Alberto Núñez Feijóo conoció este jueves de primera mano los detalles de la política migratoria del Gobierno italiano, que ha reducido en lo que va de año las llegadas a través del Mediterráneo central un 65% respecto al mismo período de 2023. Lo hizo al ser recibido en Roma por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien estaba acompañada por el número dos del Ejecutivo y titular de la cartera de Exteriores, Antonio Tajani, compañero de Feijóo en las filas del PP Europeo. «La política migratoria en Italia funciona y en mi país, no», resumió el jefe de la oposición una cita con la que buscó abrir brecha con respecto a la gestión de Pedro Sánchez en este ámbito y de influencia política con respecto a Vox.

«Soy claramente contrario a la inmigración irregular y muy respetuoso con aquellas personas que llegan con un contrato de trabajo regular y respetan las leyes», aseguró el presidente del PP en la rueda de prensa posterior con Tajani, ante quien alabó la «eficaz» política migratoria italiana. «En el último año en Italia ha disminuido el número de migrantes irregulares en un 60% y en mi país ha aumentado un 60%», remarcó Feijóo, para quien es necesario ser «contundentes» con las «mafias» que «hacen negocio» con quienes tratan de llegar a Europa. El partido que lidera el jefe de la oposición lleva tiempo alabando en público y en privado las recetas aplicadas por la dirigente italiana en este campo y esta reunión consuma el acercamiento entre ambas partes.

La fórmula junto a Bruselas
Lo cierto es que la reducción en los desembarcos no hubiera sido posible sin la acción de la Unión Europea, que está propiciando que Meloni cumpla con su promesa de frenar la inmigración ilegal. Aunque durante su primer ejercicio completo de mandato (2023) las llegadas se dispararon, al alcanzar los 157.652 frente a los 105.131 de 2022, en 2024 la situación ha cambiado.

Gracias a los acuerdos alcanzados por Bruselas e Italia con Libia, Túnez y Egipto, que han recibido ingentes cantidades de dinero y de material a cambio de reforzar el control de sus fronteras, los desembarcos en las costas italianas se han desplomado en los últimos meses. En lo que llevamos de 2024 han sido 44.900 frente a las 130.449 del mismo período de 2023.

Esa reducción, superior al 65%, ha permitido a Meloni presumir de buenas cifras mientras se ganaba el reconocimiento internacional. El último en querer conocer de primera mano los detalles de su política migratoria ha sido Feijóo, que fue recibido por la primera ministra italiana tres días después de que ésta se viera con el nuevo primer ministro británico, Keir Starmer.

El dirigente laborista se mostró muy interesado por el acuerdo firmado por Meloni con su homólogo albanés, Edi Rama, para abrir en el país balcánico dos campamentos de internamiento para los inmigrantes que pretenden desembarcar en Italia tras cruzar el Mediterráneo central. Feijóo no quiso pronunciarse sobre el controvertido acuerdo entre Roma y Tirana.

El viaje de Feijóo, más allá de afianzar su perfil internacional como eventual futuro jefe de Gobierno, sirve a los populares para reforzar su discurso crítico contra la «inacción» de la Moncloa y, además, mandar un mensaje directo a Vox, quien hasta el momento había resultado ser el mayor aliado de Meloni en España. El cambio de socios de los de Santiago Abascal en Bruselas –que se han marchado al grupo del húngaro Viktor Orbán– parece haber alejado las posiciones entre quienes se declaraban amigos.