Senegal-Málaga: cuatro años a pie y un viaje en cayuco
Diario Sur, 25-08-2006SU llegada a España no ha estado precedida de un camino de rosas. Papa Mamovtew, uno de los 50 inmigrantes subsaharianos que llegan cada día a Málaga procedentes de Canarias, afirma que los cerca de 3.000 kilómetros que separan su país de la capital de la Costa del Sol han estado llenos de calamidades. Este senegalés abandonó Casamance, su ciudad natal, en 2002 después de perder a toda su familia en la guerra. Su único deseo era encontrar un lugar «donde se respeten los derechos humanos». Por eso, a su llegada a España, lo primero que ha hecho es pedir asilo político.
El traslado de Papa a la capital se enmarca dentro del programa de ayuda humanitaria que distintas organizaciones acuerdan con el Gobierno para el traslado de inmigrantes subsaharianos a la Península. Gracias a este compromiso las instituciones acogen a los sin papeles durante dos semanas para facilitarles el contacto con los suyos. Cruz Roja se hizo cargo de Papa al llegar a Málaga hace 15 días, pero como no tenía familia pidió asilo y en la actualidad reside en un edificio de la Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Abandonó su país hace cuatro años. «Me quedé sin familia. Un día, al volver a casa, la guerrilla que había asesinado a mis padres, años atrás se llevó a mi mujer e hijos», relata en francés. Hasta su llegada a España ha atravesado cinco países y dos desiertos. La mayor parte del viaje la ha realizado a pie, sin más compañía que una mochila. «He estado dos meses andando sin parar un solo día». En este tiempo ha pasado por Guinea – Bissau, Gambia, Mauritania, Sahara y Marruecos. «Siempre por montañas y desiertos para evitar las fronteras». Así hasta llegar al país vecino, donde encontró a muchas personas que le dieron la oportunidad de viajar hacia las islas en patera. «Nos costó mucho dinero, pero todos queríamos salir de allí», dice.
«Pensaba que ya había pasado lo más duro del camino, pero cuando me monté en un cayuco para llegar a Canarias comprendí que lo peor estaba por llegar». En esta última etapa recuerda que perdieron la dirección y se vieron a la deriva. «No podíamos dormir porque había que estar constantemente sacando el agua que entraba en la embarcación», confiesa.
Agua mezclada
Pasaron ocho días perdidos sin agua dulce. Llevaban 20 litros para 83 personas y una supuesta travesía de tres días, así que cuando perdieron el rumbo, el patrón mezclaba el agua dulce con la del mar. «Cada mañana nos mojaba los labios para que al menos sintiéramos el líquido en la boca». Fue lo único que probaron los últimos días de viaje. «Cuando tocamos tierra entendimos que era un milagro, ya que durante el viaje sólo vimos la muerte por todos lados».
Por fin pisaron tierra firme en Tenerife, donde fueron detenidos por la Guardia Civil. A todos se les vino «el mundo encima» porque pensaban que iban a ser deportados, pero, sin embargo, fueron trasladados a diferentes puntos de la Península. Este senegalés narra que pasó tres días detenido en las dependencias del Cuerpo armado, después estuvo 15 días en el Centro de Internamiento para Inmigrantes y más tarde lo trasladaron en avión a Málaga. Sobre su futuro sólo dice: «Deseo vivir con tranquilidad». Papa Mamovtew buscaba un país donde se respeten los derechos humanos. Dejó su ciudad natal para encontrar asilo y terminó hacinado destino a Canarias. Es uno de los 50 inmigrantes que cada día llegan a la capital en avión MÁS INFORMACIÓN I Canarias pide «responsabilidades» y «no solidaridad» respecto a la inmigración páginas 20 y 21
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