Ha sido rapidísimo. Han pasado tan solo dos meses desde que Vox lanzó su ofensiva contra el PP y rompió los gobiernos regionales por los acuerdos del reparto de menores inmigrantes. Entonces la de Vox sonaba a estrategia loca. ¿Qué digo? Fuera vergüenza y dentro ejercicio de reconocimiento del fracaso de mi análisis político: parecía, me parecía, un suicidio. En tiempos de política urgente, operar con una estrategia a medio plazo sonaba a salto sin paracaídas desde el precipicio de lo futurible. ¿Cuánto tiempo necesitaba España para entrar en las mismas dinámicas del debate político sobre la inmigración de Francia o Italia? Años. Nada ni nadie podía garantizar que pasara. Si aquí siempre vamos por detrás de Europa y a veces ni vamos. Pero… ya estamos ahí.

Dice el CIS –y ¿por qué no lo íbamos a creer?– que la principal preocupación de los españoles es la inmigración. Ni el acceso a la vivienda, ni la masificación del turismo, ni los problemas políticos –que la inmigración lo es–. Lo que más nos preocupa ahora, dice el CIS, es la inmigración. Pero si aquel pasado lejano de julio, que ya era verano, este mismo verano, la cuestión no estaba ni el ‘top tres’… Sólo me queda rectificar y decir que Vox lo vio venir. Confirmar que ya estamos donde Vox ¿quería?, donde Vox ¿más gana?

Decir que quien más recauda con la inmigración ilegal son las mafias que organizan las rutas, peligrosas, a veces mortales, es un comodín discursivo. También lo hace, a veces, el inmigrante. El que sobrevive a la travesía, consigue un trabajillo, se asienta y manda dinero a casa. Pero eso es que quedarse en lo monetario. Con la inmigración hay otros triunfadores colaterales. Los de teníamos razón cuando os advertimos. Ahí está Vox.

Ahí estarán. Crecidos, sacando pecho, recogiendo lo sembrado, mirando al PP por encima del hombro. Con el CIS aún calentito igual sueñan con un ‘sorpasso’. Vale, me estoy pasando. ¿O no? Ya he confesado que me equivoqué en el análisis de julio. Por eso ahora dudo de todo. Hasta de para quien trabaja el CIS. ¿Para Vox? Calla, fuera.

Mi objetivo ha de ser analizar mejor la situación. Vuelvo a la frase del CIS: «La principal preocupación de los españoles es la inmigración». Podría ser una afirmación estupenda para los inmigrantes. Cuando alguien se preocupa por otro lo atiende mejor, lo ayuda, le echa una mano. Pero aquí la clave no es qué preocupa sino quién se preocupa –que para eso vota–. El sujeto son los españoles y residentes en España. La gente se preocupa, el Gobierno se ocupa. También por lo de los votos.

No haré predicciones, ya han visto cómo me va. Así que me quito de la cabeza que este es el caldo ideal… para Sánchez. Convoca elecciones y vuelve a agitar el comodín del miedo a Vox. Pero eso supondría que el CIS le está haciendo el trabajo. Miren, algo que no cambia.