- ¿No será que hay por su parte cierta apatía?

- Puede ser. Pero creo que lo que ocurre es que son activos de otras maneras. En redes sociales, por ejemplo. El problema es que se organizan y participan en foros que no sabemos canalizar.

- En términos de sostenibilidad, ¿hay que expulsar a los coches de la ciudad?

- Hay que dar más espacio a las personas que a las máquinas, y para facilitarlo hace falta una hibridación en los usos, la ciudad de los quince minutos, que supone tener el trabajo cerca de casa, y también el colegio de los niños, las tiendas… También necesitamos mecanismos más flexibles para adaptar la ciudad a las estaciones, las horas o los días. Por ejemplo, si no se puede peatonalizar Moyua por el tráfico que distribuye, ¿por qué no peatonalizarla a partir de las siete de la tarde, cuando hay menos coches?

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