Tiene toda la razón el presidente de Canarias cuando dice que la inmigración es un problema de todos. La proximidad de las islas a la costa africana no puede, en ningún caso, significar que todos los inmigrantes que lleguen a sus costas se tengan que quedar allí. Pero lo que resulta intolerable, y es por lo que algunas comunidades –como la Valenciana– han alzado su protesta, es que la única solución que se le ocurra al Gobierno de Rodríguez Zapatero consista en distribuir por las regiones, preferentemente las del PP, el contingente de extranjeros.