Las cifras ponen en duda la efectividad de los controles fronterizos en Alemania
Las autoridades alemanas reconocen que no hay personal suficiente ni presupuesto a disposición de la Policía para mantenerlos en el tiempo
ABC, , 23-09-2024La Policía alemana ha detenido en el distrito de Garmisch-Partenkirchen, cerca de Mittenwald, a un traficante de personas, un apátrida letón de 38 años y sin carné de conducir, que intentaba introducir ilegalmente a siete sirios de entre 18 y 38 años. Habían estado anteriormente en Eslovenia y no portaban ningún tipo de documentación. Cuatro de ellos iban sentados en el asiento trasero y los otros tres agazapados en el maletero. Una de las puertas laterales traseras estaba «manchada de vómito de arriba a abajo» desde el interior. Tres de los pasajeros solicitaron asilo en la frontera y por tanto entraron en el país a la espera de que se tramite y resuelva su solicitud. Los restantes cuatro no estaban interesados en solicitar asilo y se les negó la entrada, de manera que fueron devueltos a Austria. El conductor ha sido detenido en el centro penitenciario de Munich-Stadelheim, acusado de tráfico de personas y conducción sin permiso.
Este ha sido uno de los casos detectados por los nuevos controles fronterizos establecidos unilateralmente por Alemania y que ha causado gran incomodidad a los países vecinos. Una semana después de su entrada en vigor, están disponibles las primeras cifras que permiten hacer balance. Y no es muy alentador. A pesar de la gran intervención policial, el efecto esperado apenas se materializa.
En el control de Bad Bentheim, en la frontera con los Países Bajos, se habían controlado de lunes a jueves «2.014 personas, 544 vehículos y 14 trenes», con el resultado de «3 rechazos y 3 ejecuciones de órdenes de aprehensión», informa la Policía. Para lograr ese resultado, sólo ese día se desplegaron 131 agentes en ese puesto fronterizo. En total han sido interceptados 182 intentos de entrada no autorizada a lo largo de toda la frontera occidental, es decir, la frontera con los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Francia. Aproximadamente un centenar fueron inmediatamente impedidos por rechazo.
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Rosalía Sánchez | Corresponsal en Berlín
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Estos controles son «principalmente simbólicos», en opinión el investigador holandés sobre migración Hein de Haas, especialmente cuando se trata de registros aleatorios. Asegura que las investigaciones han demostrado que este tipo de restricciones alteran la «circularidad» y causan un «asentamiento permanente, lo que a su vez les lleva a traer a sus familiares». Paradójicamente, explica en declaraciones a ‘Tagesspiegel’, «el número de inmigrantes en Alemania podría aumentar en lugar de disminuir debido a controles fronterizos» porque «mientras persistan las causas de la migración, en particular la necesidad de mano de obra en los países de destino y también la violencia en los países de origen, muchas personas huyen, pero regresan a su país de origen después de unos años. Sin embargo tienden a quedarse si tienen miedo de que no se les permita regresar».
Según sus propios datos, afirma que sólo alrededor del 10% de las personas que abandonan África viajan sin los documentos necesarios. «La mayoría cruza las fronteras legalmente. Luego sus visas expiran y se quedan ilegalmente». Sugiere que, si realmente se quiere actuar contra la inmigración ilegal, «habría que revisar sistemáticamente las obras, las granjas, los restaurantes y también los hogares privados».
Sin recursos
El presidente de la Oficina Federal de Investigación Criminal, Holger Münch, considera en cambio que los controles fronterizos sí tienen sentido porque ha aumentado el «número de hallazgos», pero reconoce que no hay personal suficiente ni presupuesto a disposición de la Policía para mantener estos controles en el tiempo. Además, en muchos casos sólo sirven para introducir a personas que no reúnen los requisitos para que les sea concedido el estatus de asilo pero a las que después no es posible deportar. Unos 35.000 extranjeros judicialmente deportados permanecen en Alemania sin que sea posible su devolución a los países de origen.
Estos controles son «principalmente simbólicos», en opinión el investigador holandés sobre migración Hein de Haas
Sólo en el primer semestre del año se produjeron 4.321 nuevas expulsiones, de las que apenas 200 han sido hechas efectivas. La mayoría procedía de Albania, Georgia, Turquía, Moldavia y Argelia. En 2023, se produjeron en conjunto 8.019 expulsiones y, entre 2020 y 2022, la cifra osciló entre 7.081 y 8.257 expulsiones por año.
Cada caso es estudiado individualmente y en la decisión influye, entre otras cosas, cuánto tiempo ha vivido el interesado en Alemania y si tiene familiares alemanes. Las personas que por el momento no pueden ser deportadas por motivos prácticos o legales reciben una «estancia tolerada». Según el gobierno alemán, hasta el 30 de junio casi 330.000 personas con orden de expulsión estaban inscritas en el registro central de extranjeros como „permanentes tolerados«, pero sólo unos 35.000, se seguían en Alemania porque a menudo abandonan por su cuenta en país.
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