«Los progresistas debemos dar hoy más que nunca una ofensiva de ideas frente al poder de los bulos». Así de rotundo se expresa el donostiarra Manuel Escudero (1946), un viejo rockero de la izquierda que ha sido hasta febrero de este año embajador de España ante la OCDE en París. Fue en su día impulsor de la llegada de Pedro Sánchez al frente del PSOE y, a finales de los años 80, coordinador federal del programa 2000 de este partido. Hoy tiene la encomienda del presidente del Gobierno para dirigir el Laboratorio de Ideas Fundación Avanza, un nuevo think tank de la socialdemocracia española.

–¿Qué pretende el Laboratorio de Ideas Fundación Avanza?

–En estos momentos de ofensiva de una derecha liberal, extremista y autoritaria, queremos activar una poderosa corriente de opinión en defensa de Europa como proyecto de democracia social. Nos jugamos el futuro de las próximas generaciones. Basta ver cómo la extrema derecha está fagocitando a una parte de la derecha republicana norteamericana o la extrema derecha europea se ha hecho fuerte y está aprovechando los niveles de descontento de una parte de la sociedad ante nuevos problemas para percatarnos de la gravedad de la coyuntura. No podemos dejar de lado la relevancia del pensamiento en un mundo en el que todo fluye a una velocidad vertiginosa…

–Ya no hay certezas…

–Vivimos en un cambio de época, no en una época de cambios, y eso genera falta de certezas, miedos e inseguridades. Y luego tenemos al poder de los bulos y las falsedades. Tenemos enfrente una ola que ataca la democracia social, el valor esencial de la Europa que defendemos frente a quienes se envuelven en nuevas banderas antidemocráticas en favor de los más poderosos.

–¿Es una ofensiva que pone en peligro los valores de la Ilustración?

–Son corrientes posdemocráticas que más que poner en peligro sí cuestionan esos valores de la Ilustración. Lo hace desde una ideología libertaria pero profundamente autoritaria, que supone un retroceso social y cultural gigantesco y que puede borrar de un plumazo algunos de los avances universales logrados en el siglo XX. La fundación aportará conocimiento y análisis sobre asuntos complejos y va a contribuir a desmontar las narrativas basadas en bulos y falsedades. Uno de los trabajos de campo serán los riesgos que plantea la desinformación para la supervivencia de la democracia.

La ‘guerra cultural’
«La ultraderecha no está ganando la guerra cultural, pero hay que poner las luces largas»
El futuro europeo
«Europa se juega la democracia social y ser un proyecto solvente frente a EE UU y frente a China»
–Mire la ultraderecha en Francia con sus diez millones de votos para entender la gravedad del fenómeno. Todo ello a pesar del triunfo del frente republicano…

–Efectivamente, que la ultraderecha en Francia haya quedado a las puertas del poder resulta revelador de esa tendencia que debemos analizar y entender para combatir. Creo que en España estamos teniendo bastante cuidado y hemos puesto en marcha políticas progresistas eficaces para prevenir de estos peligros y hacerlo a tiempo. Pero, aun y todo, no debemos de dejar de librar una ofensiva de pensamiento.

Europa en riesgo
–El tercer grupo en el Parlamento Europeo son los Patriotas extremistas de derecha. ¿Hay mucho en riesgo?

–Pone en riesgo el proyecto europeo, que es lo más importante que hemos construido unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Y que no podemos perder ante el impulso de las tesis eurófobas y supremacistas del ultranacionalismo. Al fin de cuentas Europa es la mejor fábrica social, cultural y política de esa democracia social.

–¿La ultraderecha está ganando la guerra cultural?

–En absoluto, pero tenemos que insistir en esta batalla del relato ideológico para explicar lo que supone la democracia social y para poner por delante la justicia social frente a quienes la quieren desmantelar.

Política española
«En España nos hemos anticipado perfectamente a la hora de diseñar políticas progresistas»
–Es una batalla muy europea…

–Es que Europa se juega su supervivencia como un proyecto solvente frente a Estados Unidos y China, que tenga músculo político, cultural, económico….

–¿Las clases más acomodadas han empezado a votar a la izquierda y las más desfavorecidas a la ultraderecha?

–Esa una simplificación, una boutade. Lo que hay que trabajar es por una nueva mayoría social que tenga en cuenta las nuevas coordenadas del mundo: la transición ecológica, el cambio demográfico, la inteligencia artificial y su impacto en el trabajo humano, la reducción de la desigualdad, la realidad de los flujos financieros y su impacto en la economía productiva. Hay que poner luces largas.