El Canal de la Mancha se ha cobrado ocho nuevas víctimas mortales al intentar llegar a las costas británicas. El trágico incidente, cuando se hundió un bote con 50 personas a bordo, se produjo en la madrugada del domingo al norte de Boulogne-sur-mer, la localidad francesa donde
el pasado 3 de septiembre murieron 12 inmigrantes , entre ellos seis niños, la mayoría de nacionalidad eritrea.

Según el prefecto regional Jacques Billant, la policía francesa detectó una intensa actividad entre viernes y sábado, cuando 200 inmigrantes fueron rescatados en frustrados intentos de atravesar el canal aprovechando el buen estado del mar.
El secretario de Exteriores, David Lammy, calificó como “terribles” las noticias sobre las nuevas víctimas mortales intentando cruzar el Canal de la Mancha. “Mucha gente no es capaz de hacer la travesía en ese tipo de botes que se utilizan”, declaró Lammy, que prometió una acción coordinada “con los socios europeos para desmantelar las bandas criminales y parar los botes”.

Los guardacostas franceses no pudieron ofrecer asistencia en el mar al bote que zozobró a la una de la madrugada del domingo y en el que murieron al menos ocho inmigrantes , cuyos cuerpos fueron rescatados en la orilla. Otros 53 supervivientes recibieron asistencia médica de emergencia en la playa de Ambleteuse.
“Estas muertes eran evitables”, declaró por su parte Enver Solomon, al frente de la ONG Refugee Council. “No basta con medidas de seguridad, lo que hace falta es una nueva estrategia que incluya la creación de rutas seguras para inmigrantes que solicitan asilo en el Reino Unido”.

En apenas 24 horas se registraron hasta 18 intentos, dos de ellos con botes inflables con más de 50 personas a bordo que zozobraron al poco de abandonar la costa y fueron rescatados los guardacostas franceses.
Más de 21.000 inmigrantes han logrado llegar a las costas británicas este año, el de mayor mortalidad desde el 2021, con 45 víctimas hasta la fecha. El récord de travesías se registró en el 2022 con 45.755.

El premier Keir Starmer decidió suspender este verano el controvertido plan Ruanda del anterior Gobierno conservador para deportar inmigrantes al país africano. Starmer ha prometido la creación de una Fuerza de Control de las Fronteras, una mayor cooperación con las autoridades francesas y europeas en materia de inmigración y la equiparación de la actividad de las bandas de tráfico humano con delitos de terrorismo.