Macron y Barnier inclinan su Gobierno a la derecha para evitar la censura de Le Pen

Entre los ministros del nuevo Ejecutivo francés abundan las caras poco conocidas salvo casos puntuales como el de la polémica Rachida Dati

Diario Vasco, Enric Bonet París, 23-09-2024

Nada que ver con «la gran coalición» entre derecha, centro y centro-izquierda reivindicada en agosto. Después de dos semanas de tensas negociaciones, el Elíseo anunció este sábado por la tarde los nombres de los ministros del primer Gobierno del binomio Emmanuel Macron (presidente) y Michel Barnier, designado como primer ministro el 5 de septiembre tras dos meses de interinidad gubernamental. En medio de la crisis política que atraviesa Francia, marcada por la victoria por la mínima de la coalición unitaria de la izquierda en las elecciones anticipadas del 7 de julio, el nuevo Ejecutivo sorprende por dos motivos: su carácter continuista y por representar un enésimo giro a la derecha por parte de Macron.

Lejos de esa imagen de «un Obama a la francesa» con la que irrumpió en 2017, el presidente ha nombrado a un Gobierno de corte conservador. Llevará sus riendas un veterano dirigente de la derecha tradicional de Los Republicanos como Barnier, de 73 años. ¿Es una decisión lógica teniendo en cuenta la derechización de la política y la sociedad galas y que el Ejecutivo necesita que la ultraderecha de Marine Le Pen no se alíe con el Nuevo Frente Popular (la coalición de izquierdas) para censurarlo? ¿O bien una temeridad al ignorar a los millones de votantes de esa alianza progresista y quizás decepcionar a los sectores más moderados del centro? El tiempo lo dirá.

No es la primera vez que Macron apuesta por un gabinete anclado a la derecha. Ya sucedió en enero cuando impulsó una amplia remodelación gubernamental marcada por la incorporación de varias ministras de la época de Nicolas Sarkozy (2007-12), como Rachida Dati (Cultura) y Catherine Vautrin (entonces Sanidad y ahora Territorios). Las dos continúan en el Ejecutivo. La diferencia esta vez consiste en que los representantes conservadores no llegan al Gobierno como «fichajes» tras haber traicionado a Los Republicanos, sino que lo hacen en el marco de una coalición formal entre los partidos afines al presidente (Renaissance, MoDem y Horizons) y la derecha republicana.

Duración incierta
Estos cuatro partidos apenas suman 212 diputados (de un total de 577), lo que alimenta la incertidumbre del tiempo de vida del gabinete de Barnier. Ante una Asamblea Nacional muy fragmentada, dependerá de los humores de Agrupación Nacional (extrema derecha). Ese condicionante ha contribuido a su derechización, aunque continúa siendo un Ejecutivo esencialmente macronista. «No tiene ninguna legitimidad», ha advertido el conservador Henri Guaino, exconsejero especial de Sarkozy, sobre la controvertida apuesta de Macron de mantener las riendas gubernamentales pese a la derrota de su partido en las legislativas.

Una nueva manifestación contra Macron y Barnier ha recorrido este sábado París.
Una nueva manifestación contra Macron y Barnier ha recorrido este sábado París. Dimitar Dilkoff/AFP
El peso de Los Republicanos resulta finalmente inferior a lo que se presuponía en un inicio. Solo cuatro de los 19 principales ministerios recaen en esta formación post-gaullista. Una docena de ellos será para dirigentes de los partidos afines al presidente, con una sobrerrepresentación del ala derecha del macronismo. Didier Migaud, de 72 años, quien lideró entre 2010 y 2020 el equivalente galo del Tribunal de Cuentas y hasta ahora llevaba las riendas del organismo encargado de la transparencia, tendrá el honor de encarnar al único representante de centro-izquierda. Este alto funcionario cercano al expresidente socialista François Hollande ejercerá como ministro de Justicia.

Pese a la presencia limitada de la derecha republicana, los perfiles de los ministros conservadores escogidos por Macron y Barnier han generado polémica. No solo han suscitado críticas por parte de la oposición de izquierdas algo previsible, sino también entre los diputados afines al presidente. Uno de ellos anunció el viernes que abandonaba Renaissance en la Asamblea Nacional y pasaba al grupo mixto.

Perfiles controvertidos
Uno de los nombres más controvertidos es el del flamante ministro del Interior, Bruno Retailleau. El hasta ahora presidente del grupo de la derecha republicana en el Senado forma parte de los sectores más duros del conservadurismo. En los últimos años hizo propuestas en materia de inmigración parecidas a las de la extrema derecha, además de oponerse a la legalización del matrimonio homosexual en 2013. Recientemente votó en contra de la prohibición de las terapias de conversión de personas homosexuales y de la inclusión del derecho al aborto en la Constitución.

«Me recuerda (el nuevo Gobierno) al equipo B que el PSG alinea durante los partidos en invierno cuando sus estrellas se han lesionado»
Mathieu Croissandeau

Analista

«Podemos trabajar con gente de derechas, pero con Retailleau, que habla de ‘franceses de papel’, no nos lo podemos permitir», aseguró el diputado centrista Ludovic Mendes. A pesar del malestar en el ala izquierda del macronismo, los partidos afines al presidente han conservado numerosas carteras relevantes. Así sucede con Defensa (Sébastien Lecornu), Economía (Antoine Armand), Relaciones Exteriores (Jean-Noel Barrot), Trabajo (Astrid Panosyan), Educación (Anne Genetet)… En total, el nuevo gabinete cuenta con 19 ministros.

Muchos de ellos comparten un mismo rasgo: son poco conocidos. «Me recuerda al equipo B que el PSG alinea durante los partidos en invierno cuando sus estrellas se han lesionado», ironizó el analista Mathieu Croissandeau en declaraciones a BFM TV. Debido a la fragmentación parlamentaria y el espectro de la inestabilidad gubernamental, muchos primeros espadas de la política gala han preferido no subirse al barco de Barnier. Al exnegociador europeo del Brexit no le espera un arranque nada fácil.

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