La normalización de la violencia política

EE.UU. observa como cada vez hay más ciudadanos que apoyan recurrir a las armas para “encarrilar el país”

La Vanguardia, Francesc Peirón, 17-09-2024

Antes y después del supuesto nuevo intento de asesinar al candidato republicano, el segundo en dos meses, los propios interesados propagaron este domingo ejemplos de esa retórica que normaliza la violencia política en Estados Unidos.

El mismo Donald Trump dejó un recado previo a su visita al campo de golf del que después lo evacuaron, si bien aseguran que quiso acabar el agujero en el que estaba tras producirse la acción del servicio secreto.

“Odio a Taylor Swift”, mensaje escrito íntegramente en letras mayúsculas contra esa artista que se ha atrevido a apoyar a su rival Kamala Harris en la urnas el próximo noviembre. Ese es un aviso para que, por cachas que sea su novio, la reina del pop contrate más guardaespaldas. El riesgo es real.

Y luego, de inmediato, el expresidente envió emails sobre su buen estado –“nunca me rendiré”– para sacar provecho recaudatorio para su campaña. No fue más que el inicio de una tormenta de correos para colectar fondo, en franco déficit frente a la aspirante demócrata. La jornada la definió como “ciertamente un día interesante”.

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El remate lo puso Elon Musk, su cancerbero de palo y tentetieso. Lanzó un post en X, la plataforma que, bajo su propiedad, permite a los ultras y conspirativos disfrutar a rienda suelta. Musk planteó por qué la gente quiere matar a Trump “y nadie quiere asesinar a Biden/Harris”. Más tarde borró ese comentario, pero la incitación ya había corrido. Este lunes sostuvo que ese post era solo una broma.

Entre medio, la vicepresidenta Kamala Harris emitió un comunicado, en el que se hizo eco de otro del presidente Joe Bidenn, en el que se alegró de que Trump estuviera sano y salvo. Y añadió: “La violencia no tiene cabida en Estados Unidos”.

Vehículos de seguridad en el exterior del Trump International Golf Club en West Palm Beach, Florida
Vehículos de seguridad en el exterior del Trump International Golf Club en West Palm Beach, FloridaREUTERS/Marco Bello
Si se hace una comprobación de hechos, queda claro que esa afirmación no es cierta o contiene un exceso de optimismo en esta sociedad armada hasta los dientes. Hay tantas armas o más que ciudadanos. Según el censo del 2022, hay 333 millones de residentes en EE.UU., lo que da a entender que existe un ejército en cada ciudad.

La violencia política no es una quimera. El asalto al Capitolio, en el intento de golpe de Estado del 6 de enero del 2021 inspirado por Trump para perpetuarse en el poder, es un recordatorio de esta época de división y de confrontación.

El expresidente, en lugar de sentir culpa o vergüenza por ese ataque a la ciudadela de la democracia, se ha dedicado a exaltar a los agresores, calificándolos de patriotas o de presos políticos. Así que no es de extrañar que el apoyo a ese asalto haya crecido del 21% al 30% entre los republicanos en los más de tres años que han transcurrido, mientas que su desaprobación ha caído casi 20 puntos.

Si el fallido asesinato que sufrió Trump en julio ya supuso un refuerzo de las medidas de seguridad, el nuevo intento no hará más que reforzar esas protecciones y la sensación de que en cualquier momento puede pasar algo. El republicano ha vuelto a hacer mítines en el exterior como el de Butler donde el pasado 13 de julio una bala le rozó la oreja derecha, pero detrás de una pantalla blindada transparente.Tanto demócratas como republicanos coincidían ya antes de este domingo que durante la campaña habría violencia política.

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El sheriff Ric L. Bradshaw muestra una imagen de un rifle estilo AK con mira telescópica y bolsas encontradas por el Servicio Secreto en el Trump International Golf Club en West Palm BeachCRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH / EFE
Trump asegura que es la Casa Blanca la que incita los ataque contra él por describirlo como un peligro contra la democracia y no deja de avisar que, de no ganar, no aceptará los resultados. Tampoco frena en su arrebato de alentar el odio contra los inmigrantes, de calificar a Biden y Harris de corruptos, marxistas y fascistas o de prometer que meterá en la cárcel a todos lo que se le oponen.

Las encuestas muestran en los últimos años un acentuado aumento en la proporción de estadounidenses que creen que la violencia es un método válido para lograr objetivos políticos. Si en 1990 uno de cada diez veía que la violencia estaba justificada, ahora lo piensa uno de cada tres. Una encuesta reciente de la cadena PBS indicó que el 28% de los republicanos y el 12% de los demócratas expresaron que se debía recurrir a la violencia para encarrilar el país. Esto es un aviso para navegantes.

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