Mucho hablar de inmigración, pero poco de África

La Vanguardia, Rosa Cañadas. Presidenta de la Fundació Tanja y Trea Capital Partners, 23-09-2024

África es un continente con enormes oportunidades que a menudo se pasan por alto cuando se le relaciona exclusivamente con temas como la inmigración. Aunque enfrenta desafíos significativos, África también es una de las regiones con mayor potencial de crecimiento y desarrollo en el mundo. Si centramos más la conversación en África y no solo en el impacto migratorio en Europa, podríamos avanzar hacia soluciones más sostenibles que beneficien tanto a los migrantes como a las sociedades de origen y destino.

La inmigración se ha convertido en el principal problema para los españoles, según el CIS
Esta inquietud, escala en tres meses del noveno puesto en la lista de preocupaciones ciudadanas al primero, superando al paro, la economía y la discusión política, sin embargo, este enfoque unidimensional oculta una realidad preocupante:

Europa enfrentará una situación demográfica complicada, con una población estimada en alrededor de 700 millones de habitantes en 2050, una población envejecida. Este escenario plantea un desafío importante para los países europeos, que deberán enfrentarse a un déficit de mano de obra en sectores clave.

La agricultura, construcción, cuidado de la salud y servicios ya están sufriendo una escasez de trabajadores. Esta tendencia se acentuará en las próximas décadas si no se encuentran soluciones efectivas.

En este contexto, África podría desempeñar un papel clave, ya que para 2050, con 2500 millones de habitantes, tendrá la mayor población en edad laboral del mundo. Sin embargo, este recurso solo será verdaderamente valioso si se invierte ya en la formación y la educación de los jóvenes africanos.

Europa tiene que abordar su desafío demográfico mediante una combinación de políticas, incluida la inmigración controlada.

África se proyecta como una de las regiones de más rápido crecimiento del mundo
Aunque la inmigración africana hacia Europa es un tema relevante, África no debe ser vista únicamente a través de esa lente. El Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA), por ejemplo, es un avance clave hacia la integración económica regional, que puede reducir la necesidad de migrar al generar empleos y fortalecer las economías locales.

A nivel macroeconómico, África se proyecta como una de las regiones de más rápido crecimiento del mundo. En 2024, se espera que el continente crezca un 3.8%, impulsado por sectores clave como la tecnología, los servicios y la agricultura. Países como Senegal, Ruanda y Uganda están liderando este crecimiento, con tasas superiores al 6%. Además, la diversificación económica es evidente, ya que África está avanzando hacia sectores más productivos como la tecnología y los servicios, lo que ayudará a absorber la creciente fuerza laboral juvenil.

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La ciudad de Nairobi, en Kenia, destaca como una vibrante metrópolis y una capital estratégica en África Carlos Expósito / EFE
En cuanto a los recursos naturales, África posee vastas reservas de minerales esenciales para la transición energética global, como el litio y el cobalto, además de un enorme potencial en energías renovables, especialmente en solar y eólica. La explotación de estos recursos puede posicionar al continente como un jugador clave en la lucha contra el cambio climático y la transición energética mundial.

El sector agrícola también es crucial. África tiene más del 60% de las tierras cultivables no explotadas del mundo, lo que representa una gran oportunidad para mejorar la seguridad alimentaria global y aumentar los ingresos a través de la exportación de productos agrícolas.

Un nuevo desafío para España
No obstante, la presencia de España en África en términos de inversiones sigue siendo muy limitada en comparación con otros países como China, EE. UU., Francia, Alemania, que dominan en sectores estratégicos como infraestructura y energía.

Aunque España ha comenzado a aumentar su enfoque en el continente, especialmente en el norte de África (Marruecos, Argelia y Egipto), el desafío para España ahora es superar estas barreras de desconocimiento y percepciones negativas para posicionarse en el resto del continente. Debemos enfocarnos en mercados con gran potencial de crecimiento y oportunidades de negocio y sin duda África lo es.

Existe en las empresas españolas una aprehensión al riesgo con las empresas africanas que no se experimentó con las empresas iberoamericanas cuando España comenzó a invertir en América Latina a mediados de los años noventa.

Como siempre digo, ¡África no es solo una oportunidad, es una necesidad!

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