LLUÍS URÍA – Corresponsal PARÍS
.- Los inmigrantes representan ya el 8,1% de la población francesa, esto es, 4,9 millones de personas, según los últimos datos – referentes al año 2004- dados a conocer ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee). La cifra, que representa un incremento del 18% respecto a 1990, incluye tanto a los extranjeros como a quienes han obtenido la nacionalidad francesa por naturalización o por matrimonio, y que representan el 40% del total. El Insee considera inmigrante a todo aquel residente en Francia que haya nacido extranjero – es decir, no francés- en un país extranjero. Desde este punto de vista, tan inmigrante es un ciudadano de Mali acabado de llegar y con permiso de residencia temporal en el país como – por poner un ejemplo conocido- Manuel Valls, alcalde de Evry, dirigente socialista y ex portavoz de Lionel Jospin en Matignon, nacido en Barcelona y nacionalizado francés con posterioridad a su llegada a Francia con 14 años.

La mayor parte de los inmigrantes – 1,7 millones- viene de alguno de los 25 países de la Unión Europea, a quienes podrían añadirse 250.000 procedentes de otros países de Europa del Este, cuya presencia ha crecido un 37% en los últimos cinco años. El informe del Insee constata, en cambio, la reducción de la población de origen español que reside en Francia, aunque – con unas 275.000 personas- es aún la quinta en número, tras las comunidades originarias de Argelia, Marruecos, Portugal e Italia.

Por detrás de los europeos – con 1,5 millones de personas- están los magrebíes, fundamentalmente argelinos y marroquíes. Los 1,4 millones restantes proceden fundamentalmente de Asia (48%) – con una notable presencia de turcos (16%)- y del África subsahariana (40%). Esta última es la comunidad que ha experimentado un mayor crecimiento en los últimos cincos años (un 45%), la mayoría (70%) procedente de antiguas colonias francesas.