Que algo no se denuncie no significa que no esté pasando. Los informes de delitos que presentan anualmente los Ayuntamientos no siempre reflejan la cifra real de incidentes, porque todavía son muchos los ciudadanos que, por desgracia, piensan que denunciarlo no sirve para mucho. Error. Siempre sirve, aunque solo sea para engordar esa cifra y que quede constancia de que las cosas no van bien.

Algo parecido está sucediendo en los barrios de Ariz y Urbi de Basauri. Los vecinos aseguran vivir con inseguridad ante la proliferación de robos y altercados que alteran su tranquilidad. Sin embargo, todos los partidos políticos de Basauri coinciden al asegurar que la delincuencia en esos barrios “es muy baja” en base a los datos objetivos.

Habría que preguntárselo al que hace unas semanas le atracaron de noche para quitarle el móvil, o a quien le intentaron robar la cartera de un tirón. Los datos dicen lo que dicen, pero los vecinos aseguran tener miedo.

La convivencia es un arma para combatir el racismo y la xenofobia, no lo olvidemos. El problema se produce cuando esa convivencia se rompe por alguna parte y se genera esa inseguridad de la que hablan los vecinos de Basauri. Me parece necesario escuchar a los vecinos para abordar si existe esa problemática y buscar soluciones. No tiene que ser fácil, no, pero con a veces maquillarlo en cifras que en la mayoría de los casos no se ajustan a la realidad no se consigue más que prolongar una agonía innecesaria.